Eryn y Kuroi
siguieron viajando por el Espacio entre los Mundos sin mediar palabra alguna
hasta que alcanzaron su próximo destino. Se encontraron con un extraño Mundo
que no se parecía en nada a otros que habían visitado. En esencia podía haber
pasado como cualquier otro Mundo puesto que era una extraña ciudad iluminada en
una eterna noche, muy parecida a Eclissis, pero la mezcla de paisajes y
edificaciones le daba un toque de extrañeza.
-Este lugar tiene
algo diferente.
-¿A qué te refieres,
Eryn?
-No lo sé. Parece…
nah, olvídalo.
-No. Dime.
-Es como si… parecerá
una locura, pero creo que este Mundo está hecho de fragmentos de otros.
-¿Eso es posible?
-No lo sé, pero mira
el aspecto que tiene tan desigual y, ¿no lo sientes?
-¿Sentir el qué?
-El Corazón del Mundo,
¿no sientes la mezcla de esencias?
-Yo no puedo sentir
esas cosas. Te pareces a la princesa Eleone.
-Eleone es un Avatar
de la Luz. Yo simplemente me pasé muchos años estudiando magia.
-¿Será buena idea
bajar?
-Bueno, tú dijiste
que deberíamos seguir buscando Mundos que salvar. Y éste está bastante alejado
del Reino de la Luz, así que los Sincorazón irán como Pedro por su casa.
-Y sin embargo no
parece en problemas.
-Quizás ya haya
alguien protegiéndolo. Pero no estaría de más que nos cerciorásemos de que está
todo bien.
-No, claro que no.
Los dos Elegidos
traspasaron la barrera que protegía el Mundo y bajaron a lo que parecía la
plaza de la Ciudad. Aunque parecía vacía, cerca de allí vislumbraron una
taberna bastante movidita, ¿una celebración?
-Parece que están
demasiado “tranquilos” como para que haya muchos Sincorazón por aquí.
-A veces la gente
necesita celebrar que han sobrevivido otro día.
-No sé porqué me
extraña oír eso de tu boca.
-¿Qué? Yo también me
lo sé pasar bien. En Paraíso solíamos celebrarlo cada vez que vencíamos a un
hechicero oscuro.
-Si tú lo dices.
Y sin abrir más la
boca, Kuroi se adentró a la taberna donde se asombró bastante de aquella
expectación. Había hombres y mujeres por todas partes bebiendo algún tipo de
brebaje alcóholico mientras bailaban y gritaban. Eryn, que entró tras Kuroi,
sonrió pareciendo recordar alguna de las fiestas que se montaban en Paraíso.
-¡¿Te sientes en
casa?!
-¡Algo así!
-¡¿Qué crees que
deberíamos buscar?!
-¡¿Buscar?! ¡Nada!
¡Disfruta, Kuroi!
-¡¿Que disfrute?!
-¡Sí, ya sabes,
baila, grita, bebe!
Eryn dejó a Kuroi en
el sitio tras decir eso y se adentró entre la gente perdiéndose entre la
multitud.
-Y ahora me deja solo…
Este lugar no me gusta.
Kuroi decidió dejar a
Eryn que se lo pasara bien mientras él salió de nuevo fuera, sintió como que
alguien debería estar atento por si los Sincorazón aparecían para que no
destrozaran aquella fiesta y él parecía el guardián perfecto para esa misión.
-Qué sorpresa con
Eryn… No era tan sosa después de todo.
Kuroi se dejó caer
contra la pared de la taberna hasta que se quedó sentado observando aquella
noche estrellada que esperaba no estropeasen los Sincorazón. Pero pronto Kuroi
sintió que no estaba sólo. Por suerte ninguno de sus acosadores parecía
provenir de la Oscuridad.
-¡¿Quién anda ahí?!
Un grupo de personas
se acercó a Kuroi desde varios ángulos, parecían ladrones y para su desgracia
se habían metido con la persona equivocada.
-Danos todo lo que
llevas encima, muchacho.
Kuroi se levantó del
suelo dejando a todos los soldados bajitos debido a su altura, aunque ninguno
de ellos pareció sentirse intimidado, todos llevaban armas y se sentían seguros
frente a aquel grandullón que no portaba ninguna.
-No llevo nada…
-Ya, claro…
Cacheadle.
