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Eleone se despertó en
su cama junto a Claudia y se sorprendió al verse de nuevo en su habitación.
Intentó recordar lo ocurrido sin éxito y terminó por decidir despertar a su
hermana.
-Claudia. Claudia.
-¿Mmm?
-Claudia.
-Eleone… ¿qué pasa?
¡Eleone!
Claudia en seguida se
dio cuenta de que su hermana se había despertado y se lanzó a abrazarla.
-¡Estás despierta!
-Eso creo…
La hermana mayor
sonrió ante aquella “bienvenida” por parte de su hermana.
-Sabía que lo harías.
-¿Qué ha pasado,
Claudia?
-¿No recuerdas nada?
-¿No recuerdas nada?
-Yo… no mucho. Estábamos
Zero y yo en aquella torre destruyendo Sincorazón y entonces… estoy aquí. Todo está muy borroso.
-No sé muy bien qué
ha pasado, pero esta mañana te trajo Alexander. Así que supongo que los demás
habrán vuelto contigo.
-Entiendo…
-¿No recuerdas
entonces que pasó?
-No.
-Pues se lo
preguntaremos a los demás.
Claudia se levantó de
un salto de la cama como si no hubiera dormido e invitó a su hermana, de
agilidad más limitada, a que la siguiera.
-¡Vamos, busquémosles!
Claudia salió
corriendo por los pasillos pero en seguida dio un derrape quedando en una
postura bastante vergonzosa.
-¡Espera! ¡Jaleel!
-¿Jaleel? ¿Qué pasa
con Jaleel?
-¡Tienes que ir a
verle a él primero!
-Espera, Claudia.
-¿Qué…? Tienes que
verle, es importante.
-Yo…
Eleone miró hacia el otro lado del pasillo donde estaba la habitación de su enfermo padre.
-Eleone, padre sigue
igual, pero Jaleel…
-¿Qué le ha pasado?
-Te lo contaré cuando
lleguemos.
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El resto se
encontraba en frente de la cama de Jaleel donde yacía inmóvil.
-No me lo puedo creer…
le venció.
-Pero, ¿a qué precio?
-Si este es el precio
por destruir a uno de esos, cinco más de nosotros tendremos que sacrificarnos
para detenerles.
-Pero, ¿quién?
-¡Cualquiera!
-Vali…
-Preguntar es de
cobardes. No debemos preguntar quién, si no cuándo. Sólo con tener la
oportunidad como la tuvo Jaleel deberíamos aprovecharla. Somos Elegidos,
nuestro deber es proteger el Mundo, si ellos caen nuestra misión habrá
terminado.
-¿A costa de nuestras
vidas?
-¡Si no les vencemos
pereceremos igualmente!
Esas últimas palabras
de Vali calaron bastante hondo en todos, sin duda no tendrían otra salida. Según
se fueran mostrando el resto de Señores de la Oscuridad no les quedaría más
remedio que vencerles a cualquier precio. Si ellos caían, ya nada se interpondría
en la recuperación del Reino de la Luz. Entonces aparecieron las dos princesas.
-¡Princesa!
-Ey, estáis todos aquí.
Nos ahorráis un trabajo.
-Me alegro que hayáis
despertado, princesa.
-Gracias.
-¿Creéis que lo sabrá
el cachorrillo?
-¿Zero?
-¿Zero?
-Estuvo muy
preocupado y atento de ti cuando os quedastéis inconsciente, princesa. Se
aliviaría al saber que habéis despertado.
-¿Caí inconsciente?
-No se acuerda de nada...
-Blanck… no…
-Eres más fuerte de
lo que ella era, pero no tienes control de tus poderes.
-¿De qué hablas,
Blanck?
-Explícaselo.
-¡Ahora no!
-Claudia…
-Eleone, Jaleel
necesita tu ayuda.
-Claudia, ya te dije…
-¡No!
-…
-No… Sé que mi
hermana puede.
-Claudia…
-Por favor, Eleone,
inténtalo. Salva a Jaleel. Vuelve a traerlo a la luz.
