lunes, 23 de julio de 2012

Capítulo 20: Lazos

Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:


______________________________________________________________________

Eleone se despertó en su cama junto a Claudia y se sorprendió al verse de nuevo en su habitación. Intentó recordar lo ocurrido sin éxito y terminó por decidir despertar a su hermana.

-Claudia. Claudia.
-¿Mmm?
-Claudia.
-Eleone… ¿qué pasa? ¡Eleone!

Claudia en seguida se dio cuenta de que su hermana se había despertado y se lanzó a abrazarla.

-¡Estás despierta!
-Eso creo… 

La hermana mayor sonrió ante aquella “bienvenida” por parte de su hermana.

-Sabía que lo harías.
-¿Qué ha pasado, Claudia?
-¿No recuerdas nada?
-Yo… no mucho. Estábamos Zero y yo en aquella torre destruyendo Sincorazón y entonces… estoy aquí. Todo está muy borroso.
-No sé muy bien qué ha pasado, pero esta mañana te trajo Alexander. Así que supongo que los demás habrán vuelto contigo.
-Entiendo…
-¿No recuerdas entonces que pasó?
-No.
-Pues se lo preguntaremos a los demás.

Claudia se levantó de un salto de la cama como si no hubiera dormido e invitó a su hermana, de agilidad más limitada, a que la siguiera.

-¡Vamos, busquémosles!

Claudia salió corriendo por los pasillos pero en seguida dio un derrape quedando en una postura bastante vergonzosa.

-¡Espera! ¡Jaleel!
-¿Jaleel? ¿Qué pasa con Jaleel?
-¡Tienes que ir a verle a él primero!
-Espera, Claudia.
-¿Qué…? Tienes que verle, es importante.
-Yo…

Eleone miró hacia el otro lado del pasillo donde estaba la habitación de su enfermo padre.

-Eleone, padre sigue igual, pero Jaleel…
-¿Qué le ha pasado?
-Te lo contaré cuando lleguemos.
______________________________________________________________________

El resto se encontraba en frente de la cama de Jaleel donde yacía inmóvil.

-No me lo puedo creer… le venció.
-Pero, ¿a qué precio?
-Si este es el precio por destruir a uno de esos, cinco más de nosotros tendremos que sacrificarnos para detenerles.
-Pero, ¿quién?
-¡Cualquiera!
-Vali…
-Preguntar es de cobardes. No debemos preguntar quién, si no cuándo. Sólo con tener la oportunidad como la tuvo Jaleel deberíamos aprovecharla. Somos Elegidos, nuestro deber es proteger el Mundo, si ellos caen nuestra misión habrá terminado.
-¿A costa de nuestras vidas?
-¡Si no les vencemos pereceremos igualmente!

Esas últimas palabras de Vali calaron bastante hondo en todos, sin duda no tendrían otra salida. Según se fueran mostrando el resto de Señores de la Oscuridad no les quedaría más remedio que vencerles a cualquier precio. Si ellos caían, ya nada se interpondría en la recuperación del Reino de la Luz. Entonces aparecieron las dos princesas.

-¡Princesa!
-Ey, estáis todos aquí. Nos ahorráis un trabajo.
-Me alegro que hayáis despertado, princesa.
-Gracias.
-¿Creéis que lo sabrá el cachorrillo?
-¿Zero?
-Estuvo muy preocupado y atento de ti cuando os quedastéis inconsciente, princesa. Se aliviaría al saber que habéis despertado.
-¿Caí inconsciente?
-No se acuerda de nada...
-Blanck… no…
-Eres más fuerte de lo que ella era, pero no tienes control de tus poderes.
-¿De qué hablas, Blanck?
-Explícaselo.
-¡Ahora no!
-Claudia…
-Eleone, Jaleel necesita tu ayuda.
-Claudia, ya te dije…
-¡No!
-
-No… Sé que mi hermana puede.
-Claudia…
-Por favor, Eleone, inténtalo. Salva a Jaleel. Vuelve a traerlo a la luz.
-Claudia, yo… no sé cómo…
-¡Inténtalo!
-Está bien…

Todos quedaron atentos ante los siguiente movimientos de la princesa Eleone, la cual se acercó lentamente hasta Jaleel viéndolo en la cama totalmente inmóvil.

