martes, 31 de julio de 2012

Las cronoaventuras de Bastet: Parte I

-¿El futuro Bastet?
-No sabría explicárselo, Maestro. A mí me ha parecido tan real… De hecho me ha parecido más real que esto que estoy viviendo. Maestro, ¿es posible viajar en el tiempo?
-Sí, es posible, pero es un poder muy difícil de adquirir e incluso aunque se pudiera alcanzar, sería caótico e impredecible. Bastet, ¿cres de veras que un hechizo así haya podido alcanzarte?

Bastet se dio cuenta de que las condiciones en las que se encontraba antes de aparecer allí no eran del todo normales. Quizá aquel enorme portal oscuro había deshecho de alguna manera el continuo espacio-tiempo, aunque tampoco quería intentar explicarse algo de lo que no entendía.

-Es posible. ¿Cuáles pueden ser los efectos?
-No lo sé, Bastet. Pero es muy posible que puedas desaparecer en cualquier momento así que hay algo que debo contarte.
-Soy toda oídos, Maestro.
-Es sobre tu última lección. Cómo entrar al Mundo de los sueños.
-¡No!
-¡¿No?! ¡¿Por qué?!
-¡Los Sincorazón!
-¿Qué dices, Bastet?

De repente todo empezó a agitarse con fuerza como si hubiera un terremoto y parte del Palacio de cristal empezó a desmoronarse.

-¡No puede ser!
-¡Bastet, ve a buscar a Keiro!
-¡No, Maestro! ¡No hay tiempo! ¡Debemos irnos todos! ¿Cómo puede ser posible que justo haya aparecido en este momento?
-¡Bastet, tengo que ir a ver qué pasa!
-¡Ya se lo he dicho, Maestro, son los Sincorazón! ¡Vienen a destruir nuestro Mundo, y son imparables! ¡Lo sé, lo he vivido ya!
-Bastet…
-¡Por favor, Maestro, sálvese con nosotros, es la única manera de que algún día podamos salvar a los que caigan!
-Está bien, ve a llamar a Keiro.

Bastet subió con velocidad las escaleras y encontró a Keiro en medio del pasillo desconcertado por los temblores.

-¡Bastet!
-¡Keiro! ¡Tenemos que ir abajo!
-¡¿Qué está pasando?!
-¿No lo sabes?
-No…
-¿Soy la única que ha retrocedido en el tiempo?
-¡¿Cómo dices?!
-¡Nada! ¡Bajemos, el Maestro nos espera!
-¡Vale!

Bastet, ahora acompañada de Keiro, volvieron a bajar las escaleras aunque la imagen que se encontraron no fue del todo agradable, un hombre ataviado con una gabardina negra con capucha se estaba enfrentando a su Maestro.

-¡Esto no pasó aquella vez! ¿Estaré cambiando el pasado? ¡Maestro!
-¡Espera, Bastet! ¡Yo le ayudaré!
-Pero…

Keiro se lanzó con fuerza al combate justo para desviar un ataque directo hacia su Maestro obligandole al extraño ser encapuchado a retroceder.

-¡Maestro, ¿estás bien?!
-Sí, Keiro. Gracias a ti.
-Jum… ¿Piensas que con la ayuda de un aprendiz cambiará la balanza?
-Él no es un simple aprendiz.
-Maestro…

Bastet, que aún seguía al pie de las escaleras seguía sin entender cómo había sido capaz de cambiar el pasado, ¿tendría esto repercusiones en el futuro del que venía? Todo aquello la dejó paralizada en el sitio, sin saber muy bien qué hacer para evitar que ocurriera algo que lo desbaratara todo. Sin ella y sin Keiro, estarían en problemas el resto.

La pelea siguió mientras entre el encapuchado contra Keiro y el Maestro, pero fue cuestión de tres asaltos que Keiro acabase vencido y el Maestro a punto de seguir el camino de su aprendiz. Fue entonces cuando Bastet reaccionó e invocó a Fénix para curar a Keiro y que protegiera al Maestro.