-Claudia, yo… no sé cómo…
-¡Inténtalo!
-Está bien…
Todos quedaron
atentos ante los siguiente movimientos de la princesa Eleone, la cual se acercó
lentamente hasta Jaleel viéndolo en la cama totalmente inmóvil.
-¿Ellos le hicieron
esto?
-Pero se cobró la
vida de uno de ellos.
Eleone le miró
lastimosamente, ¿de verdad Jaleel se había sacrificado de esa manera? No quería
dudar de su sentimiento como Elegido, pero ella tenía ser la única que debería
sacrificarse, no ellos. Posó su mano en el pecho de Jaleel intentando sentir su
Corazón pero fue en vano. Algo hacía una poderosa interferencia. Agitó la
cabeza negándose a darse por vencida.
-Eleone…
-Hay… hay… algo… que…
no me deja… entrar…
Eleone fue dispersada
del lado de Jaleel un metro hacia atrás aunque no cayó de espaldas por los
pelos, Zero apareció de la nada sujetándola.
-¡Zero!
-Princesa, estáis
bien... No hagáis ninguna locura para volver a caer inconsciente.
-Tengo que hacer algo
por Jaleel.
-Lo sé, pero no así.
-¿Qué ha pasado,
Eleone?
-No lo sé. Hay algo
que me impide comunicarme con el Corazón de Jaleel. Si hubiera otra manera…
-Puede que la haya…
-¿Bastet?
-Bueno, pero yo no…
ahí se quedó nuestro entrenamiento.
-¿De qué hablas,
Bastet?
-Aquel día… en que
los Sincorazón aparecieron y el Maestro nos pidió que escapáramos. Él me estaba
enseñando lo último que tenía que saber para ser una Maestra, pero nunca terminó.
-¿Y qué es?
-No lo sé, no le dio
tiempo a decirme mucho. Solo sé que se llama “entrar al mundo de los sueños”.
-¿”El mundo de los
sueños”?
-Lo siento, no sé más.
-Vaya inutilidad…
-¡Cállate!
-¿O qué?
-¡O te callo yo!
-¡No, Keiro!
-Pero…
-Tiene razón, no vale
de nada.
-Eso no es cierto.
-¿Princesa?
-Quizá ella...
-¿Ella?
-Tengo que volver a
hablar con ella. Ahora vuelvo.
-¡¿A dónde vas,
Eleone?!
-¡Necesito ir sola!
-¿A dónde va?
-No lo sé.
-No lo sé.
La princesa salió
corriendo saliendo de la enfermería y se dirigió a la biblioteca donde fue directamente
a aquel extraño estante que guardaba el libro de Madine, volvió a cogerlo y
volvió a leer aquel conjuro en alto volviendo a aquella habitación blanca.
-Madine…
-La princesa Elegida.
-Madine, necesito tu
ayuda.
-¿Qué necesitas?
-Ayudar a mi amigo. Él ha caído en un sueño profuno y algo me impide contactar con él.
-Ayudar a mi amigo. Él ha caído en un sueño profuno y algo me impide contactar con él.
-La Oscuridad…
-¿La Oscuridad?
-La Oscuridad es una
poderosa interferencia para los poderes de la Luz. No podrás usar el conjuro
mientras la Oscuridad se interponga.
-Pero Jaleel. Él es
bueno. Además tú también caiste en la Oscuridad y pude hablar contigo.
-Ya os lo dije,
princesa Elegida. Sólo mi cuerpo y alma cayeron en la Oscuridad, mi Corazón
seguía en la Luz. Pero el Corazón de ese muchacho…
-Lo sé. ¿Y qué puedo
hacer? Bastet habló de algo llamado “El mundo de los sueños”. ¿Sabes qué es?
-Sí. Otro reino.
-¿Otro reino?
-No solo existen el
Reino de la Luz y de la Oscuridad, princesa Elegida. Hay otros muchos que
habitan entre medias de los dos o muy alejados de éstos. Sin embargo, el reino
de los sueños está en todas partes allá donde haya un Corazón.
-¿Un Corazón?
