miércoles, 25 de julio de 2012

Capítulo 22: Esto no ha acabado

Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:


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Eleone corría por los pasillos del castillo camino a la enfermería, corría tan rápido como le dejaban sus piernas, no se podía permitir el lujo de llegar tarde a salvar a Jaleel.

-Has sido fuerte.
-¡Déjame!
-Has hecho lo que debías.
-¡Me has dejado ver morir a mi padre sin poder hacer nada!
-¿Preferías no haber podido despedirte de él?
-¡Prefería que le hubieras salvado!
-Yo no tengo ese poder.
-¡¿Qué clase de Dios no puede curar a un mortal?!
-No era su cuerpo lo que estaba dañado, ¿por qué no quieres entenderlo?
-¡Porque era mi padre! La que no puede entenderlo eres tú que eres inmortal.
-¿Y crees que no he perdido a ningún ser querido? Al ser inmortal he perdido muchos más que tú. Y sigo viva para contarlo.
-…¿y ya está? ¿Así es cómo se debe resumir la vida? ¿En ser fuerte y tener que prescindir de los demás?
-No. En disfrutar cada momento a su lado y recordarles con una sonrisa en la boca.

Eleone paró de correr, por un momento creyó tener total sincronización con el Dios León, como si pudiera sentirla y entenderla.

-Nunca sabes cuándo te pueden abandonar.
-No es justo.
-Lo sé. Y por eso me hice poderosa, para poder proteger a los demás y evitar más injusticias. Y ahora es lo que debes hacer tú.
-Tú… no fuiste muy diferente a mí en otro tiempo, ¿verdad?
-…
-Ahora puedo verlo en tus ojos, no siempre fuiste el Dios León, ¿estoy en lo cierto?
-Es posible.
-Tienes los mismos ojos que cualquier ser humano, sólo has cambiado de cuerpo.
-Ya casi no recuerdo nada de aquella vida.
-Seguro que hiciste todo lo que estaba en tus manos.
-Pero no fue suficiente. Puede que el poder no lo sea todo, pero es lo único que te permite elegir en ciertos momentos de tu vida.
-Y decidiste proteger a la gente.
-Al principio escogí proteger a los más cercanos a mi vida, pero debido a que cada vez tenía más poder, más gente me necesitaba y ese círculo de gente fue aumentando hasta que un día me vi protegiendo el Mundo entero.
-Y te convertiste en su Dios.
-Yo no quise que me alabaran, pero tampoco pude evitarlo. En el fondo entiendo por qué lo hacían, quizás hice demasiado por ellos.
-¿Demasiado? ¿Te arrepientes?
-¡Nunca! Pero escogí una vida llena de responsabilidades y cuando quise darme cuenta me había encerrado con la única compañía del Mundo. Hasta que tú me liberaste. Ya no sé ni cuantos siglos pasé a solas con mi Oscuridad.
-Ya no estás sola. Puedes volver a hacer realidad aquella leyenda. Cuando terminemos, te prometo que este Mundo ya no te necesitará y podrás volver a tener una vida.
-Eres demasiado gentil, princesa Elegida. Pero ya nunca tendré el poder que tenía antaño, aún así aceptaré tu propuesta y te ayudaré cuando me necesites. Sólo necesitas usar tu Corazón para llamarme.
-Gracias.

La conversación telepática terminó y Eleone volvió a encaminarse a toda velociad hacia la enfermería donde encontró a Jaleel en la cama solo.

-¿Se han ido?
-Era mejor eso a que se quedaran aquí sin hacer nada.
-¡Zero! ¿A dónde han ido?
-A buscar más Mundos.
-Oh… Bueno, tengo que salvar a Jaleel, aunque…

Eleone se volvió a girar ante Zero.

-Debes ir con Claudia, Zero. Hay muchos preparativos que hacer.
-¿Preparativos?
-Por favor, ve con ella.
-Princesa, ¿pasa algo?
-¡Ve!

Zero se sintió molesto y totalmente echado, pero aún así hizo caso a las palabras de Eleone y se fue dejándola a solas con un largo suspiro. Luego volvió a encarar a Jaleel.

-Vamos allá.

Invocó su Llave espada y apuntando al Corazón de Jaleel recordó aquel poder que sintió hace una escasa hora junto a su padre volviendo a invocar aquel rayo que abrió aquel portal por el que entró.

