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Zero se interpuso
entre Claudia y Keiro evitando cualquier tipo de enfrentamiento, pese a que
Keiro seguía siendo el mismo de siempre, Zero no lo creía por las palabras de
Jaleel. Invocó su Llave espada.
-Pelirroja, apártate
de él.
-¡No! Zero, no es lo
que parece.
-¿Que no es lo que
parece? Yo veo claramente a alguien que ha caído en la Oscuridad.
-No, no ha caído del
todo. Conseguí salvarle. Os dije que yo me haría cargo de él, es problema mío.
-Ya no es sólo
problema tuyo, pelirroja. Puede volverse peligroso.
-¡He dicho que no!
-Bastet, no tienes
que protegerme de nadie.
-Esto no lo hago por
ti, cállate.
-…
-Princesa, por favor,
calma a tu guardián.
-Yo…
-Princesa, por favor.
-Zero, baja el arma.
-¿Cómo? Pero…
-Es Keiro, Zero. Aún
puedo sentirle…
-…
Zero volvió a hacer
desaparecer el arma aunque se volvió a Keiro amenazadoramente.
-Será mejor que tu
novia tenga los dos ojos bien puestos en ti.
-No es mi novia,
cachorrillo, así que cierra la boca.
-¡¿Cómo te atreves?!
-¡Zero, no!
-…
-Keiro, cálmate. No
empeores las cosas.
-Bah…
-Por favor,
calmémonos todos. Princesa, ¿queréis ver a mi Maestro?
-No sé. Vinimos para
saber si le teníamos de nuestra parte, pero si es vuestro Maestro he de suponer
que sí. Además, si este Mundo está bien necesitará un protector, pero…
-¿Qué ocurre,
princesa?
-¿Vais a volver a
Eclissis?
-No creo que en el
estado de Keiro sea buena idea. Además, perdí mi armadura y mi Llave espada...
-¡¿Cómo?!
-No está perdida,
Bastet. Está en Eclissis. Puedo ir en…
-¡No! Deja ya la
Oscuridad, Keiro.
-Pero ya no me hace
daño usarla.
-Keiro, ya has
llenado todo tu Corazón de Oscuridad, si sigues usándola sólo llenarás el mío.
-…
-¿Qué significa eso,
Bastet?
-Cuando encontré a
Keiro estaba a punto de ser consumido, así que enlacé nuestros Corazones, todo
lo que hagamos a partir de ahora nos repercute a ambos.
-¿Cómo hiciste eso?
-Es… difícil de
explicar. Pero estoy dispuesta a tomar esos riesgos… Así que tranquilízate,
Zero.
-Genial. Ahora si cae
uno, cae el otro. Menuda pérdida de tiempo. Vayamos a Gemelus, princesa.
-Espera, Zero, quizás
podamos hacer algo por ellos.
-Eleone quizá pueda
ayudarme.
-¿Eleone?
-Recuerdo que en
Paraíso de los Hechiceros usé mis poderes de Oscuridad justo antes de que
Eleone invocara un pilar de Luz y la Oscuridad no tuvo efecto en mí. Quizás
pueda revertir la transformación. Pero Bastet no quiere que vayamos a Eclissis.
-¿De verdad piensas
que eso podría surtir efecto?
-No lo sé, es sólo
una teoría.
-Pero vale la pena
intentarlo.
-¿Volver a Eclissis,
princesa? Tenemos que seguir nuestro camino.
-Hemos perdido a
Jaleel, Zero. Si ayudamos a Bastet y Keiro quizá se unan en nuestra misión.
-Quizás no haga falta
usar un Portal de Oscuridad para que yo pueda ir.
-¿Bastet?
-El Maestro puede que
sepa una manera…
Bastet empezó a
alejarse del grupo en dirección al Palacio y todos la siguieran de lejos en
silencio, aunque Zero no apartaba la mirada de Keiro ni un momento. Cuando
finalmente llegaron a la habitación en la que el Maestro descansaba, Bastet les
presentó.