Dos de los ladrones
se acercaron cautos hasta Kuroi con la intención de cachearle aunque éste no se
dejó. Cogió a ambos ladrones con rapidez y facilidad y chocó sus cabezas entre
sí dejándoles inconscientes.
-¡¿Pero qué…?!
¡Atacadle!
-Mierda… qué pesados.
Pese a que eran
ladrones y posibelemnte criminales, Kuroi no quiso hacerles un gran daño, tenía
un riguroso sentido del honor que le impedía hacer daño a los seres vivos. Así
que saltó y agarrándose al tejado de la taberna se subió aumentando la
distancia entre él y los ladrones intentando hacerles ver de esa manera que no
tenía ganas de bronca.
-¡Baja de ahí!
-¿O si no qué?
-¡Subiremos!
-Para cuando vosotros
subáis estaré en la otra punta de la ciudad.
-¡¿Nos estás
vacilando?!
-Claro que no.
Entonces Kuroi sintió
una nueva presencia que apareció por detrás de los ladrones, iba vestido con
una gabardina de cuero negro y un sombrero a juego bastante viejo.
-Dejadle en paz.
Los ladrones se
dieron la vuelta para conocer a su nueva víctima aunque parecieron cambiar de
idea en seguida en cuanto visualizaron su aspecto, acongojados cogieron a sus
dos camaradas inconscientes y salieron corriendo de allí entre gritos y
balbuceos. Luego Kuroi bajó de un salto para agradecérselo.
-Vaya… muchas
gracias. Parece que impones un poco de respeto por aquí.
-No te reconozco.
-¿Es que conoces a
todos los habitantes de esta ciudad?
-Podría ser.
-Vaya… eso sería
digno de admiración. Aunque dado como han salido corriendo esos tíos diría que
no eres un cualquiera.
-No, supongo que no
lo soy.
-Yo me llamo Kuroi.
Ele… ele…
-…
-Olvídalo. Kuroi a
secas.
-Bien, Kuroi, ten
cuidado, la próxima vez que aparezcan quizás no esté por aquí, aunque parece
que no necesitas mi ayuda.
-¿No te vas a
presentar? De donde yo vengo cuando alguien se presenta, el otro también lo
hace. ¿Eso no se lleva por aquí?
-Yo no soy de por
aquí.
-Entonces Eryn tenía
razón.
-¿Razón en qué?
-En que este es un
Mundo hecho de fragmentos de otros. ¡Ups! No tenía que haber dicho eso.
-¿Cómo sabes tú eso?
El hombre miró
analizando a Kuroi, parecía estar haciéndole un scanner completo, el Elegido
sintió como si estuvieran leyendo su mente aunque el hombre pareció no
conseguir nada.
-Tienes una gran
voluntad para poder resistirte.
-¿Eres un mago o algo
así?
-Hechicero.
-Oh, no me digas que
tú también vienes de Paraíso y que eres amigo de Eryn.
-Ni soy de ese sitio
al que llamas Paraíso ni conozco a esa a la que llamas Eryn.
-Qué alivio. Bueno,
¿me vas a decir tu nombre?
-¿Para qué lo quieres
saber?
-Mmm… para saber el
nombre de quien me ha salvado.
-No te he salvado.
Sólo he evitado que descubrieras tu identidad, ¿verdad? Dime quién eres de
verdad y te diré mi nombre.
-Bueno… parece un
trato injusto, pero la curiosidad me puede. Soy un Elegido de la Llave espada
de Ciudad Eclissis.
Kuroi invocó la Llave
espada a la vez que decía aquellas palabras.
-Vaya, una Llave
espada, pensé que nunca vería una en mi vida. Bueno, un trato es un trato, yo
soy Balthazar Blake, uno de los aprendices del gran mago Merlín.
-¿Merlín? No le
conozco.
-¿No conoces al gran
mago Merlín?
-Nop.
-Eres de muy lejos,
¿verdad?
-Un poquito. Así que…
eres un hechicero muy poderoso. Entonces sabrás que este Mundo es especial.
-Sí, lo sé. Y ahora
puedo presuponer porqué tu también lo sabes. La Llave espada es un artefacto de
gran poder. ¿Cómo la puede tener alguien como tú?
-¡Eh! Que tengo
sentimientos.
Balthazar hizo un
rápido movimiento de manos y atrajo la Llave espada de Kuroi hasta sus manos,
pero tan rápido como la tocó y posó sus ojos en ella, el artefacto volvió a las
manos de Kuroi.
