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Eleone corría por los
pasillos del castillo camino a la enfermería, corría tan rápido como le dejaban
sus piernas, no se podía permitir el lujo de llegar tarde a salvar a Jaleel.
-Has sido fuerte.
-¡Déjame!
-Has hecho lo que debías.
-¡Me has dejado ver
morir a mi padre sin poder hacer nada!
-¿Preferías no haber
podido despedirte de él?
-¡Prefería que le
hubieras salvado!
-Yo no tengo ese
poder.
-¡¿Qué clase de Dios
no puede curar a un mortal?!
-No era su cuerpo lo
que estaba dañado, ¿por qué no quieres entenderlo?
-¡Porque era mi
padre! La que no puede entenderlo eres tú que eres inmortal.
-¿Y crees que no he
perdido a ningún ser querido? Al ser inmortal he perdido muchos más que tú. Y
sigo viva para contarlo.
-…¿y ya está? ¿Así es
cómo se debe resumir la vida? ¿En ser fuerte y tener que prescindir de los demás?
-No. En disfrutar
cada momento a su lado y recordarles con una sonrisa en la boca.
Eleone paró de
correr, por un momento creyó tener total sincronización con el Dios León, como
si pudiera sentirla y entenderla.
-Nunca sabes cuándo
te pueden abandonar.
-No es justo.
-Lo sé. Y por eso me
hice poderosa, para poder proteger a los demás y evitar más injusticias. Y
ahora es lo que debes hacer tú.
-Tú… no fuiste muy
diferente a mí en otro tiempo, ¿verdad?
-…
-Ahora puedo verlo en
tus ojos, no siempre fuiste el Dios León, ¿estoy en lo cierto?
-Es posible.
-Tienes los mismos
ojos que cualquier ser humano, sólo has cambiado de cuerpo.
-Ya casi no recuerdo
nada de aquella vida.
-Seguro que hiciste
todo lo que estaba en tus manos.
-Pero no fue
suficiente. Puede que el poder no lo sea todo, pero es lo único que te permite
elegir en ciertos momentos de tu vida.
-Y decidiste proteger
a la gente.
-Al principio escogí
proteger a los más cercanos a mi vida, pero debido a que cada vez tenía más
poder, más gente me necesitaba y ese círculo de gente fue aumentando hasta que
un día me vi protegiendo el Mundo entero.
-Y te convertiste en
su Dios.
-Yo no quise que me
alabaran, pero tampoco pude evitarlo. En el fondo entiendo por qué lo hacían,
quizás hice demasiado por ellos.
-¿Demasiado? ¿Te
arrepientes?
-¡Nunca! Pero escogí
una vida llena de responsabilidades y cuando quise darme cuenta me había
encerrado con la única compañía del Mundo. Hasta que tú me liberaste. Ya no sé
ni cuantos siglos pasé a solas con mi Oscuridad.
-Ya no estás sola.
Puedes volver a hacer realidad aquella leyenda. Cuando terminemos, te prometo
que este Mundo ya no te necesitará y podrás volver a tener una vida.
-Eres demasiado
gentil, princesa Elegida. Pero ya nunca tendré el poder que tenía antaño, aún
así aceptaré tu propuesta y te ayudaré cuando me necesites. Sólo necesitas usar
tu Corazón para llamarme.
-Gracias.
La conversación telepática
terminó y Eleone volvió a encaminarse a toda velociad hacia la enfermería donde
encontró a Jaleel en la cama solo.
-¿Se han ido?
-Era mejor eso a que
se quedaran aquí sin hacer nada.
-¡Zero! ¿A dónde han
ido?
-A buscar más Mundos.
-Oh… Bueno, tengo que
salvar a Jaleel, aunque…
Eleone se volvió a
girar ante Zero.
-Debes ir con
Claudia, Zero. Hay muchos preparativos que hacer.
-¿Preparativos?
-Por favor, ve con
ella.
-Princesa, ¿pasa
algo?
-¡Ve!
Zero se sintió
molesto y totalmente echado, pero aún así hizo caso a las palabras de Eleone y
se fue dejándola a solas con un largo suspiro. Luego volvió a encarar a Jaleel.
-Vamos allá.
Invocó su Llave
espada y apuntando al Corazón de Jaleel recordó aquel poder que sintió hace una
escasa hora junto a su padre volviendo a invocar aquel rayo que abrió aquel
portal por el que entró.
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-¿A dónde nos
dirigimos?
-Al siguiente Mundo
que veamos.
-¿Y cuál es el plan?
-Ayudarle en lo que podamos.