-Maestro, estos son
la princesa Claudia y su guardián Zero, de Ciudad Eclissis. Ambos son Elegidos,
Maestro.
-Encantada.
-¿De Ciudad Eclissis,
princesa?
-Sí, señor.
-Ese nombre me trae
viejos recuerdos.
-¿Cómo dices,
Maestro?
-Creo que estuve por
allí hará unos diecinueve años, fue el viaje en el que encontré a Keiro y lo
traje conmigo.
-¿Lo dices en serio,
Maestro?
-Sí, Bastet. Pero de
eso hace mucho tiempo. ¿Qué os trae por Chrystalis, jóvenes?
-Venimos a buscarle a
usted. Bueno, ya no ahora que sabemos que Bastet y Keiro son de aquí y el Mundo
está bien. Un gran Maestro nos entregó la localización de tres Maestros que
podían ayudarnos y aquí llegamos.
-¿Un gran Maestro?
-Sí, señor. Su nombre
es Yensid.
-Oh, je, je. Es bueno
saber que sigue vivo.
-¿Le conoces,
Maestro?
-Sí, oh, sí. Él y yo
fuimos aprendices del mismo Maestro.
-¡¿En serio?!
-Sí, ja, ja. Qué
tiempos.
-Maestro, no es hora
de hablar de viejos tiempos. ¿Conoces algún modo de que podamos viajar a
Eclissis? Perdí mi Llave espada y armadura y no puedo viajar entre los Mundos.
-¿Otra manera de
viajar, dices? Me temo que no. Pero si lo que te preocupa es no poder viajar,
puedes tomar mi Llave espada y armadura.
-¡¿Seguro, Maestro?!
-Sí, regresámelas
cuando recuperes la tuya.
-Entonces volvemos a
Eclissis…
-Tranquilo, Zero. Así
le damos noticias a Eleone.
-Maestro, no podemos
dejarte solo en Chrystalis sin protección.
-No te preocupes,
puedo luchar sin necesidad de una Llave espada.
-Si me dejaras ir a
mí sólo, no haría falta todo esto.
-¡No vas a usar otro
Portal de Oscuridad, Keiro!
-Pues iré de la forma
tradicional, pero no retrases a Claudia y a Zero en su viaje.
-Pero…
-¡Cierto, Bastet! Tu
Maestro podría dejarte su armadura nada más y venir con nosotros a Gemelus
mientras Keiro arregla eso él sólo.
-¿Y dejarle ir solo?
-No voy a ir solo,
Bastet. Estamos unidos, ¿no? Tranquila, no haré ninguna estupidez.
-Hacía mucho tiempo
que no te escuchaba hablar con tanta sabiduría, Keiro.
-Maestro…
-¿Entonces todo está
dispuesto?
-Pero, ¿cómo nos
encontrará Keiro después de terminar el trabajo?
-De la misma manera que estaré bien sin Bastet. Podré sentirla desde la distancia y os seguiré.
-De la misma manera que estaré bien sin Bastet. Podré sentirla desde la distancia y os seguiré.
-¿Ningún problema
más? Pues perfecto, Bastet, acércate.
El Maestro Cyan
invocó su Llave espada y cuando Bastet se acercó le tocó suavemente con ella
haciendo que un brillo rodease a la pelirroja que terminó por transformarse en
la armadura del hombre.
-Parece muy
resistente.
-Lo es, lo es. No
perdáis más el tiempo y marchar.
-Sí, Maestro.
Todos salieron al
exterior y tras que Bastet y Keiro se despidiesen con un abrazo todos salieron
al Espacio entre los Mundos aunque Keiro tomó su camino y el resto tomó uno
diferente, Bastet iba montada en la Llave deslizador de Claudia.
-Espero que le vaya
bien.
-Claro que le irá
bien, Bastet. No te preocupes.
Los tres salieron
finalmente disparados por el Espacio directos hacia donde señalaba la última
flecha. El destino les llevaba hasta Gemelus.
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-¡Reina Eleone! ¡Reina Eleone!
-¡Reina Eleone! ¡Reina Eleone!
-¿Qué pasa?
-Es Eryn, majestad.
Ha terminado la barrera mágica.
-¡Bien! Vayamos a
verlo.
El soldado guió a la
reina hasta una de las cámaras centrales del palacio donde Eryn había fabricado
el dispositivo principal que activaba y desactivaba mágicamente la barrera a
distancia. Allí Eryn se encontraba haciendo los últimos ajustes junto a Kuroi y
Alexander.
-Parece que soy la última
en llegar.
-No te has perdido
nada, majestad. Eryn aún está haciendo unos ajustes.
-No tardo nada… Ya sólo
falta conectar la barrera al activador y… ¡Listo! ¿Haces los honores, reina
Eleone?
-¿Qué tengo que
hacer?
-Presionar este
enorme botón de aquí.
La reina se acercó
hasta el enorme aparato y las paredes de la sala se volvieron trasparentes
pudiendo divisar toda Ciudad Eclissis desde aquel lugar, luego finalmente
presionó el botón y todos pudieron observar alucinados como la enorme barrera mágica
se formaba en torno a la enorme ciudad sin dejar un solo hueco abierto. La
ciudad ya podía descansar en paz.
-¡Esto es increíble,
Eryn!
-El mérito no es mío,
yo no lo inventé, sólo lo he adaptado a la ciudad.
-Sigue siendo increíble,
Eryn.
-Gracias, reina
Eleone.
-Pero, ¿ahora cómo
puede salir y entrar gente de la ciudad?
-Para eso sirve este
dispositivo, Kuroi. No es sólo para apagar y encender la barrera que eso puede
ser absurdo, la idea es que esté encendida siempre. Desde este aparato se
pueden abrir las celdas de las que está construída la barrera de forma
individual, permitiendo así a la gente salir y entrar, aunque sólo he permitido
poder activar y desactivar cinco de estas celdas. Una en el cielo para cuando
salgamos al Espacio entre los Mundos y cuatro más, una en cada punto cardinal.
-Creo que entiendo cómo
funciona eso, Eryn. Pero, ¿de qué manera se alimenta la barrera de la energía
de la ciudad?
-No se alimenta de
ninguna manera, Eleone. La barrera mágica es creada celda por celda por un
hechicero y luego se unen, gracias a que había tantos hechiceros en la ciudad
he conseguido crear la barrera en poco tiempo y será más resistente que
cualquier otra porque han puesto todo su poder en cada celda. La única manera
de que alguien entre en la ciudad es que alguien le abra la puerta.
-¡Genial!
De repente la máquina
empezó a brillar tenuemente de un color rojo.
-¿Qué pasa, Eryn?
-Alguien se acerca.
He activado un pequeño hechizo de alerta en la Puerta del Cielo porque de otra
manera sería imposible que estuviésemos pendiente de ella.
-¿Quieres decir que
alguien se acerca en Llave deslizador?
-Sí, lo que no sé quién.
¿Le abrimos, reina Eleone?
-Sí. Dejadle pasar.
Eryn abrió la Puerta
del Cielo permitiendo al desconocido entrar, luego la cerró y todos se
dirigieron al patio a esperar al viajero espacial. Todos se alegraron bastante
cuando identificaron la Llave deslizador de Keiro aunque no se alegraron tanto
cuando se quitó la armadura.
-¡¿Keiro?!
El joven caído en la
Oscuridad se acercó pacíficamente y se arrodilló frente a Eleone. Todos le
miraron desafiantes pero nadie se opuso, parecía que la reina así lo quería.
-Hola, majestad.
-Keiro… ¿qué…? ¿Dónde
está Bastet?
-Nos encontramos con
vuestra hermana y Zero en Chrystalis y les acompañó a la última localización
del mapa.
-¿Os habéis
encontrado con Claudia y Zero? ¿Y dices que ya han visitado dos Mundos?
-Pero, ¿y qué haciáis
en Chrystalis, Keiro?
-Bastet y yo
provenimos de allí, majestad. Uno de los Maestros que apuntaba el mapa era
nuestro Maestro.
-Pero… pensaba que
vuestro Mundo había caído, Keiro.
-Y así fue, pero
Bastet consiguió salvarlo de una manera un tanto… peculiar. De todas maneras,
majestad, no he venido a daros ese tipo de noticias. He venido a buscar la
Llave espada y armadura de Bastet.
-¡Fue la que
encontramos!
-Sí. Yo mismo la dejé
aquí.
-¿Tú?
-¡Tú luchaste en
aquel rascacielos con un señor oscuro!
-Sí, pero se escapó…
Temía por la seguridad de Bastet y no pude quedarme mucho tiempo. Siento no
haber dado noticias en su momento y que eso os preocupara.
-No importa, Keiro.
Kuroi, trae la Llave espada y la armadura de Bastet.
-Ahora mismo,
majestad.
Finalmente Eleone
cogió valor e hizo la pregunta que todos estaban esperando.
-¿Qué… qué te ha
pasado, Keiro?
El joven apartó la
mirada un poco avergonzado.
-La Oscuridad fue más
poderosa que yo, majestad. Aunque Bastet consiguió salvarme a tiempo. Aún así
no sé cuanto puedo seguir así. Majestad, aquella vez en Paraíso de los
Hechiceros, vuestra Luz consiguió protegerme de la Oscuridad, ¿pensáis que…
podríais hacer algo al respecto?
-Puedo intentarlo,
pero no prometo nada, Keiro.
-Cualquier ayuda es
bien recibida.
Keiro se mantuvo
arrodillado desde que había llegado y Eleone se acercó hacia él delicadamente
mientras buscaba en el fondo de su Corazón alguna solución para el joven caído.
Incluso intentó contactar con Madine para saber si había alguna manera de
revertir la transformación aunque nada pareció tener resultado.
-¿Y el Ávatar,
majestad?
-No puedo usarlo a
voluntad. Quizás si aprendiera… Pero sólo funcionaría en tu Mundo de
procedencia.
-Entiendo…
Finalmente Kuroi
apareció con los artefactos de Bastet.
-Aquí tienes, Keiro.
-Siento mucho no
haber podido hacer nada, Keiro.
-No importa. Haberlo
intentado ha sido suficiente. Ahora debo marcharme, Bastet me espera.
-Buen viaje, Keiro.
Eryn, ve a abrirle la puerta, por favor.
-Sí, reina Eleone.
Tras la despedida,
Keiro consiguió volver a salir de Eclissis con la Llave espada y la armadura de
Bastet directo hacia donde su Corazón le guiaba.
-No tardaré, Bastet.
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Mientras, en la otra punta del Espacio entre los Mundos, los tres Elegidos llegaban a su último destino: Gemelus. Lo que vieron ante sus ojos les dejó totalmente aturdidos, Gemelus no era un Mundo normal, ¡eran dos! Dos Mundos unidos mediante lo que parecía una poderosa fuerza gravitatoria.
-¡Son dos!
-Sí, ya nos hemos
fijado, pelirroja.
-Ahora entiendo eso
de Gemelus. Todos los nombres tienen algo que ver con sus Mundos.
-Deberíamos bajar.
Sin embargo se dieron
cuenta de que los dos Mundos eran diferentes, uno estaba lleno de una extraña
tecnología que no acababan a entender, el otro por su parte era todo lo
contrario, un Mundo lleno de magia en armonía. De forma irónica, los tres
Elegidos no compartían sus lazos con ninguna de las dos tierras, pues ni eran
guerreros ni hechiceros, si no una mezcla de ambos.
-¿Por cuál empezamos?
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