-Vaya… parece que
elige a su dueño.
-¿Sorprendido?
-Conozco pocas cosas
que tengan más poder que yo.
-Pues ahora conoces
otra.
-Dijiste que no
viniste solo.
-No, vine con mi
“amiga” Eryn, pero está dentro divirtiéndose.
-Entonces no le
importara que vengas conmigo a un sitio.
-Mmm… Supongo que no.
¿A dónde me quieres llevar?
-A que conozcas a
alguien.
-¿Otro aprendiz del
gran mago Merlín?
-No. Yo soy el único
que queda, a quien quiero que conozcas es más… especial que yo.
Kuroi se encogió de
hombros y siguió a Balthazar a través de varios callejones hasta que llegaron a
lo que parecía un patio trasero con un pozo, detrás del pozo había una terrible
y enorme bestia marrón que parecía descansar. Cuando Kuroi se asomó pudo ver a
un gran león.
-¿Un león? Son
carnívoros, ¿no?
-Tranquilo. Éste no
es un león cualquiera. ¿Aslan?
El león se levantó a
duras penas de su escondite y se medio arrastró hasta quedar en frente de
Balthazar y Kuroi.
-Un Elegido.
-¿Un león parlante
que puede saber eso sólo con mirarme?
-No es sólo eso. Es
un Dios.
-¿Un Dios? ¿Cómo el
Dios León? Quiero decir… Madine.
-No sé quién es ese
Madine. Él es Aslan.
-Am. Encantado,
Aslan. Yo soy Kuroi.
-Encantado, Kuroi. Es
bueno ver a un Elegido por aquí.
-¿Cómo es que sabes
lo que soy? Bueno, partiendo de la base de que eres un Dios.
-Yo solía ser uno.
-¿Un león que era un
Elegido? Aunque no entiendo como alguien puede dejar de ser Elegido.
-Es… difícil de
explicar. ¿Puedes prestarme tu ayuda?
-Claro. ¿Qué puedo
hacer por ti?
-Necesito tu Llave
espada.
-¿Mi… Llave espada?
¿Para qué?
-Mi Mundo desapareció
por culpa de los Sincorazón. Yo sobreviví, pero como soy un Dios y desapareció
mi Mundo no queda nadie que crea en mí. Sólo sigo existiendo por mi propia
fuerza de voluntad.
-¿Y eso qué tiene que
ver con mi Llave espada?
-Puedo alimentarme de
su fuerza.
-Espera, ¿quieres
apropiarte de mi Llave espada para poder vivir?
-¿Acaso no es más
importante una vida?
-Sí, pero…
______________________________________________________________________
Eryn se lo estaba
pasando bomba en la taberna cuando se cruzó con un joven bastante apuesto de
larga melena y extraños ropajes orientales que la invitó a beber algo con ella
en la barra a lo que no pudo negarse.
-¡Hola, Eryn!
-¡¿Cómo sabes mi
nombre?!
-¡Porque nos hemos
conocido hace un rato!
-¡No nos hemos…!
¡¿Quién eres?!
-¡Me llamo Dastan!
¡El príncipe Dastan!
-¡¿Un príncipe?!
¡¿Aquí?! ¡Oh!
Eryn se alejó del
recién llegado y se salió fuera, entre tanto ruido no podía pensar con
claridad. Cuando salió ya pudo entenderlo todo, aquel Mundo era una mezcla de
fragmentos de otros Mundos lo que significaba que en aquel lugar podría
encontrarse con gente de otros lugares que no tenían porqué parecer de aquel
lugar.
-Ey, Eryn, ¿estás
bien?
-Deja de dirigirte a
mí como si me conocieras.
-Bueno, es que…
-¡No! No me conoces.
Y aléjate de mí si no quieres que te curta el lomo. No soporto a la realeza.
-Sólo soy príncipe de
nombre, perdí mi reino hace un tiempo.
-Mira cómo lloro.
-Eryn, necesito tu ayuda.
-¿Mi ayuda? ¿Para
qué?
-Sé lo que eres y sé
lo que puedes hacer.
-¿Lo que soy? ¿A qué
te refieres?
-Ya sabes. Una
Elegida.
-¡¿Cómo lo sabes?!
-Tú me lo dijiste.
-¡Deja ese rollito
ya!
-Pero es que… mira…
El joven sacó de uno
de sus bolsillos un reloj de arena bastante peculiar y una daga que poseía
arena en su empuñadura.
-Lo siento mucho,
pero no sabía si podía confiar en ti. Así que usé esto.
-¿Y qué es eso?
-Las arenas del
tiempo.
-¿Las arenas del
tiempo?
-Permiten a su
portador controlar el tiempo. Y yo… bueno, las usé para obligarte a que me
dijeras quién eres.
-¡¿Cómo te atreves?!
Eryn invocó su Llave
espada con la intención de castigar a ese indeseable, y ya de paso quedarse con
el reloj.
-No, Eryn, no. No lo
entiendes.
-¡Pues házmelo
entender! Tienes treinta segundos.
-Necesitaba a alguien
especial y justo apareciste tú. Llevo mucho tiempo encerrado en este Mundo y
necesito tu ayuda.
-¿Para qué?
-Para salvar mi
reino.
-¿Y por qué deberia
ayudarte?
-Bueno, es lo que
eres, ¿no? Lo que haces. Salvar Mundos.
-Me has sacado
demasiada información y vas a pagarlo.
-No, Eryn, por favor.
Te diré lo que quieras para compensarte.
-Mmm… Ah…
La joven se cogió la cabeza algo mareada, como si… hubiera tenido… un Deja vu.
-¿Las has vuelto a
usar?
-¿Cómo…? Sabía que
eras fuerte. Por favor, Eryn.
-Deja ya a la señorita
en paz, Dastan. Eres un pesado. Ninguno de nosotros saldremos de aquí nunca.
-¿Qué…?
La elegida se giró
para ver a un tio bastante adulto que parecía llevar rato observándolos desde
una esquina a oscuras, vestía de forma aún más oriental que Dastan, con un
turbante y llevaba una barba rizada.
-¿Y ése quién es?
-Déjeme que me
presente. Soy el capitán Nemo.
-Por mí como si eres
el capitán Pescanova.
-Tiene carácter.
-Nemo, ahora no.
-¿Qué demonios
queréis de mí?
-Ya te lo he dicho,
Eryn. Ayúdame, por favor.
-¿Y él?
-Yo sólo observaba
como el principito se arrodillaba ante usted, señorita.
-Esto no tiene
gracia. ¿Dónde está Kuroi cuando le necesito?
-Por favor, Eryn. Lo
único que tienes que hacer es…
-Epicnírp, ortneucne
et nif la.
-¿Qué? ¡No!
Los tres presenciaron
algo fatal, una criatura de dos metros de altura de constitución humana, bañado
de oscuridad y con una extraña armadura con pinchos se había aparecido en la
plaza de aquel lugar y no parecía tener intenciones pacíficas.
-Onitsed ut atpeca.
-¿Qué demonios?
Eryn parecía realmente asustada de aquella criatura tan extraña, su simple presencia le había inmovilizado los pies aunque rápidamente Dastan le hizo recobrar la conciencia y tirando de su brazo la alejó del monstruo.
-¡¿Qué es eso?!
-Es el Dahaka. El
guardián del tiempo.
-¡Entonces te
persigue a ti!
-Ahora a los dos.
-¡¿Y a mí por qué?!
-Porque sabe que
puedes ayudarme.
-¡Mierda, ¿por qué me
has metido en esto?!
-Te necesito de
verdad, Eryn.
-Yo… yo… no puedo
irme sin Kuroi.
-¿Y no sabes dónde está?
-¡No! Debería haber
estado ahí fuera.
-Bueno… hay alguien
más que buscaba un Elegido.
-¡¿Quién?!
-Ese hechicero… ¿cómo
se llamaba? Bazaar… Bisir… Basaltar… Ah, sí ¡Balthazar!
-¿Y dónde está?
-Suele estar…
-¿Qué?
-Vamos en dirección opuesta.
-Vamos en dirección opuesta.
-¡Mierda! ¡Agárrate!
-¿Qué?
Eryn transformó su
Llave espada rápidamente en Llave deslizador y se montó ayudando a la vez a
Dastan que iba abrazado a ella por detrás.
-¿Qué demonios?
-¡No es momento de
hacer el tonto! ¡Guíame!
-¡Por allí!
______________________________________________________________________
-Está bien. Te daré
la Llave espada. Sólo espero que funcione.
-Yo también lo
espero.
Kuroi iba a darla la
Llave espada a Aslan justo cuando oyó un grito a lo lejos que le detuvo.
-¡Kuroooooooiiiiiiii!
-¿Eryn? ¡Eryn!
-¡Maldito estúpido,
¿cómo se te ocurre dejarme sola?!
-¿Quiénes son esos?
-Es mi amiga Eryn y
el otro… No sé.
-Es ese príncipe que
controla el tiempo.
-¿El tiempo? ¡Espera!
-¿Qué?
-Si él controla el
tiempo. ¡Eryn baja!
Eryn bajó deshaciendo
la Llave deslizador y cogió a Kuroi agitándole violentamente.
-¡Que sea la última
vez que me dejas sola sin avisarme!
-Tranquila… vale…
-Y tú no esperes que
te haya perdonado.
-No, Eryn… yo…
-¿Qué pasa aquí?
-Oh, tú eres
Balthazar. ¿Crees que podrías deshacerte de el Dahaka?
-¡¿El Dahaka viene
hacia aquí?!
-Este loco lo ha
traído.
-¿Qué es el Dahaka?
-El guardián del
tiempo. Es el encargado de cumplir con la línea temporal y que no se creen
otras.
-Que no se creen
otras… ¡Maldita sea, Bastet!
-¿Bastet? ¿Qué coño
tiene que ver Bastet ahora?
-Creo que ya sé
porqué no estaba con nosotros cuando despertamos, Eryn. Creo que la tele
transportamos en el tiempo y en el espacio.
-¿Cómo? ¿Y cómo has
llegado a esa conclusión ahora?
-No lo sé, es como si…
-¡Dastan! Has sido tú
otra vez.
-Puede…
-¿Quieres dejar de
usar esa maldita arena?
-No tenemos tiempo,
el Dahaka…
-Aslan, ¿te
encuentras bien?
-El Dahaka es muy
peligroso, Balthazar. Debemos irnos.
-¿Y qué hay de la
Llave espada?
-Aslan, lo siento.
Pero tengo que salvar a mi amiga.
-Lo entiendo.
Encontraré otra manera. Balthazar…
El hechicero afirmó
con la cabeza y tocando ligeramente al león desaparecieron al instante.
-¿Y qué hay de mí?
-Tú cállate, tienes
la culpa de todo esto. ¿Qué vas a hacer, Kuroi?
-Tenemos que detener
al Dahaka, es muy posible que también esté buscando a Bastet.
-¡Eso es una locura,
el Dahaka es imparable!
-Tiene que tener
alguna debilidad.
-¡En este Mundo no
hay agua!
-¿Agua, es que esa es su
debilidad?
-Sí. Está hecho de
las arenas del tiempo.
-Bien. Dejadme que me
centre. Eryn, pudimos llevar a Bastet en el tiempo porque unimos fuerzas y por
toda aquella Oscuridad seguramente. Si el Dahaka es un ser oscuro, será muy fácil
tener todo lo necesario para hacerlo.
-¿Y luego qué?
-Tendremos que
encarcelarlo.
-¿Encarcelarlo?
-¡Es casi un Dios, no
podéis encarcelarle en una jaula!
-¡Una barrera mágica!
-¡Muy bien, Eryn! Eso
usaremos.
-Pero… yo no puedo
hacer algo así.
-¿Y Arkleus?
-¿Quieres que
dejemos esa criatura en mi Mundo natal? ¡Ni de coña!
-¿Prefieres que nos
persiga eternamente a nosotros y a Bastet?
-¡Mierda! Está bien.
-Entonces llevaremos
al Dahaka al pasado con tu Maestro para que pueda atraparle.
-¿Y por qué al
pasado?
-Primero porque al
juntar nuestros poderes no sólo le moveremos en el espacio, también tenemos que
hacerlo en el tiempo, y segundo, seguro que tu Maestro era más poderoso en su
juventud.
-Vale, me has
convencido.
-Ya está aquí.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque puedo
sentirle, ¡joder!
-¿Y qué hacemos con éste?
-También nos lo
llevamos, seguro que con su poder nos puede ayudar un poco, además quiere
salvar su Mundo, si le llevamos al pasado su Mundo estará a salvo.
-Gracias, Eryn.
-¡Cállate!
-Bien, ¿preparados?
No hay comentarios:
Publicar un comentario