-Ayudarle en lo que podamos.
-Qué gran plan.
-No todo requiere de
un gran plan en esta vida, guapete.
-No recuerdo que nos
hayan presentado por ese nombre.
-Soy Eryn. Encantada.
-Vali…
-Sí, te veo igual de
encantado.
-Ahora no es momento
para presentaciones, se acerca algo.
-Yo no veo nada.
-¿Qué es, Keiro?
-No lo sé, pero me
huele a Oscuridad.
-Bueno, las armaduras
nos protegen.
-¿Frente a eso?
-¡Dios mío!
A lo lejos pudieron ver una enorme plaga de Sincorazón que se acercaba al grupo.
A lo lejos pudieron ver una enorme plaga de Sincorazón que se acercaba al grupo.
-¡Nos van a tragar!
-¡Tenemos que evitarles!
-¿Ahora no
necesitamos un plan?
-¡Ahora sí, guapete!
-¡No nos va a dar
tiempo!
-¡Ya están aquí!
-¡Agarraos!
El impacto fue
brutal, la enorme marabunta de Sincorazón les atacó de una forma poco
convencional al embestirles y separarles debido al gran número. No era para
nada su forma de actuar.
-¡Bastet! ¡Bastet!
Keiro empezó a agitar
su Llave deslizador con fuerza intentando quitarse a los Sincorazón de encima y
ya de paso eliminarles con fuerza pero no podía ver a nadie más cerca.
-¡Bastet!
La Oscuridad les había
absorbido totalmente y Keiro sentía como aquello estaba alimentando a su Corazón.
-Ahora no… ¡Tengo que
ser fuerte! ¡Bastet! ¡Bastet! Aghh…
Todas las Sombras que
parecían estar huyendo de algo y que se encontraron fortuitamente con los
Elegidos empezaron a desaparecer en un enorme portal oscuro, su gran tamaño
empezó a absorber a Keiro que a penas tenía fuerzas para agarrar la Llave
deslizadora.
-No… ¡No! ¡Ahhhhhhh!
Y se lo tragó.
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Eleone se encontraba
levitando en medio de la nada como en aquella otra ocasión, con la diferencia
de que esta vez la Oscuridad era real, no podía ver nada alrededor, ni
plataformas, ni gente, nada.
-¡¿Hay alguien ahí?!
¡Jaleel, ¿me oyes?!
La Oscuridad era tan
densa que ni siquiera dejaba pasar el sonido, así que a Eleone no le quedó más
opción que usar su más poderosa arma: su Corazón; con el cual iluminó todo.
Bajó lentamente hasta
la única plataforma que había, en la cual la silueta de Jaleel yacía dormida en
completa relajación, aunque en la plataforma no había nadie. Finalmente Eleone
posó sus pies, parecía que había mejorado su movimiento en aquel extraño reino.
-¿Jaleel, estás ahí?
Si no puedo verle, ¿cómo voy a salvarle?
Pero entonces una
extraña concentración de Oscuridad se centró en una zona de la plataforma y
formándose una silueta en él, Eleone pudo ver a aquel Señor de la Oscuridad
otra vez.
-¡Tú, ¿qué haces aquí?!
-Hola, princesita.
-¡Te he hecho una
pregunta!
Eleone le amenazó con la Llave espada que surgió de la nada como siempre.
-Vaya, vaya, el
pajarillo se ha convertido en águila.
-Este águila te
despedazará si no contestas.
-¿Y si contesto no lo
hará?
-Intentémoslo.
-Creo que es obvio, aún
sigo vivo.
-¿Cómo es posible?
Dijeron que Jaleel te venció.
-Y lo hizo. Ese
endiablado muchacho me venció. Pero no contaba con que mi poder va más allá de
la “vida”.
-¿Quieres decir…?
-Sí. Dado que sólo
soy Oscuridad, me filtré a través de una rendija y aquí estoy recuperándome
gracias a su debilidad.
-¡Maldito!
-Parece que ahora
tienes más ganas de despedazarme. Me prometiste que no me harías nada.
-¡No prometí nada!
¡¿Dónde está Jaleel?!
-¿No le ves?
El joven ser oscuro
señaló al suelo donde se encontraba la plataforma.
-¡¿Dónde está su
cuerpo?!
-Am, ese. Aquí.
Esta vez el ser oscuro se señaló a sí mismo y durante unos segundos su aspecto cambió al de Jaleel.
-¿Cómo? Estás…
-Sí. Me estoy
apoderando de su cuerpo. ¿No es genial? Cuando él dé su último suspiro yo daré
mi primero, sólo tengo que reunir fuerzas y destruir su Corazón.