-El mundo de los
sueños está hecho de los sueños de todos los Corazones, puesto que los Corazones
son los encargados de soñar.
-Entonces, podría
usar ese reino como medio para entrar en el Corazón de Jaleel.
-En efecto.
-¡¿Cómo lo hago?!
-Es una técnica que
un Elegido solo puede aprender bajo un entrenamiento muy intenso.
-¡Haré lo que haga
falta!
-Está bien. Yo te
enseñaré el camino, pero deberás recorrerlo tú.
-Estoy preparada.
Tan pronto como
Eleone dijo aquello, se volvió a despertar aunque ya no estaba en aquella
habitación blanca, sino tirada en frente de la cama de su padre. Se levantó
confusa.
-Padre…
-Te enseñaré a entrar
en el mundo de los sueños a través de él.
-¿Madine? ¿Cómo es
posible?
-Yo también conozco
el conjuro, princesa Elegida. Y últimamente tengo las fuerzas al máximo.
Eleone sonrió con las ganas a tope.
-¿Qué hago?
-Invoca tu Llave espada.
-Invoca tu Llave espada.
Eleone alzó su brazo
y surgió su Llave espada de la nada.
-Apunta a tu
progenitor.
Eleone lo hizo sin titubear.
-Y ahora debes abrir
un portal al mundo de los sueños. Yo lo haré por ti esta vez, pero la próxima
vez deberás hacerlo tú. Como el Corazón de tu progenitor está en paz no habrá
problemas una vez entres en él, así que aprende a moverte en el mundo de los
sueños sin prisas.
-¿Es complicado?
-Bastante, es un mundo muy diferente al real. Lo entenderás cuando llegues. Agarra con fuerza la Llave espada, princesa Elegida.
-Bastante, es un mundo muy diferente al real. Lo entenderás cuando llegues. Agarra con fuerza la Llave espada, princesa Elegida.
Eleone pudo sentir
sus fuerzas de nuevo fusionarse con las del Dios León, como en aquella ocasión
cuando se enfrentó al Señor de la Oscuridad, y un rayo se dirigió directo hacia
el rey, aunque se detuvo a escasos centímetros de este formando un portal en
forma de Corazón por el que Eleone fue absorbida.
Cuando abrió los ojos
se encontraba flotando en el aire, le costó recuperar la vista pero cuando lo
hizo vio bajo de sí otra de aquellas plataformas como la que había visitado días
antes cuando apareció aquella extraña Luna en el cielo.
-Esto es… como mi
sueño… pero, estoy flotando…
Eleone intentó
incorporarse para poder controlar su movimiento y dirección, pero las leyes de
la gravedad de aquel Mundo eran diferentes.
-¡Madine, ¿qué hago?!
¡¿Madine?! ¡Madine!
Pero no hubo
respuesta.
-Quizá no pueda
llegar mi voz hasta ella desde aquí. Tendré que apañármelas como pueda.
Eleone volvió a
invocar su Llave espada dentro de aquel extraño Mundo y consiguió impulsarse a
base de hechizos hasta la plataforma, donde cayó botando varias veces sobre ésta
hasta que una poderosa gravedad la hizo caer de bruces definitivamente.
-¡Au! ¿Ahora sí hay
gravedad? Qué extraño Mundo.
Cuando Eleone volvió
a levantarse pudo ver que no se encontraba sola, sobre un trono con
decoraciones de plata y de oro se encontraba su padre sentado pero dormido.
-Padre.
Eleone corrió hasta él y le cogió de un brazo pero no reaccionó. No sólo su
cuerpo estaba enfermo, su Corazón también lo estaba.
-Padre. Padre.
-¡Déjale!
-¿Eh? ¡¿Quién ha
hablado?! ¡Muéstrate!
Eleone empezó a girar
su cuerpo y su vista mirando en todas direcciones en aquella pequeña
plataforma, no podía esconderse en muchos sitios, hasta que finalmente materializándose
desde el suelo una sielueta surgió y cuando terminó de mostrarse Eleone se quedó
de piedra.
-Tú…
-Tanto tiempo sin
vernos, hija.
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