lunes, 20 de agosto de 2012

Las aventuras de Kuroi & Eryn: Parte final

Eryn y Kuroi siguieron viajando por el Espacio entre los Mundos sin mediar palabra alguna hasta que alcanzaron su próximo destino. Se encontraron con un extraño Mundo que no se parecía en nada a otros que habían visitado. En esencia podía haber pasado como cualquier otro Mundo puesto que era una extraña ciudad iluminada en una eterna noche, muy parecida a Eclissis, pero la mezcla de paisajes y edificaciones le daba un toque de extrañeza.

-Este lugar tiene algo diferente.
-¿A qué te refieres, Eryn?
-No lo sé. Parece… nah, olvídalo.
-No. Dime.
-Es como si… parecerá una locura, pero creo que este Mundo está hecho de fragmentos de otros.
-¿Eso es posible?
-No lo sé, pero mira el aspecto que tiene tan desigual y, ¿no lo sientes?
-¿Sentir el qué?
-El Corazón del Mundo, ¿no sientes la mezcla de esencias?
-Yo no puedo sentir esas cosas. Te pareces a la princesa Eleone.
-Eleone es un Avatar de la Luz. Yo simplemente me pasé muchos años estudiando magia.
-¿Será buena idea bajar?
-Bueno, tú dijiste que deberíamos seguir buscando Mundos que salvar. Y éste está bastante alejado del Reino de la Luz, así que los Sincorazón irán como Pedro por su casa.
-Y sin embargo no parece en problemas.
-Quizás ya haya alguien protegiéndolo. Pero no estaría de más que nos cerciorásemos de que está todo bien.
-No, claro que no.

Los dos Elegidos traspasaron la barrera que protegía el Mundo y bajaron a lo que parecía la plaza de la Ciudad. Aunque parecía vacía, cerca de allí vislumbraron una taberna bastante movidita, ¿una celebración?

-Parece que están demasiado “tranquilos” como para que haya muchos Sincorazón por aquí.
-A veces la gente necesita celebrar que han sobrevivido otro día.
-No sé porqué me extraña oír eso de tu boca.
-¿Qué? Yo también me lo sé pasar bien. En Paraíso solíamos celebrarlo cada vez que vencíamos a un hechicero oscuro.
-Si tú lo dices.

Y sin abrir más la boca, Kuroi se adentró a la taberna donde se asombró bastante de aquella expectación. Había hombres y mujeres por todas partes bebiendo algún tipo de brebaje alcóholico mientras bailaban y gritaban. Eryn, que entró tras Kuroi, sonrió pareciendo recordar alguna de las fiestas que se montaban en Paraíso.

-¡¿Te sientes en casa?!
-¡Algo así!
-¡¿Qué crees que deberíamos buscar?!
-¡¿Buscar?! ¡Nada! ¡Disfruta, Kuroi!
-¡¿Que disfrute?!
-¡Sí, ya sabes, baila, grita, bebe!

Eryn dejó a Kuroi en el sitio tras decir eso y se adentró entre la gente perdiéndose entre la multitud.

-Y ahora me deja solo… Este lugar no me gusta.

Kuroi decidió dejar a Eryn que se lo pasara bien mientras él salió de nuevo fuera, sintió como que alguien debería estar atento por si los Sincorazón aparecían para que no destrozaran aquella fiesta y él parecía el guardián perfecto para esa misión.

-Qué sorpresa con Eryn… No era tan sosa después de todo.

Kuroi se dejó caer contra la pared de la taberna hasta que se quedó sentado observando aquella noche estrellada que esperaba no estropeasen los Sincorazón. Pero pronto Kuroi sintió que no estaba sólo. Por suerte ninguno de sus acosadores parecía provenir de la Oscuridad.

-¡¿Quién anda ahí?!

Un grupo de personas se acercó a Kuroi desde varios ángulos, parecían ladrones y para su desgracia se habían metido con la persona equivocada.

-Danos todo lo que llevas encima, muchacho.

Kuroi se levantó del suelo dejando a todos los soldados bajitos debido a su altura, aunque ninguno de ellos pareció sentirse intimidado, todos llevaban armas y se sentían seguros frente a aquel grandullón que no portaba ninguna.