-¿Puedo invocarte? ¿Por qué?
-Porque resido en tu Corazón, Bastet. Así que retrocedí contigo.
-Bastet, ¿qué és ese pájaro?
-Ahora no hay tiempo para explicaciones, tenemos que ayudar al Maestro.
-¡No! ¡Keiro, coge a Bastet y llévatela!
-¡¿Cómo?!
-¡Maestro no!
-¡Con vosotros aquí no puedo luchar a tope, iros!
-¡No, no!
-Bastet…
-¡Si nos vamos volveremos a perderle!
-¿Volveremos? ¡Tenemos que obedecerle, sólo así es posible que venza!
-Yo… ¡Fénix, quédate con él!
-Pero Bastet…
-¡Por favor, mantenle con vida!
-Pero… en el futuro.
-¡Volveré a por ti, te lo prometo!

Keiro no aguantó más tiempo y abrió un portal de Oscuridad por donde entraron los dos de camino a Eclissis. Sin embargo cuando Bastet atravesó el portal ya no se encontraba con Keiro ni se encontraba en Eclissis. ¡Estaba en aquel desierto de Paraíso!

-¡Blanck!
-La seguiremos de cerca, nunca había visto a los Sincorazón viajar de esta manera. Es mejor mantener la distancia.
-¡¿Qué?!

Bastet se giró para ver justo a tiempo como se acercaba aquella enorme bola de Sincorazón controlada por Ganímedes.

-¡Ah!

En seguida pudo levantar la mirada y ver a Keiro y a Kuroi intentando detenerla.

-¡Concéntrate, Bastet!
-Chss (¿Qué hago aquí? No entiendo nada…)
-Bastet.
-¿Pri-princesa?
-¿La princesa? ¿Dónde?
-Se… se está comunicando conmigo.
-Bastet, escúchame.
-Soy toda oídos. Chss (Aunque ya sé lo que me vas a decir).
-Hay algo muy poderoso dentro de esa bola de Sincorazón. Lo he sentido, creo que es quien la controla. Dile a Blanck que necesitamos sus poderes sobre la tierra para que le detenga cuando rompamos su unión.
-No creo que sea buena idea, princesa.
-¿Cómo dices?
-Bueno, yo… Chss (No debería cambiar el pasado… pero…). Está bien, princesa. Haremos lo que podamos. La has oído, ¿verdad, Blanck?
-Sí…
-Pues no le hagas caso. Chss (Tengo que hacer esto). 

Bastet no se lo pensó dos veces e invocando su armadura y transformando su Llave espada en Llave deslizador se introdujo a toda potencia en la bola de Sincorazón.

-¡¿Qué haces?!
-¡Mantente al margen!
-¡Estás loca!

Se iba haciendo paso entre la gran cantidad de Sincorazón mientras algunos intentaban atacarle, por suerte la armadura le protegía de aquellos débiles ataques debilitados gracias a la velocidad. Finalmente llegó al medio de la bola donde descansaba Ganímedes.

-¡Ahora soy más fuerte, no saldrás de ésta! Chss (Esta debe ser la razón de poder viajar en el tiempo, debo terminar las cosas que dejamos pendientes.)

Bastet reunió todas sus fuerzas alrededor de la Llave deslizador y atacó con todas sus fuerzas a Ganímedes, una barrera de Sincorazón se hizo en torno a él pero Bastet consiguió superarla y golpear al hechicero, aunque sin mucho éxito.

Eso lo despertó y deshizo la bola de Sincorazón en torno a Bastet, una gran corriente de Luz eliminó una gran parte de la parte derecha de la bola.

-Chss (Eso habrá sido Eleone, confío en que podrán defenderse, debo acabar con él.)

Bastet se bajó de la Llave deslizador pero no desinvocó la armadura.

-Una mujer. ¿Cómo osas tocarme?
-¡Bastet!
-Chss (Ahora no, Keiro). Esta mujer va a darte lo que te mereces.
-Inténtalo.

Bastet intentó volver a golpearle, pero ahora se movió con agilidad e interponía grandes cantidades de Sombras para defenderse de los ataques.

-¡Cobarde!
-¿Cobarde? ¡Ja! 

De repente todos los Sincorazón en las inmediaciones se paralizaron y empezaron a vibrar, esto le resultó más facil al resto de acabar con ellos pero fue cuestión de segundos que todos se ciñieran en torno a Bastet con gran fuerza, aplastándola.

-¡Ah!
-¡Baaasteeet!

Keiro se arrojó con velocidad hacia la jaula de Sincorazón que estaba oprimiendo a la pelirroja, pero Ganímedes se interpuso en su camino.

-No te interpongas entre mi presa y yo.
-¡Déjala marchar!

Keiro se arrojó con fuerza hacia él pero era demasiado veloz para el muchacho.