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-¿A dónde nos dirigimos?
-Al siguiente Mundo que veamos.
-¿Y cuál es el plan?
-Ayudarle en lo que podamos.
-Qué gran plan.
-No todo requiere de un gran plan en esta vida, guapete.
-No recuerdo que nos hayan presentado por ese nombre.
-Soy Eryn. Encantada.
-Vali…
-Sí, te veo igual de encantado.
-Ahora no es momento para presentaciones, se acerca algo.
-Yo no veo nada.
-¿Qué es, Keiro?
-No lo sé, pero me huele a Oscuridad.
-Bueno, las armaduras nos protegen.
-¿Frente a eso?
-¡Dios mío!

A lo lejos pudieron ver una enorme plaga de Sincorazón que se acercaba al grupo.

-¡Nos van a tragar!
-¡Tenemos que evitarles!
-¿Ahora no necesitamos un plan?
-¡Ahora sí, guapete!
-¡No nos va a dar tiempo!
-¡Ya están aquí!
-¡Agarraos!

El impacto fue brutal, la enorme marabunta de Sincorazón les atacó de una forma poco convencional al embestirles y separarles debido al gran número. No era para nada su forma de actuar.

-¡Bastet! ¡Bastet!

Keiro empezó a agitar su Llave deslizador con fuerza intentando quitarse a los Sincorazón de encima y ya de paso eliminarles con fuerza pero no podía ver a nadie más cerca.

-¡Bastet!

La Oscuridad les había absorbido totalmente y Keiro sentía como aquello estaba alimentando a su Corazón.

-Ahora no… ¡Tengo que ser fuerte! ¡Bastet! ¡Bastet! Aghh…

Todas las Sombras que parecían estar huyendo de algo y que se encontraron fortuitamente con los Elegidos empezaron a desaparecer en un enorme portal oscuro, su gran tamaño empezó a absorber a Keiro que a penas tenía fuerzas para agarrar la Llave deslizadora.

-No… ¡No! ¡Ahhhhhhh!

Y se lo tragó.

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Eleone se encontraba levitando en medio de la nada como en aquella otra ocasión, con la diferencia de que esta vez la Oscuridad era real, no podía ver nada alrededor, ni plataformas, ni gente, nada.

-¡¿Hay alguien ahí?! ¡Jaleel, ¿me oyes?!

La Oscuridad era tan densa que ni siquiera dejaba pasar el sonido, así que a Eleone no le quedó más opción que usar su más poderosa arma: su Corazón; con el cual iluminó todo.

Bajó lentamente hasta la única plataforma que había, en la cual la silueta de Jaleel yacía dormida en completa relajación, aunque en la plataforma no había nadie. Finalmente Eleone posó sus pies, parecía que había mejorado su movimiento en aquel extraño reino.

-¿Jaleel, estás ahí? Si no puedo verle, ¿cómo voy a salvarle?

Pero entonces una extraña concentración de Oscuridad se centró en una zona de la plataforma y formándose una silueta en él, Eleone pudo ver a aquel Señor de la Oscuridad otra vez.

-¡Tú, ¿qué haces aquí?!
-Hola, princesita.
-¡Te he hecho una pregunta!

Eleone le amenazó con la Llave espada que surgió de la nada como siempre.

-Vaya, vaya, el pajarillo se ha convertido en águila.
-Este águila te despedazará si no contestas.
-¿Y si contesto no lo hará?
-Intentémoslo.
-Creo que es obvio, aún sigo vivo.
-¿Cómo es posible? Dijeron que Jaleel te venció.
-Y lo hizo. Ese endiablado muchacho me venció. Pero no contaba con que mi poder va más allá de la “vida”.
-¿Quieres decir…?
-Sí. Dado que sólo soy Oscuridad, me filtré a través de una rendija y aquí estoy recuperándome gracias a su debilidad.
-¡Maldito!
-Parece que ahora tienes más ganas de despedazarme. Me prometiste que no me harías nada.
-¡No prometí nada! ¡¿Dónde está Jaleel?!
-¿No le ves?

El joven ser oscuro señaló al suelo donde se encontraba la plataforma.

-¡¿Dónde está su cuerpo?!
-Am, ese. Aquí.

Esta vez el ser oscuro se señaló a sí mismo y durante unos segundos su aspecto cambió al de Jaleel.

-¿Cómo? Estás…
-Sí. Me estoy apoderando de su cuerpo. ¿No es genial? Cuando él dé su último suspiro yo daré mi primero, sólo tengo que reunir fuerzas y destruir su Corazón.
-¡Por encima de mi cadáver!

Eleone se lanzó al ataque e intentó atravesar al Señor de la Oscuridad con su Llave espada, pero instantes antes de que lo hiciera, éste se disipó en Oscuridad para volver a concentrarse al otro lado de la plataforma.

-Ah, ah. Así no vas a conseguir nada. Este es mi sueño, y yo soy su dueño.

Alrededor de la plataforma empezaron a formarse una infinidad de Llaves espada con la forma de la de Jaleel aunque totalmente negras, Eleone vio que todas apuntaban hacia ella y cuando terminaron de formarse todas se lanzaron a la vez contra Eleone.

-¡No!

Eleone invocó a tiempo una Coraza pero la gran cantidad de Llaves espada que la golpearon hicieron perder las fuerzas a la princesa que cayó aturdida contra el suelo.

-Parece que vuelves a ser sólo un pajarillo. Hiciste mal en venir aquí, debiste haber acabado con su vida cuando tuviste ocasión. Ahora me llevaré dos por el precio de uno.

Eleone a penas podía reaccionar, se encontraba en un lamentable estado debido a la contusión y no pudo siquiera ver como aquel ser oscuro se acercaba de un salto listo a derribarla de un solo golpe, por suerte, unas grandes y poderosas alas envolvieron a Eleone y la alejaron a tiempo de la plataforma. Se encontraba en los brazos de Madine.

-¡Madine! No te he llamado.
-No hacía falta. Tu Corazón lo hacía a gritos. Es una reacción natural ante la muerte.
-Pero pensé que esto solo era un sueño.
-Lo que te rodea sí, pero tanto él como tú no, y podéis morir. Esto es un mundo de sueños y como tal será una batalla de voluntad. Por suerte tenemos a su anfitrión de nuestro lado.
-¡¿Jaleel?!
-Está muy débil pero aún se le puede sentir.
-Ahora que lo dices…
-Vaya, vaya. El muercielaguito blanco ha vuelto.

Madine le echó una terrible mirada al señor oscuro que casi le dejo inmóvil en el sitio.

-Este lugar no te pertenece, sabes de sobra que eres muy débil aquí dentro. No tienes escapatoria.
-Ja, ja. ¿Eso crees o estás intentando asustarme? Acabo de presenciar como has tenido que salvar al pajarito de mí. Sé muy bien cuales son mis limitaciones dentro de un Corazón, por suerte aquí la Oscuridad abunda. ¡Flama sombra!

El señor oscuro volvió a alzar la mano y esta vez una serie de orbes oscuros rodearon a Madine y a Eleone explotando todos a la vez. Cuando la explosión desapareció, Madine tenía las alas totalmente cerradas sobre su cuerpo bastante quemadas por la Oscuridad.

-¡Madine, ¿estás bien?!
-Más o menos. Parece que es muy fuerte. Te daré impulso.
-Vale.

Madine arrojó con todas sus fuerzas a Eleone hacia el ser oscuro y rodeó su Llave espada con pura Luz con la intención de que ni siquiera en forma de Oscuridad pudiera salvarse. Sin embargo, él lo sabía y en vez de eso, transformó totalmente su cuerpo en el de Jaleel.

-¡No!

Eleone evitó el ataque en el último momento y el Señor de la Oscuridad aprovechó para golpear a Eleone que se cayó de la plataforma aunque Madine la cogió en la caída.

-¡Mierda!
-¡No debes dudar!
-Pero… ¡no puedo golpearle!
-¡Debes hacerlo!
-¡No quiero matarle!
-¡¿Prefieres que despierte otra vez como ese cretino?!
-No…
-¡Entonces debes hacerlo!
-Madames, sigo aquí. ¡Fulgor oscuro!

Esta vez el ser oscuro volvió a invocar el gran rayo de energías oscuras como la otra vez, a Madine le volvió a dar tiempo a cubrirse con sus alas pero esta vez no aguantó el imacto.

-¡Madine!
-¡Acaba con él!

Madine empleó el resto de sus fuerzas para arrojar a Eleone contra aquel detestable ser y volvió a rodear de Luz su Llave espada, él volvió a repetir la estrategia convirtiéndose en Jaleel, pero esta vez Eleone no dispuso su arma y le atavesó. Jaleel cayó arrodillado mientras Madine desaparecía en el aire.