-¿Ellos le hicieron esto?
-Pero se cobró la vida de uno de ellos.

Eleone le miró lastimosamente, ¿de verdad Jaleel se había sacrificado de esa manera? No quería dudar de su sentimiento como Elegido, pero ella tenía ser la única que debería sacrificarse, no ellos. Posó su mano en el pecho de Jaleel intentando sentir su Corazón pero fue en vano. Algo hacía una poderosa interferencia. Agitó la cabeza negándose a darse por vencida.

-Eleone…
-Hay… hay… algo… que… no me deja… entrar…

Eleone fue dispersada del lado de Jaleel un metro hacia atrás aunque no cayó de espaldas por los pelos, Zero apareció de la nada sujetándola.

-¡Zero!
-Princesa, estáis bien... No hagáis ninguna locura para volver a caer inconsciente.
-Tengo que hacer algo por Jaleel.
-Lo sé, pero no así.
-¿Qué ha pasado, Eleone?
-No lo sé. Hay algo que me impide comunicarme con el Corazón de Jaleel. Si hubiera otra manera…
-Puede que la haya…
-¿Bastet?
-Bueno, pero yo no… ahí se quedó nuestro entrenamiento.
-¿De qué hablas, Bastet?
-Aquel día… en que los Sincorazón aparecieron y el Maestro nos pidió que escapáramos. Él me estaba enseñando lo último que tenía que saber para ser una Maestra, pero nunca terminó.
-¿Y qué es?
-No lo sé, no le dio tiempo a decirme mucho. Solo sé que se llama “entrar al mundo de los sueños”.
-¿”El mundo de los sueños”?
-Lo siento, no sé más.
-Vaya inutilidad…
-¡Cállate!
-¿O qué?
-¡O te callo yo!
-¡No, Keiro!
-Pero…
-Tiene razón, no vale de nada.
-Eso no es cierto.
-¿Princesa?
-Quizá ella...
-¿Ella?
-Tengo que volver a hablar con ella. Ahora vuelvo.
-¡¿A dónde vas, Eleone?!
-¡Necesito ir sola!
-¿A dónde va?
-No lo sé.

La princesa salió corriendo saliendo de la enfermería y se dirigió a la biblioteca donde fue directamente a aquel extraño estante que guardaba el libro de Madine, volvió a cogerlo y volvió a leer aquel conjuro en alto volviendo a aquella habitación blanca.

-Madine…
-La princesa Elegida.
-Madine, necesito tu ayuda.
-¿Qué necesitas?
-Ayudar a mi amigo. Él ha caído en un sueño profuno y algo me impide contactar con él.
-La Oscuridad…
-¿La Oscuridad?
-La Oscuridad es una poderosa interferencia para los poderes de la Luz. No podrás usar el conjuro mientras la Oscuridad se interponga.
-Pero Jaleel. Él es bueno. Además tú también caiste en la Oscuridad y pude hablar contigo.
-Ya os lo dije, princesa Elegida. Sólo mi cuerpo y alma cayeron en la Oscuridad, mi Corazón seguía en la Luz. Pero el Corazón de ese muchacho…
-Lo sé. ¿Y qué puedo hacer? Bastet habló de algo llamado “El mundo de los sueños”. ¿Sabes qué es?
-Sí. Otro reino.
-¿Otro reino?
-No solo existen el Reino de la Luz y de la Oscuridad, princesa Elegida. Hay otros muchos que habitan entre medias de los dos o muy alejados de éstos. Sin embargo, el reino de los sueños está en todas partes allá donde haya un Corazón.
-¿Un Corazón?
-El mundo de los sueños está hecho de los sueños de todos los Corazones, puesto que los Corazones son los encargados de soñar.
-Entonces, podría usar ese reino como medio para entrar en el Corazón de Jaleel.
-En efecto.
-¡¿Cómo lo hago?!
-Es una técnica que un Elegido solo puede aprender bajo un entrenamiento muy intenso.
-¡Haré lo que haga falta!
-Está bien. Yo te enseñaré el camino, pero deberás recorrerlo tú.
-Estoy preparada.