-¡Por encima de mi
cadáver!
Eleone se lanzó al
ataque e intentó atravesar al Señor de la Oscuridad con su Llave espada, pero
instantes antes de que lo hiciera, éste se disipó en Oscuridad para volver a
concentrarse al otro lado de la plataforma.
-Ah, ah. Así no vas a
conseguir nada. Este es mi sueño, y yo soy su dueño.
Alrededor de la
plataforma empezaron a formarse una infinidad de Llaves espada con la forma de
la de Jaleel aunque totalmente negras, Eleone vio que todas apuntaban hacia
ella y cuando terminaron de formarse todas se lanzaron a la vez contra Eleone.
-¡No!
Eleone invocó a
tiempo una Coraza pero la gran cantidad de Llaves espada que la golpearon
hicieron perder las fuerzas a la princesa que cayó aturdida contra el suelo.
-Parece que vuelves a
ser sólo un pajarillo. Hiciste mal en venir aquí, debiste haber acabado con su
vida cuando tuviste ocasión. Ahora me llevaré dos por el precio de uno.
Eleone a penas podía
reaccionar, se encontraba en un lamentable estado debido a la contusión y no
pudo siquiera ver como aquel ser oscuro se acercaba de un salto listo a
derribarla de un solo golpe, por suerte, unas grandes y poderosas alas
envolvieron a Eleone y la alejaron a tiempo de la plataforma. Se encontraba en
los brazos de Madine.
-¡Madine! No te he
llamado.
-No hacía falta. Tu
Corazón lo hacía a gritos. Es una reacción natural ante la muerte.
-Pero pensé que esto
solo era un sueño.
-Lo que te rodea sí,
pero tanto él como tú no, y podéis morir. Esto es un mundo de sueños y como tal
será una batalla de voluntad. Por suerte tenemos a su anfitrión de nuestro
lado.
-¡¿Jaleel?!
-Está muy débil pero
aún se le puede sentir.
-Ahora que lo dices…
-Vaya, vaya. El
muercielaguito blanco ha vuelto.
Madine le echó una
terrible mirada al señor oscuro que casi le dejo inmóvil en el sitio.
-Este lugar no te
pertenece, sabes de sobra que eres muy débil aquí dentro. No tienes
escapatoria.
-Ja, ja. ¿Eso crees o
estás intentando asustarme? Acabo de presenciar como has tenido que salvar al
pajarito de mí. Sé muy bien cuales son mis limitaciones dentro de un Corazón,
por suerte aquí la Oscuridad abunda. ¡Flama sombra!
El señor oscuro volvió
a alzar la mano y esta vez una serie de orbes oscuros rodearon a Madine y a
Eleone explotando todos a la vez. Cuando la explosión desapareció, Madine tenía
las alas totalmente cerradas sobre su cuerpo bastante quemadas por la
Oscuridad.
-¡Madine, ¿estás
bien?!
-Más o menos. Parece
que es muy fuerte. Te daré impulso.
-Vale.
-Vale.
Madine arrojó con
todas sus fuerzas a Eleone hacia el ser oscuro y rodeó su Llave espada con pura
Luz con la intención de que ni siquiera en forma de Oscuridad pudiera salvarse.
Sin embargo, él lo sabía y en vez de eso, transformó totalmente su cuerpo en el
de Jaleel.
-¡No!
Eleone evitó el
ataque en el último momento y el Señor de la Oscuridad aprovechó para golpear a
Eleone que se cayó de la plataforma aunque Madine la cogió en la caída.
-¡Mierda!
-¡No debes dudar!
-Pero… ¡no puedo
golpearle!
-¡Debes hacerlo!
-¡No quiero matarle!
-¡¿Prefieres que
despierte otra vez como ese cretino?!
-No…
-¡Entonces debes
hacerlo!
-Madames, sigo aquí.
¡Fulgor oscuro!
Esta vez el ser
oscuro volvió a invocar el gran rayo de energías oscuras como la otra vez, a
Madine le volvió a dar tiempo a cubrirse con sus alas pero esta vez no aguantó
el imacto.
-¡Madine!
-¡Acaba con él!
Madine empleó el
resto de sus fuerzas para arrojar a Eleone contra aquel detestable ser y volvió
a rodear de Luz su Llave espada, él volvió a repetir la estrategia convirtiéndose
en Jaleel, pero esta vez Eleone no dispuso su arma y le atavesó. Jaleel cayó
arrodillado mientras Madine desaparecía en el aire.