-No llevo nada…
-Ya, claro… Cacheadle.

Dos de los ladrones se acercaron cautos hasta Kuroi con la intención de cachearle aunque éste no se dejó. Cogió a ambos ladrones con rapidez y facilidad y chocó sus cabezas entre sí dejándoles inconscientes.

-¡¿Pero qué…?! ¡Atacadle!
-Mierda… qué pesados.

Pese a que eran ladrones y posibelemnte criminales, Kuroi no quiso hacerles un gran daño, tenía un riguroso sentido del honor que le impedía hacer daño a los seres vivos. Así que saltó y agarrándose al tejado de la taberna se subió aumentando la distancia entre él y los ladrones intentando hacerles ver de esa manera que no tenía ganas de bronca.

-¡Baja de ahí!
-¿O si no qué?
-¡Subiremos!
-Para cuando vosotros subáis estaré en la otra punta de la ciudad.
-¡¿Nos estás vacilando?!
-Claro que no.

Entonces Kuroi sintió una nueva presencia que apareció por detrás de los ladrones, iba vestido con una gabardina de cuero negro y un sombrero a juego bastante viejo.

-Dejadle en paz.

Los ladrones se dieron la vuelta para conocer a su nueva víctima aunque parecieron cambiar de idea en seguida en cuanto visualizaron su aspecto, acongojados cogieron a sus dos camaradas inconscientes y salieron corriendo de allí entre gritos y balbuceos. Luego Kuroi bajó de un salto para agradecérselo.

-Vaya… muchas gracias. Parece que impones un poco de respeto por aquí.
-No te reconozco.
-¿Es que conoces a todos los habitantes de esta ciudad?
-Podría ser.
-Vaya… eso sería digno de admiración. Aunque dado como han salido corriendo esos tíos diría que no eres un cualquiera.
-No, supongo que no lo soy.
-Yo me llamo Kuroi. Ele… ele…
-…
-Olvídalo. Kuroi a secas.
-Bien, Kuroi, ten cuidado, la próxima vez que aparezcan quizás no esté por aquí, aunque parece que no necesitas mi ayuda.
-¿No te vas a presentar? De donde yo vengo cuando alguien se presenta, el otro también lo hace. ¿Eso no se lleva por aquí?
-Yo no soy de por aquí.
-Entonces Eryn tenía razón.
-¿Razón en qué?
-En que este es un Mundo hecho de fragmentos de otros. ¡Ups! No tenía que haber dicho eso.
-¿Cómo sabes tú eso?

El hombre miró analizando a Kuroi, parecía estar haciéndole un scanner completo, el Elegido sintió como si estuvieran leyendo su mente aunque el hombre pareció no conseguir nada.

-Tienes una gran voluntad para poder resistirte.
-¿Eres un mago o algo así?
-Hechicero.
-Oh, no me digas que tú también vienes de Paraíso y que eres amigo de Eryn.
-Ni soy de ese sitio al que llamas Paraíso ni conozco a esa a la que llamas Eryn.
-Qué alivio. Bueno, ¿me vas a decir tu nombre?
-¿Para qué lo quieres saber?
-Mmm… para saber el nombre de quien me ha salvado.
-No te he salvado. Sólo he evitado que descubrieras tu identidad, ¿verdad? Dime quién eres de verdad y te diré mi nombre.
-Bueno… parece un trato injusto, pero la curiosidad me puede. Soy un Elegido de la Llave espada de Ciudad Eclissis.

Kuroi invocó la Llave espada a la vez que decía aquellas palabras.

-Vaya, una Llave espada, pensé que nunca vería una en mi vida. Bueno, un trato es un trato, yo soy Balthazar Blake, uno de los aprendices del gran mago Merlín.
-¿Merlín? No le conozco.
-¿No conoces al gran mago Merlín?
-Nop.
-Eres de muy lejos, ¿verdad?
-Un poquito. Así que… eres un hechicero muy poderoso. Entonces sabrás que este Mundo es especial.
-Sí, lo sé. Y ahora puedo presuponer porqué tu también lo sabes. La Llave espada es un artefacto de gran poder. ¿Cómo la puede tener alguien como tú?
-¡Eh! Que tengo sentimientos.