-¡Ahh! ¡Bastet, este no puede ser el final! ¡Tú puedes! ¡Ahhhhhh!

Keiro estaba cansado de intentar golpearlo, pero entonces algo volvió a darle esperanzas, un brillo cegador de color rojo salía de entre las pocas rendijas que dejaban la gran cantidad de Sincorazón que en pocos segundos se convirtieron en una bola de fuego.

-¡Inmolación!

Los Sincorazón se desintegraron casi todos al compás mientras entre las llamas aparecía Bastet regenerándose gracias a éstas.

-Fénix me prestó su poder. ¡Gracias, amigo!
-¡No puede ser!
-¡Este es tu fin, desalmado!

Bastet desapareció al ojo humano para aparecer escasos instantes después delante de Keiro mientras un poderoso corte ardiente atravesaba a Ganímedes.

-¡Lo has conseguido!
-No… ¡No! ¡Nooooo!

Pero Ganímedes no se dio por vencido y con un movimiento veloz atrapó a Bastet entre sus brazos.

-¡No me iré solo!
-¡Ah!
-¡Bastet no!

Y desapareció en la Oscuridad.

-¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Suéltameee!

Bastet entonces dejó de patalear tras darse cuenta de que ya no estaba siendo oprimida por nadie, ni siquiera ya se encontraba en aquel desierto.

-¿Eh? ¿Otra vez? ¿Por qué cada vez que me absorbe la Oscuridad pasa esto? ¿Dónde estoy?

Bastet se levantó intentando identificar el lugar en el que se encontraba, pero ni siquiera le sonaba. ¿Acaso no había estado viajando nada más entre lugares que ya había visitado? Se encontraba en lo que parecía un templo, había pocos ventanales y entraba poca luz. 

-¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien ahí?! ¡Estoy harta de estos viajecitos!

Entonces Bastet escuchó unos pasos de alguien acercándose y por la puerta apareció una chica bastante mona con el pelo azul perfectamente peinado en una trenza que le llegaba hasta las piernas. Vestía como una verdadera guerrera y no se asombró de ver a Bastet.

-Bastet. ¿Has sido tú quien ha gritado?
-¿Me-me conoces?
-Claro que te conozco.
-¿Y quién eres?
-¿Te estás quedando conmigo?
-No… es que… me he golpeado la cabeza…
-¿Te has hecho daño?

Se acercó para intentar hacerle un pequeño reconocimiento de salud y aunque Bastet fíngía bastante mal, pareció colar.

-No. Pero… no me acuerdo de ti. Chss (Estoy cansada de fingir estas cosas).
-Soy yo, Sina. ¿Seguro que no te acuerdas?
-Seguro. Lo siento.
-No pasa nada. Espero que sólo sea temporal. ¿Y sabes dónde estamos?
-Ta-tampoco.
-Vaya, esto es serio. No es momento para que pasen estas cosas.
-No te preocupes. Puedo luchar, si hace falta.
-Más nos vale, porque el guardián del templo está a punto de ser despertado.
-¿El guardián del templo?
-¿Tampoco recuerdas por qué estamos aquí?
-¿Eh…? No…
-Bueno, no importa. Ahora no hay tiempo para explicártelo, pero estate preparada.
-Claro, Sina.

Bastet sonrió intentando parecer que en el fondo la recordaba, pero todo aquello sólo podía significar una cosa. ¡Estaba en el futuro! Podría ser una buena oportunidad para saber lo que les deparaba.

-¿Qu-quién le está despertando?
-La reina Eleone, por supuesto.
-Oh. Me alegra de que esté bien. Chss (Espera, ¿reina?)
-¿Y por qué no iba a estarlo?
-Oh, bueno. Cosas de una amnésica.

Bastet volvió a sonreir intentarlo quitarle importancia, se sentía un poco rara, ya no solo en aquel lugar y con aquella persona, si no consigo misma, como si ese cuerpo no fuera el suyo. Fue entonces cuando se le ocurrió bajar la mirada para mirarse y se sorprendió al ver que iba vestida de una manera diferente, e incluso parecía más… ¡¿mayor?!

-Chss (¿Qué… demonios?)

Segundos después se le ocurrió invocar su Llave espada, y para sorpresa suya era diferente, bueno, en realidad tenía el mismo esquema y colores, pero era mucho más… impresionante, grande, poderosa… hasta el llavero había cambiado. ¿Qué futuro era aquel?

No hay comentarios:

Publicar un comentario