-Ah…
Su aspecto volvió a ser el del señor oscuro.
-¿Ahora quieres
acabar con tu amigo?
-¡No, pero no puedo
permitirle que se convierta en ti!
-Te has vuelto fuerte,
princesa.
-¿Ja-leel?
-A penas puedo
retener su poder, acaba conmigo.
-Tiene… tiene que
haber otra manera.
-No hay tiempo,
princesa. ¡Hazlo!
-Yo…
Eleone volvió a alzar
la Llave espada pero en el último momento se retuvo, momento que el ser oscuro
recuperó el control y cogió a Eleone del cuello estampándola contra el suelo.
-Nch, nch, nch.
Perdiste tu oportunidad de ganar.
-No…
-Adiós, princesita.
La mano del ser empezó
a desprender energía oscura con la intención de desintegrar a Eleone, pero por
suerte a ésta le dio tiempo para invocar su Luz que hizo salir despedido a su
enemigo. Se incorporó casi sin respiración.
-Ah… Ah…
-Parece que te niegas
a caer.
-No me lo puedo
permitir... Tú sí… Así que vete rindiéndote.
-¿Rendirme? Eso sería
aburrido y poco elegante.
-¡Entonces muere!
Eleone se volvió a
arrojar hacia su enemigo con la Llave espada envuelta en Luz y este intentó
escapar, pero la estrategia surtió efecto y consiguió golpearle incluso aunque
se volvió Oscuridad, dejándole arrodillado y mal herido.
-Agg… No… No volveré
a caer.
-¿Tus últimas
palabras?
-¡No ganaréis esta
guerra!
Eleone bajó con todas
sus fuerzas la Llave Espada partiendo en dos al ser oscuro que cayó sobre sus
brazos ahora con la forma de Jaleel.
-¡Jaleel!
-Os lo agradezco,
princesa. Al fin soy libre.
-Siento haber llegado
tarde…
-Tranquila, habéis
conseguido que mi sacrificio no sea en vano. Con eso es suficiente.
-¡No! No te dejaré
ir.
-¿Acaso tengo opción?
-¡Sí que la tienes,
lucha!
-Yo… ¿luchar? ¿Para
qué? Solo soy un estorbo.
-¡Eso no es verdad!
-Mi Oscuridad os
retrasaría, princesa. Ya lo hice una vez.
-No… Tú predijiste
todo esto, de no ser por ti no hubiéramos tenido oportunidad. Si no quieres
salvarte por ti, hazlo por mí.
-¿Por vos, princesa?
-Sí, sálvate.
Volvamos a intentarlo, te prometo que sacaré toda esta Oscuridad de aquí con o
sin tu ayuda.
-Je… Nunca nadie se
había interesado por mí.
-¡Eso tampoco es
verdad! Jaleel, somos un equipo. Somos amigos.
-¿Amigos? No sé si
entiendo bien esa palabra.
-Entonces te ayudaré
a entenderla, pero levanta.
-Está bien.
Aunque Jaleel cerró
los ojos pese a la sorpresa de Eleone.
-¡¿Qué haces?! ¡No! ¡Despierta!
-Chss… Déjame
descansar. Ahora despierto.
-Idiota. Qué susto.
Jaleel sonrió y poco
a poco se fue desvaneciendo la luz.
-Despertad, princesa.
Despertad.
-¿Mmm? ¿Quién…?
¡Jaleel!
La princesa le abrazó
frente a lo extrañado que se sentía Jaleel frente a aquel acercamiento físico.
-Sí, me habéis
salvado. ¿Por qué os sorprendéis, princesa?
-Parecía un sueño.
-Bueno, de cierta
manera, lo era.
-Je… me alegro de que
estés bien.
Eleone se separó de
Jaleel satisfecha.
-Al menos he podido
salvar a alguien.
-¡¿Y los demás?!
-No, tranquilo. Los demás están bien. Me refería a mi padre.
-No, tranquilo. Los demás están bien. Me refería a mi padre.
-¡¿El rey?! ¿Qué ha
pasado?
-No pudo aguantar la
enfermedad.
-Lo-lo siento mucho,
princesa.
-No. Estoy bien. Ya
era su hora. Se reunirá con mi madre y yo seré reina. Ya estoy preparada.
Gracias a ti.
-¿A mí?
-Por ayudarme a salvarte.
-Por ayudarme a salvarte.
-…
-Ahora estoy
preparada para todo.
-Me alegra oír eso.
Nos queda una gran batalla por delante.
-Sí. Una gran batalla… Y a él le recordaré con una sonrisa en la boca.
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