-Ah…

Su aspecto volvió a ser el del señor oscuro.

-¿Ahora quieres acabar con tu amigo?
-¡No, pero no puedo permitirle que se convierta en ti!
-Te has vuelto fuerte, princesa.
-¿Ja-leel?
-A penas puedo retener su poder, acaba conmigo.
-Tiene… tiene que haber otra manera.
-No hay tiempo, princesa. ¡Hazlo!
-Yo…

Eleone volvió a alzar la Llave espada pero en el último momento se retuvo, momento que el ser oscuro recuperó el control y cogió a Eleone del cuello estampándola contra el suelo.

-Nch, nch, nch. Perdiste tu oportunidad de ganar.
-No…
-Adiós, princesita.

La mano del ser empezó a desprender energía oscura con la intención de desintegrar a Eleone, pero por suerte a ésta le dio tiempo para invocar su Luz que hizo salir despedido a su enemigo. Se incorporó casi sin respiración.

-Ah… Ah…
-Parece que te niegas a caer.
-No me lo puedo permitir... Tú sí… Así que vete rindiéndote.
-¿Rendirme? Eso sería aburrido y poco elegante.
-¡Entonces muere!

Eleone se volvió a arrojar hacia su enemigo con la Llave espada envuelta en Luz y este intentó escapar, pero la estrategia surtió efecto y consiguió golpearle incluso aunque se volvió Oscuridad, dejándole arrodillado y mal herido.

-Agg… No… No volveré a caer.
-¿Tus últimas palabras?
-¡No ganaréis esta guerra!

Eleone bajó con todas sus fuerzas la Llave Espada partiendo en dos al ser oscuro que cayó sobre sus brazos ahora con la forma de Jaleel.

-¡Jaleel!
-Os lo agradezco, princesa. Al fin soy libre.
-Siento haber llegado tarde…
-Tranquila, habéis conseguido que mi sacrificio no sea en vano. Con eso es suficiente.
-¡No! No te dejaré ir.
-¿Acaso tengo opción?
-¡Sí que la tienes, lucha!
-Yo… ¿luchar? ¿Para qué? Solo soy un estorbo.
-¡Eso no es verdad!
-Mi Oscuridad os retrasaría, princesa. Ya lo hice una vez.
-No… Tú predijiste todo esto, de no ser por ti no hubiéramos tenido oportunidad. Si no quieres salvarte por ti, hazlo por mí.
-¿Por vos, princesa?
-Sí, sálvate. Volvamos a intentarlo, te prometo que sacaré toda esta Oscuridad de aquí con o sin tu ayuda.
-Je… Nunca nadie se había interesado por mí.
-¡Eso tampoco es verdad! Jaleel, somos un equipo. Somos amigos.
-¿Amigos? No sé si entiendo bien esa palabra.
-Entonces te ayudaré a entenderla, pero levanta.
-Está bien.

Aunque Jaleel cerró los ojos pese a la sorpresa de Eleone.

-¡¿Qué haces?! ¡No! ¡Despierta!
-Chss… Déjame descansar. Ahora despierto.
-Idiota. Qué susto.

Jaleel sonrió y poco a poco se fue desvaneciendo la luz.

-Despertad, princesa. Despertad.
-¿Mmm? ¿Quién…? ¡Jaleel!

La princesa le abrazó frente a lo extrañado que se sentía Jaleel frente a aquel acercamiento físico.

-Sí, me habéis salvado. ¿Por qué os sorprendéis, princesa?
-Parecía un sueño.
-Bueno, de cierta manera, lo era.
-Je… me alegro de que estés bien.

Eleone se separó de Jaleel satisfecha.

-Al menos he podido salvar a alguien.
-¡¿Y los demás?!
-No, tranquilo. Los demás están bien. Me refería a mi padre.
-¡¿El rey?! ¿Qué ha pasado?
-No pudo aguantar la enfermedad.
-Lo-lo siento mucho, princesa.
-No. Estoy bien. Ya era su hora. Se reunirá con mi madre y yo seré reina. Ya estoy preparada. Gracias a ti.
-¿A mí?
-Por ayudarme a salvarte.
-
-Ahora estoy preparada para todo.
-Me alegra oír eso. Nos queda una gran batalla por delante.
-Sí. Una gran batalla… Y a él le recordaré con una sonrisa en la boca.

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