jueves, 26 de julio de 2012

Epílogo

Recomiendo escuchar esta canción mientras lees la primera parte:



-¡Guau, guau! ¡Auuuuuu!

Cuando Kuroi abrió los ojos lo primero que pudo ver fue a un extraño perro anaranjado ladrándole y lamiéndole en la cara esperando despertarlo.

-Ay… me haces cosquillas, chico.

Se levantó y entonces vio a Eryn justo en frente de él, tirada en el suelo e inconsciente. Tardó un poco en recuperar del todo sus sentidos y acciones y entonces se acercó a ella para despertarla.

-Eryn, Eryn.
-Ah… Mi cabeza. ¿Qué ha pasado, Kuroi?
-Aquella marabunta de Sincorazón nos atrapó.
-Oh, es verdad. Ahora recuerdo… ¡¿Y los demás?!

Ambos echaron una ojeada pero no había nadie a parte del perro en el cual se fijó Eryn.

-¿Y ese chucho naranja?
-No lo sé, me ha despertado.
-¿Y Bastet? Recuerdo que intentamos ayudarla, recuerdo haberla cogido de la mano.
-Y yo. Parece que la cogimos de la mano los dos a la vez. Pero no está aquí.
-¡Mierda! Nos han separado.
-Pero si los dos teníamos cogida a Bastet, ¿por qué estamos juntos y ella no?
-No lo sé. Y parece que pensar en ello no nos va a dar una solución.
-¿Dónde estamos?
-¡Guau, Guau!
-Creo que intenta decirnos dónde estamos.
-¿Y entiendes a los perros?
-No…
-Bien... Ahora echo de menos a Blanck.

Ambos volvieron a echar una ojeada en los alrededores pero no reconocían en absoluto el paisaje. Habían debido caer en otro Mundo.

-Hemos debido llegar a otro Mundo cuando los Sincorazón nos arrastraron.
-Si hemos llegado aquí, significa que esto era el objetivo de los Sincorazón.
-No sé, me atrevería a decir que parecían estar huyendo de algo. Quizás este fue el primer Mundo que se les ocurrió. O nos dejaron tirados por el camino…
-Los Sincorazón no se asustan ni huyen, algo debía estar controlándoles.
-¿Te refieres a alguien como los Hechiceros de tu Mundo?
-Pero es extraño, acabamos con los hermanos y Ganímedes nunca saldría de Paraíso.
-Creo que pensar en esto tampoco nos dará una solución. Deberíamos explorar la zona por si encontramos a los demás antes de volver al Espacio intermedio.
-Sí.
-¡Guau, guau!

El perro salió corriendo y ambos le siguieron de lejos. Caminaron un rato a través de un sendero montañoso hasta que pudieron alcanzar con la vista un enorme castillo blanco en la lotananza.

-¡Pluto! ¡Pluto, ¿dónde estás?!
-¡Guau, Guau!
-¿Pluto?
-Parece el nombre del perro.
-¿Y quién lo llamará?
-¡Esta aquí!
-¿Qué haces?
-¿A ti qué te parece? Llamarle.
-¿Y si es enemigo?
-Pues le damos con la Llave Espada.
-Vale.

No tardó mucho en aparecer un pequeño ser que parecía un ratón antropomórfico, el perro se puso feliz al verle y se le acercó para ser acariciado por el que parecía su dueño.

-¿Un perro naranja que su dueño es un ratón bípedo? Creo que estamos soñando.
-Hola, gracias por encontrar a Pluto, chicos.
-Creo que fue él quien nos encontró a nosotros. Soy Kuroi, encantado. Y ella es Eryn.
-Hola.
-Encantado de conoceros. Yo me llamo Mickey, soy el príncipe del castillo Disney que podéis ver a lo lejos.

______________________________________________________________________

 Recomiendo escuchar esta canción para la segunda parte:



Bastet abrió los ojos y la claridad le cegó momentáneamente hasta que se adaptó a ella, luego se levantó y tras observar el panorama se quedó sin palabras.

-No puede ser… Debo estar soñando.

Bastet Salió corriendo a gran velocidad como si conociera el lugar en el que se encontraba y tras salir del bosque cristalino en el que se encontraba fue a parar a una pequeña ciudad al pie de un enorme palacio hecho de cristal.

-Estoy… estoy en casa… ¿Cómo es posible?

Bastet salió corriendo hacia la ciudad gritando de alegría.

-¡Estoy en casa! ¡Estoy en casa! ¡He vuelto! ¡Papá! ¡Mamá! ¡Estoy en casa!

Todo el mundo iba mirando a Bastet a medida que pasaba como si fuera una loca, finalmente se plantó en frente de la puerta de una casa y entró sin miramientos.

-¡Papá! ¡Mamá! Estoy en casa.
-¿Qué te pasa, hija? Ni que hubieras visto un fantasma.
-¡Papá! ¡Mamá!

Bastet le dio un abrazo a sus progenitores a lo que se quedaron patidifusos.