Tan pronto como Eleone dijo aquello, se volvió a despertar aunque ya no estaba en aquella habitación blanca, sino tirada en frente de la cama de su padre. Se levantó confusa.

-Padre…
-Te enseñaré a entrar en el mundo de los sueños a través de él.
-¿Madine? ¿Cómo es posible?
-Yo también conozco el conjuro, princesa Elegida. Y últimamente tengo las fuerzas al máximo.

Eleone sonrió con las ganas a tope.

-¿Qué hago?
-Invoca tu Llave espada.

Eleone alzó su brazo y surgió su Llave espada de la nada.

-Apunta a tu progenitor.

Eleone lo hizo sin titubear.

-Y ahora debes abrir un portal al mundo de los sueños. Yo lo haré por ti esta vez, pero la próxima vez deberás hacerlo tú. Como el Corazón de tu progenitor está en paz no habrá problemas una vez entres en él, así que aprende a moverte en el mundo de los sueños sin prisas.
-¿Es complicado?
-Bastante, es un mundo muy diferente al real. Lo entenderás cuando llegues. Agarra con fuerza la Llave espada, princesa Elegida.

Eleone pudo sentir sus fuerzas de nuevo fusionarse con las del Dios León, como en aquella ocasión cuando se enfrentó al Señor de la Oscuridad, y un rayo se dirigió directo hacia el rey, aunque se detuvo a escasos centímetros de este formando un portal en forma de Corazón por el que Eleone fue absorbida.

Cuando abrió los ojos se encontraba flotando en el aire, le costó recuperar la vista pero cuando lo hizo vio bajo de sí otra de aquellas plataformas como la que había visitado días antes cuando apareció aquella extraña Luna en el cielo.

-Esto es… como mi sueño… pero, estoy flotando…

Eleone intentó incorporarse para poder controlar su movimiento y dirección, pero las leyes de la gravedad de aquel Mundo eran diferentes.

-¡Madine, ¿qué hago?! ¡¿Madine?! ¡Madine!

Pero no hubo respuesta.

-Quizá no pueda llegar mi voz hasta ella desde aquí. Tendré que apañármelas como pueda.

Eleone volvió a invocar su Llave espada dentro de aquel extraño Mundo y consiguió impulsarse a base de hechizos hasta la plataforma, donde cayó botando varias veces sobre ésta hasta que una poderosa gravedad la hizo caer de bruces definitivamente.

-¡Au! ¿Ahora sí hay gravedad? Qué extraño Mundo.

Cuando Eleone volvió a levantarse pudo ver que no se encontraba sola, sobre un trono con decoraciones de plata y de oro se encontraba su padre sentado pero dormido.

-Padre.

Eleone corrió hasta él y le cogió de un brazo pero no reaccionó. No sólo su cuerpo estaba enfermo, su Corazón también lo estaba.

-Padre. Padre.
-¡Déjale!
-¿Eh? ¡¿Quién ha hablado?! ¡Muéstrate!

Eleone empezó a girar su cuerpo y su vista mirando en todas direcciones en aquella pequeña plataforma, no podía esconderse en muchos sitios, hasta que finalmente materializándose desde el suelo una sielueta surgió y cuando terminó de mostrarse Eleone se quedó de piedra.
 
-Tú…
-Tanto tiempo sin vernos, hija.

No hay comentarios:

Publicar un comentario