Balthazar hizo un rápido movimiento de manos y atrajo la Llave espada de Kuroi hasta sus manos, pero tan rápido como la tocó y posó sus ojos en ella, el artefacto volvió a las manos de Kuroi.

-Vaya… parece que elige a su dueño.
-¿Sorprendido?
-Conozco pocas cosas que tengan más poder que yo.
-Pues ahora conoces otra.
-Dijiste que no viniste solo.
-No, vine con mi “amiga” Eryn, pero está dentro divirtiéndose.
-Entonces no le importara que vengas conmigo a un sitio.
-Mmm… Supongo que no. ¿A dónde me quieres llevar?
-A que conozcas a alguien.
-¿Otro aprendiz del gran mago Merlín?
-No. Yo soy el único que queda, a quien quiero que conozcas es más… especial que yo.

Kuroi se encogió de hombros y siguió a Balthazar a través de varios callejones hasta que llegaron a lo que parecía un patio trasero con un pozo, detrás del pozo había una terrible y enorme bestia marrón que parecía descansar. Cuando Kuroi se asomó pudo ver a un gran león.

-¿Un león? Son carnívoros, ¿no?
-Tranquilo. Éste no es un león cualquiera. ¿Aslan?

El león se levantó a duras penas de su escondite y se medio arrastró hasta quedar en frente de Balthazar y Kuroi.

-Un Elegido.
-¿Un león parlante que puede saber eso sólo con mirarme?
-No es sólo eso. Es un Dios.
-¿Un Dios? ¿Cómo el Dios León? Quiero decir… Madine.
-No sé quién es ese Madine. Él es Aslan.
-Am. Encantado, Aslan. Yo soy Kuroi.
-Encantado, Kuroi. Es bueno ver a un Elegido por aquí.
-¿Cómo es que sabes lo que soy? Bueno, partiendo de la base de que eres un Dios.
-Yo solía ser uno.
-¿Un león que era un Elegido? Aunque no entiendo como alguien puede dejar de ser Elegido.
-Es… difícil de explicar. ¿Puedes prestarme tu ayuda?
-Claro. ¿Qué puedo hacer por ti?
-Necesito tu Llave espada.
-¿Mi… Llave espada? ¿Para qué?
-Mi Mundo desapareció por culpa de los Sincorazón. Yo sobreviví, pero como soy un Dios y desapareció mi Mundo no queda nadie que crea en mí. Sólo sigo existiendo por mi propia fuerza de voluntad.
-¿Y eso qué tiene que ver con mi Llave espada?
-Puedo alimentarme de su fuerza.
-Espera, ¿quieres apropiarte de mi Llave espada para poder vivir?
-¿Acaso no es más importante una vida?
-Sí, pero…

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Eryn se lo estaba pasando bomba en la taberna cuando se cruzó con un joven bastante apuesto de larga melena y extraños ropajes orientales que la invitó a beber algo con ella en la barra a lo que no pudo negarse.

-¡Hola, Eryn!
-¡¿Cómo sabes mi nombre?!
-¡Porque nos hemos conocido hace un rato!
-¡No nos hemos…! ¡¿Quién eres?!
-¡Me llamo Dastan! ¡El príncipe Dastan!
-¡¿Un príncipe?! ¡¿Aquí?! ¡Oh!

Eryn se alejó del recién llegado y se salió fuera, entre tanto ruido no podía pensar con claridad. Cuando salió ya pudo entenderlo todo, aquel Mundo era una mezcla de fragmentos de otros Mundos lo que significaba que en aquel lugar podría encontrarse con gente de otros lugares que no tenían porqué parecer de aquel lugar.

-Ey, Eryn, ¿estás bien?
-Deja de dirigirte a mí como si me conocieras.
-Bueno, es que…
-¡No! No me conoces. Y aléjate de mí si no quieres que te curta el lomo. No soporto a la realeza.
-Sólo soy príncipe de nombre, perdí mi reino hace un tiempo.
-Mira cómo lloro.
-Eryn, necesito tu ayuda.
-¿Mi ayuda? ¿Para qué?
-Sé lo que eres y sé lo que puedes hacer.
-¿Lo que soy? ¿A qué te refieres?
-Ya sabes. Una Elegida.
-¡¿Cómo lo sabes?!
-Tú me lo dijiste.
-¡Deja ese rollito ya!
-Pero es que… mira…

El joven sacó de uno de sus bolsillos un reloj de arena bastante peculiar y una daga que poseía arena en su empuñadura.

-Lo siento mucho, pero no sabía si podía confiar en ti. Así que usé esto.
-¿Y qué es eso?
-Las arenas del tiempo.
-¿Las arenas del tiempo?
-Permiten a su portador controlar el tiempo. Y yo… bueno, las usé para obligarte a que me dijeras quién eres.
-¡¿Cómo te atreves?!

Eryn invocó su Llave espada con la intención de castigar a ese indeseable, y ya de paso quedarse con el reloj.

-No, Eryn, no. No lo entiendes.
-¡Pues házmelo entender! Tienes treinta segundos.
-Necesitaba a alguien especial y justo apareciste tú. Llevo mucho tiempo encerrado en este Mundo y necesito tu ayuda.
-¿Para qué?
-Para salvar mi reino.
-¿Y por qué deberia ayudarte?
-Bueno, es lo que eres, ¿no? Lo que haces. Salvar Mundos.
-Me has sacado demasiada información y vas a pagarlo.
-No, Eryn, por favor. Te diré lo que quieras para compensarte.
-Mmm… Ah…

La joven se cogió la cabeza algo mareada, como si… hubiera tenido… un Deja vu.

-¿Las has vuelto a usar?
-¿Cómo…? Sabía que eras fuerte. Por favor, Eryn.
-Deja ya a la señorita en paz, Dastan. Eres un pesado. Ninguno de nosotros saldremos de aquí nunca.
-¿Qué…?

La elegida se giró para ver a un tio bastante adulto que parecía llevar rato observándolos desde una esquina a oscuras, vestía de forma aún más oriental que Dastan, con un turbante y llevaba una barba rizada.

-¿Y ése quién es?
-Déjeme que me presente. Soy el capitán Nemo.
-Por mí como si eres el capitán Pescanova.
-Tiene carácter.
-Nemo, ahora no.
-¿Qué demonios queréis de mí?
-Ya te lo he dicho, Eryn. Ayúdame, por favor.
-¿Y él?
-Yo sólo observaba como el principito se arrodillaba ante usted, señorita.
-Esto no tiene gracia. ¿Dónde está Kuroi cuando le necesito?
-Por favor, Eryn. Lo único que tienes que hacer es…
-Epicnírp, ortneucne et nif la.
-¿Qué? ¡No!

Los tres presenciaron algo fatal, una criatura de dos metros de altura de constitución humana, bañado de oscuridad y con una extraña armadura con pinchos se había aparecido en la plaza de aquel lugar y no parecía tener intenciones pacíficas.

-Onitsed ut atpeca.
-¿Qué demonios?

Eryn parecía realmente asustada de aquella criatura tan extraña, su simple presencia le había inmovilizado los pies aunque rápidamente Dastan le hizo recobrar la conciencia y tirando de su brazo la alejó del monstruo.

-¡¿Qué es eso?!
-Es el Dahaka. El guardián del tiempo.
-¡Entonces te persigue a ti!
-Ahora a los dos.
-¡¿Y a mí por qué?!
-Porque sabe que puedes ayudarme.
-¡Mierda, ¿por qué me has metido en esto?!
-Te necesito de verdad, Eryn.
-Yo… yo… no puedo irme sin Kuroi.
-¿Y no sabes dónde está?
-¡No! Debería haber estado ahí fuera.
-Bueno… hay alguien más que buscaba un Elegido.
-¡¿Quién?!
-Ese hechicero… ¿cómo se llamaba? Bazaar… Bisir… Basaltar… Ah, sí ¡Balthazar!
-¿Y dónde está?
-Suele estar…
-¿Qué?
-Vamos en dirección opuesta.
-¡Mierda! ¡Agárrate!
-¿Qué?

Eryn transformó su Llave espada rápidamente en Llave deslizador y se montó ayudando a la vez a Dastan que iba abrazado a ella por detrás.

-¿Qué demonios?
-¡No es momento de hacer el tonto! ¡Guíame!
-¡Por allí!
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-Está bien. Te daré la Llave espada. Sólo espero que funcione.
-Yo también lo espero.

Kuroi iba a darla la Llave espada a Aslan justo cuando oyó un grito a lo lejos que le detuvo.

-¡Kuroooooooiiiiiiii!
-¿Eryn? ¡Eryn!
-¡Maldito estúpido, ¿cómo se te ocurre dejarme sola?!
-¿Quiénes son esos?
-Es mi amiga Eryn y el otro… No sé.
-Es ese príncipe que controla el tiempo.
-¿El tiempo? ¡Espera!
-¿Qué?
-Si él controla el tiempo. ¡Eryn baja!

Eryn bajó deshaciendo la Llave deslizador y cogió a Kuroi agitándole violentamente.

-¡Que sea la última vez que me dejas sola sin avisarme!
-Tranquila… vale…
-Y tú no esperes que te haya perdonado.
-No, Eryn… yo…
-¿Qué pasa aquí?
-Oh, tú eres Balthazar. ¿Crees que podrías deshacerte de el Dahaka?
-¡¿El Dahaka viene hacia aquí?!
-Este loco lo ha traído.
-¿Qué es el Dahaka?
-El guardián del tiempo. Es el encargado de cumplir con la línea temporal y que no se creen otras.
-Que no se creen otras… ¡Maldita sea, Bastet!
-¿Bastet? ¿Qué coño tiene que ver Bastet ahora?
-Creo que ya sé porqué no estaba con nosotros cuando despertamos, Eryn. Creo que la tele transportamos en el tiempo y en el espacio.
-¿Cómo? ¿Y cómo has llegado a esa conclusión ahora?
-No lo sé, es como si…
-¡Dastan! Has sido tú otra vez.
-Puede…
-¿Quieres dejar de usar esa maldita arena?
-No tenemos tiempo, el Dahaka…
-Aslan, ¿te encuentras bien?
-El Dahaka es muy peligroso, Balthazar. Debemos irnos.
-¿Y qué hay de la Llave espada?
-Aslan, lo siento. Pero tengo que salvar a mi amiga.
-Lo entiendo. Encontraré otra manera. Balthazar…

El hechicero afirmó con la cabeza y tocando ligeramente al león desaparecieron al instante.

-¿Y qué hay de mí?
-Tú cállate, tienes la culpa de todo esto. ¿Qué vas a hacer, Kuroi?
-Tenemos que detener al Dahaka, es muy posible que también esté buscando a Bastet.
-¡Eso es una locura, el Dahaka es imparable!
-Tiene que tener alguna debilidad.
-¡En este Mundo no hay agua!
-¿Agua, es que esa es su debilidad?
-Sí. Está hecho de las arenas del tiempo.
-Bien. Dejadme que me centre. Eryn, pudimos llevar a Bastet en el tiempo porque unimos fuerzas y por toda aquella Oscuridad seguramente. Si el Dahaka es un ser oscuro, será muy fácil tener todo lo necesario para hacerlo.
-¿Y luego qué?
-Tendremos que encarcelarlo.
-¿Encarcelarlo?
-¡Es casi un Dios, no podéis encarcelarle en una jaula!
-¡Una barrera mágica!
-¡Muy bien, Eryn! Eso usaremos.
-Pero… yo no puedo hacer algo así.
-¿Y Arkleus?
-¿Quieres que dejemos esa criatura en mi Mundo natal? ¡Ni de coña!
-¿Prefieres que nos persiga eternamente a nosotros y a Bastet?
-¡Mierda! Está bien.
-Entonces llevaremos al Dahaka al pasado con tu Maestro para que pueda atraparle.
-¿Y por qué al pasado?
-Primero porque al juntar nuestros poderes no sólo le moveremos en el espacio, también tenemos que hacerlo en el tiempo, y segundo, seguro que tu Maestro era más poderoso en su juventud.
-Vale, me has convencido.
-Ya está aquí.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque puedo sentirle, ¡joder!
-¿Y qué hacemos con éste?
-También nos lo llevamos, seguro que con su poder nos puede ayudar un poco, además quiere salvar su Mundo, si le llevamos al pasado su Mundo estará a salvo.
-Gracias, Eryn.
-¡Cállate!
-Bien, ¿preparados?

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