-Pero, ¿qué te pasa?
-¿Cómo que qué me pasa? Temí haberos perdido, pero ya estoy aquí. He vuelto y estáis bien.
-¿Qué bicho le ha picado?
-¿Por qué nos ibas a perder?
-Pues por el ataque de los Sincorazón.
-¿Qué ataque, hija?
-El del otro día cuando…

Bastet entonces se dio cuenta de que sus padres ni se estaban haciendo los locos, ni estaban bromeando, ni nada por el estilo. Realmente no se acordaban del ataque, ¿o no había pasado?

-¿No ha habido ningún ataque?
-Claro que no, hija.
-Pero… entonces. ¿Y Kei?
-Pues estará en su casa, cariño.

Bastet volvió a salir corriendo sin dejar reaccionar a sus padres y se plantó directamente en las puertas del enorme palacio, las cuales abrió y entró sin miramientos hacia la entrada del trono.

-¡Kei! ¡Keiro!
-Bastet, ¿qué pasa?
-¡Maestro!
-Sí, Bastet, soy yo. ¿Qué pasa?
-No. No tiene sentido. ¿Lo habré soñado? O… ¿he visto el futuro?

______________________________________________________________________

Recomiendo escuchar esta canción mientras escuchas la tercera parte:


Vali sólo podía asegurar una cosa y era un terrible dolor de cabeza, sí, le dolía el resto del cuerpo, pero la cabeza le ardía como si se la hubiesen metido en un horno o una cacerola hirviendo. Ni siquiera podía mirar con claridad, todo estaba extrañamente borroso.

-¿Qué… qué me pasa?
-Relájate y respira.
-¿Quién eres? ¿Dónde estoy?
-Me llamo Sara y estás en mi casa.
-¿Y qué hago aquí?
-Mi hermana te encontró tirado en medio del bosque, ¿cómo llegaste ahí?
-Eso mismo acabo de preguntar.

Vali se incorporó de la cama en la que estaba y empezó a frotarse los ojos intentando recuperar la vista, cosa que consiguió aunque de forma dolorosa. Cuando se quitó la mano de la cara pudo ver a una chica bastante mona de su edad que le había traído algo para beber.

-Gracias.
-De nada. ¿No recuerdas entonces como llegaste aquí?
-*Glup* *Glup* Ah… No. Recuerdo que nos atacaron los Sincorazón y me tragó la Oscuridad. Supongo que algo me salvó y me trajo aquí, y tengo una sutil idea.

Vali se miró el brazo donde tenía la marca de hielo, símbolo del trato que había hecho con Shiva.

-Debo irme.
-¿A dónde?
-A buscar a mis compañeros.
-¿Dónde están?
-No lo sé.
-¿Y cómo vas a buscarles?
-No lo sé. Pero tengo que irme.

Vali hizo el amago de intentar levantarse pero sus piernas no le respondieron.

-¿Qué… demonios?
-¿Qué pasa?
-No puedo mover las piernas.
-¿Seguro?
-¡Seguro!
-Está bien, cálmate.
-¡Mierda! No me basta con haber perdido un brazo que ahora me quedo sin piernas.
-Tranquílizate, quizás fue del golpe y solo necesitas recuperarte.
-No puedo quedarme aquí. ¡Maldita sea!
-¿Por qué tanta prisa?
-Porque mis compañeros desaparecieron igual que yo y pueden estar en apuros.
-Pero así no puedes ir a ningún sitio.
-¿No me digas? Sería una vergüenza pedirle ayuda a Shiva para moverme…
-¿Qué has dicho?
-Nada… Qué pifia es todo esto.
-Tranquilo. Te ayudaré a recuperarte, soy bastante proficiente con la magia blanca.
-Qué suerte la mía. Me he partido las piernas a los pies de la casa de una maga blanca.
-No te has partido las piernas o estarías muriéndote de dolor.
-Lo que sea… Parece que me voy a tener que quedar aquí un tiempo.

______________________________________________________________________

Recomiendo escuchar esta canción mientras escuchas la última parte:


Keiro se despertó para verse totalmente rodeado por una tierra yerma, desértica y sin vida, muy parecida a la que había visto en Paraíso de los Hechiceros, aunque aquel lugar parecía no tener vida y la Oscuridad lo consumía por todos lados. Se levantó y pudo ver que había vuelto a cambiar, su piel estaba totalmente carente de color, grisácea y sin vida, podía sentir su mirada dorada pero gélida y ahora sus orejas tenían forma picuda. La Oscuridad se batía en duelo dentro de su Corazón contra los últimos retazos de Luz.

-¿Dónde estoy? ¿Qué me pasa? No puedo rendirme. ¡Bastet, Bastet! Bastet…

Keiro cayó al suelo de rodillas sin entender nada de lo que ocurría, ¿dónde estaba?, ¿cómo había llegado allí?, ¿dónde estaban los demás?, ¿cómo se había permitido no poder protegerles?, ¿cómo se había podido permitir caer en la Oscuridad?

-¡Baaaaaaasteeeeeeet!

Keiro se levantó, no se podía rendir, pero no sabía cómo hacerlo, no sabía cómo empezar, tan sólo hizo lo que había hecho hasta ahora: seguir adelante. Y así fue como se levantó y empezó a caminar sin rumbo, sin la capacidad de poder invocar su Llave Espada para salir de allí. Totalmente perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario