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Jaleel encontró con facilidad a Mavras gracias a las indicaciones de Ansem, que parecía conocerle mejor que nadie, después de todo era su aprendiz. Le encontró en una de las almenaras exteriores del castillo, observando el vasto y cristalizado territorio que habitaba en el Mundo que había abajo.
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Jaleel encontró con facilidad a Mavras gracias a las indicaciones de Ansem, que parecía conocerle mejor que nadie, después de todo era su aprendiz. Le encontró en una de las almenaras exteriores del castillo, observando el vasto y cristalizado territorio que habitaba en el Mundo que había abajo.
-Bonitas vistas.
-¿Cómo me has
encontrado?
-Ansem dijo que éste
era tu sitio favorito.
-…parece que sabe más
de mí de lo que creía. Me gustaría no estar cabreado con él, pero…
-Oye. Hay una
pregunta que no he sido capaz de hacerle, ¿qué pasó con… nuestra madre?
-Ansem me dijo que
murió cuando era muy pequeño, de una enfermedad.
-Ya veo. Espero con
todas mis ganas que esa enfermedad no fuese resultado de los experimentos que
realizó en nosotros cuando aún estábamos dentro de ella.
-Yo tampoco querría
creerlo… Oye, ¿cómo es el lugar donde vives tú?
-Pues también es muy
hermoso. Se llama Eclissis. Tiene altos rascacielos construídos gracias a magia
y tecnología arcana, el rey que teníamos nunca le gustó la tecnología moderna,
la creía en contra de la naturaleza. Tiene unos preciosos parajes a las afueras
llenos de animales y criaturas y casi ninguna es violenta.
-¿Y no os alimentáis
de ellas?
-No… Para nada… Hay pocas especies que usemos de ganadería, aprovechamos la magia para tener unos cultivos increíbles.
-No… Para nada… Hay pocas especies que usemos de ganadería, aprovechamos la magia para tener unos cultivos increíbles.
-Vaya… debe ser
estupendo poder viajar tanto y ver Mundos. ¿Me llevarías contigo?
-¿Cómo dices?
-Yo sé que lo que mi
maestro ha dicho es verdad, pero también he oído eso de que somos importantes…
yo siempre he querido ser más que un simple aprendiz de laboratorio. Enséñame,
por favor.
-El Reino de la Luz
está pasando por un momento muy delicado y ahora estar conmigo puede ser
peligroso…
-¡Me portaré bien,
haré lo que me digas incluso aunque no me guste! Te lo prometo…
-Mmm… Dime, ¿cuál es
tu trabajo como aprendiz?
-Me dedico a ayudar a
Ansem con sus nuevos experimentos, ahora está creando poderosas armas para
defender la ciudad.
-Puede que a la nueva
reina no le moleste tener tu ayuda para proteger Eclissis con algo de tecnología
moderna.
-¿Te llevas bien con
la gente de allí?
-Sí, claro. Pero nunca me he sentido atado a ninguno de ellos. Bueno, nunca me he sentido atado a nadie, hasta que te he conocido.
-Sí, claro. Pero nunca me he sentido atado a ninguno de ellos. Bueno, nunca me he sentido atado a nadie, hasta que te he conocido.
-¿No tuviste una "madre"?
-Eso parece... Pero murió poco después de llevarme a Eclissis. Y el que tendría que haber sido mi padre estaba muy ocupado con sus otros "cuatro hijos".
-¡¿Cuatro?!
-Bueno, en realidad solo tuvo dos hijas con la reina. Pero se tuvo que hacer cargo de dos varones cuando sus padres murieron, pero les quiso como a sus hijos y les entrenó para un día proteger a sus hijas.
-¿Y a ti no te importó?
-Sí, un poco. Me sentía desplazado sin nadie a quien importarle... Mira, no soy un tipo muy
agradable… y es posible que sea por lo que Ansem me hizo, pero es lo que soy…
No será fácil vivir conmigo.
-No, no… No es como
si no me importara que haya descubierto que tengo un hermano, pero no espero
que este viaje contigo sean unas vacaciones para conocernos mejor. Quiero ser útil.
-Bien, pero antes
deberíamos hablar con Ansem. Ahora que me doy cuenta no podrías durar ni dos
minutos en el Espacio entre los Mundos y hay algo que dijo que podría
ayudarnos.
-Vale.
Mavras dijo aquello
con determinación y los dos hermanos volvieron a reencontrarse con Ansem, el
sabio.
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Cuando Eleone despertó se encontraba en una cama no muy cómoda, aún se sentía mareada y a penas podía moverse, fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba atada a la susodicha cama y eso la asustó bastante, lo suficiente para terminar de despertarla del todo y ver que estaba en un lugar bastante funesto. Una alta figura que la estaba observando se percató del repentino despertar de la reina y se acercó a darle la bienvenida.
Cuando Eleone despertó se encontraba en una cama no muy cómoda, aún se sentía mareada y a penas podía moverse, fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba atada a la susodicha cama y eso la asustó bastante, lo suficiente para terminar de despertarla del todo y ver que estaba en un lugar bastante funesto. Una alta figura que la estaba observando se percató del repentino despertar de la reina y se acercó a darle la bienvenida.
-Buenos días, Eleone.
-¿Qu-quién eres? ¿Por
qué me tienes atada?
-Para que no puedas
irte obviamente.
-¡¿Qué quieres de mí?!
-Necesito tu Luz para
varios experimentos. Así que tuve que usar un poco de Oscuridad para atraparte.
-¡¿Có-cómo?! ¡Suéltame!
-Tranquila, majestad,
podríais haceros daño.
-¿Quién eres? ¿Por qué
haces esto?
-Porque hace poco
tuve una visita que me hizo recordar que aún puedo hacer algo por salvar el
Reino de la Luz. Si pudiera duplicar tu poder y dársela a otros Elegidos, la
batalla estaría ganada con facilidad.
-¡¿Eso es posible?!
-Ah… así que saber
que eso ayudaría te hace querer cooperar.
-Pero, ¿por qué no me
lo has pedido? Mmm… hazte a la luz.
La figura aceptó la
petición de Eleone y acercándose a la luz se pudo ver la extraña armadura que
le rodeaba, protegiéndolo de Dios sabe qué.
-Me llamo Garland,
reina Eleone. Y vamos a ser muy buenos amigos. Y ella seguro que te lo
agradecerá.
Garland chascó los
dedos y una bóveda cristalina llena de un extraño líquido que sustentaba la
figura de una mujer se encendió dejando a Eleone estupefacta.
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En esos mismos momentos, Kuroi y Eryn aterrizaban en la ciudad en la que una vez vivía la última y en la que aún habitaba su Maestro, el cual les recibió con normalidad, pues no hacía más de unos días que habían estado allí llevando al Dahaka.
En esos mismos momentos, Kuroi y Eryn aterrizaban en la ciudad en la que una vez vivía la última y en la que aún habitaba su Maestro, el cual les recibió con normalidad, pues no hacía más de unos días que habían estado allí llevando al Dahaka.
-Habéis vuelto rápido,
¿conseguistéis llegar a Eclissis?
-Sí, Maestro. Pero
ahora no hay tiempo para eso. ¿Crees que podrías encontrar a Eleone?
-¿Encontrarla? ¿Es
que se ha perdido?
-Salió de Eclissis
hace poco y la perdimos el rastro por culpa de una ola de Oscuridad.
-Y teméis por
su seguridad. Seguro que puedo hacer algo al respecto.
-Gracias, Maestro.
-De nada, dadme un
poco de tiempo.
-Por cierto, Ark, ¿cómo
está el Dahaka?
-Oh, tranquilito y
sin molestar, ¿por qué no le hacéis una visita mientras yo preparo las cosas?
-Sería una buena
idea, ¿vienes Eryn?
-No, ve tú. Esa cosa
no me hace mucha gracia.
-Como quieras.
Kuroi se dirigió él sólo
hacia la prisión del Dahaka mientras Eryn se quedaba recordando cosas de su
vida allí. No tardó mucho el Elegido en llegar a donde el guardián del tiempo
dormitaba.
-Sigues ahí… No sé si
dejarte aquí sería buena idea, pero no puedes matarnos a mí y a Eryn.
El Dahaka no respondió, aunque abrió los ojos para observar detenidamente a Kuroi.
-Seguro que no
entiendes ni que somos Elegidos ni cuál es nuestro trabajo en el Reino de la
Luz. A ti sólo te importa la línea del tiempo.
-…
-Mmm… No entiendo
porqué de repente creo saber tanto de él. ¿Me estás metiendo información a través
de telepatía o algo así?
-No me hace falta.
-¡Has hablado! Y te
he… entendido… ¿Cómo es eso posible?
-Aún es muy pronto
para desvelarte esa información. Pero a fin de cuentas no eres muy distinto a mí.
Eres otro guardián del tiempo. Sólo que con otros objetivos. Deberías sacarme
de aquí, ¿quién sabe cuantos otros insensatos como tú estarán intentando
cambiar el pasado?
-Si te saco de ahí
podrías matarnos.
-Es un precio que has
de pagar por proteger la linea del tiempo.
-Deberías utilizar
otros métodos de negociación para que te deje salir de ahí.
-Si no lo haces,
puede que todo acabe destruído, y cuando digo todo, el Reino de la Luz está
incluido.
-Tranquilo. Nosotros
lo protegeremos.
-¿Vosotros? No. Los
Elegidos no tienen ese poder. Sólo tipos como tú y yo pueden proteger la línea
del tiempo que está más allá de cualquier Reino.
-¿Tipos como tú y yo?
-Dame tu mano, te lo
mostraré.
-No voy a…
Aunque Kuroi quiso
desoír aquella insinuación, algo muy dentro de él le obligó a introducir la
mano en la burbuja de agua que contenía al Dahaka y tocarle la mano. Lo que
ocurrió a continuación fue un total misterio. Cuando Kuroi se despertó no había
burbuja de agua ni Dahaka por ninguna parte.
-¿Qué…? ¿Cómo…? ¡¿Dónde
está?! ¿Qué… ha pasado? Si él está libre… debería estar muerto. Agg… mi cabeza.
-¡Kuroi, Kuroi! ¡¿Qué
haces?!
Eryn apareció girando
la última esquina.
-Aquí estás, ¿qué
haces aquí abajo?
-¡Eryn, es el Dahaka
ha desaparecido!
-¿El qué? ¿De quíen
estás hablando?
-¿Cómo que de quien
estoy…? Espera, ¿no te acuerdas?
-¿Acordarme de qué?
Kuroi, ¿te has vuelto a golpear en la cabeza?
-No… yo…
Kuroi se giró
intentando buscar de nuevo la burbuja de agua o un charco, o al Dahaka pero no
había nada, sólo él… y lo que parecía un extraño sueño. ¿Había reescrito el
tiempo y el Dahaka había dejado de existir en pasado, presente y futuro?
-No importa. ¿Tu
Maestro ya ha terminado?
-Sí, por eso he
venido a buscarte. No te lo vas a creer.
-Cuéntamelo por el
camino.
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-Suponemos que es hora de contaros a qué os estáis enfrentando.
-Suponemos que es hora de contaros a qué os estáis enfrentando.
-¿Queréis decir que
vosotras lo sabéis?
-Eso es lo que
exactamente queremos decir, Keiro. ¿Por qué no os ponéis cómodos?
Los Elegidos hicieron
caso a la hermana mayor y se sentaron en los cómodos sofás que había en la
sala: Keiro junto a Bastet, Zero ligeramente lejos de Claudia y Vali solo.
-Hace 21 años surgió
una amenaza para el Reino de la Luz en la forma de un ser humano terriblemente
malévolo.
-Nadie recuerda su
nombre, pero él se hacía llamar Caos.
-Su poder sólo era
comparado a su maldad y el Reino de la Luz decidió que alguien así debía ser
eliminado así que nos lo hizo saber a través de tu madre, princesa Claudia.
-¿Cómo?
-Por premoniciones y
auspicios. Tu madre era especial.
-Como Eleone…
-Sí, es muy posible
que tu hermana mayor lo heredase de ella.
-Por aquel entonces
éramos muy jóvenes, tendríamos vuestra edad, ni siquiera Sina y Astinus habían
nacido ni habíamos conocido a sus padres. Pero el Reino de la Luz tenía un plan
para todos nosotros y consiguió reunirnos.
-Ese tal Caos… debería
tener un plan, ¿no?
-A eso llegábamos ahora, joven Elegido. Caos era poderoso, pero no tenía nada que hacer contra cinco Elegidos. Como habréis supuesto su única meta era traer toda la Oscuridad posible a nuestro Reino pues había dejado su Corazón corromperse por ésta y al poder controlarla, se creería el ser más poderoso de aquí.
-A eso llegábamos ahora, joven Elegido. Caos era poderoso, pero no tenía nada que hacer contra cinco Elegidos. Como habréis supuesto su única meta era traer toda la Oscuridad posible a nuestro Reino pues había dejado su Corazón corromperse por ésta y al poder controlarla, se creería el ser más poderoso de aquí.
-Le vencimos
repetidas veces y truncamos sus planes otras tantas, pero su única y verdadera
meta…
-Era resucitar a los
Dioses Oscuros.
-¿Los Dioses Oscuros?
-Ese nombre no pinta
muy bien.
-Igual que hay Dioses
y Guardianes que protegen los Mundos del Reino de la Luz, también hay Dioses y
Guardianes en el Reino de la Oscuridad que hacen lo mismo.
-Pero dado a que en
ese Reino las cosas pintan de otra manera… los Dioses también funcionan de
otra.
-Se dedicaban a
pelear entre ellos para demostrarse cuál era el más poderoso y el que protegía
el mejor Mundo. Tras la gran batalla que asoló el Reino de la Oscuridad solo
sobrevivieron cuatro y se repartieron los restos.
-Aún así no podían
evitar luchar entre ellos de vez en cuando.
-Eran sumamente
poderosos, habían conseguido absorber los restos de los otros Dioses y eran los
seres más poderosos que el Universo en sí podía haber conocido.
-Pero eran incapaces
de salir de su Reino, así que no suponían ninguna molestia para el resto de los
Reinos.
-Pero Caos si podía
traerles, ¿no?
-Y terminó consiguiéndolo.
-Aunque sólo trajo a
uno, y aún así no tenía todas sus fuerzas.
-Trajo al Dios Ánima.
Un ser tan poderoso que podía matar con tan sólo una mirada.
-Con la ayuda de Caos
asoló Mundos enteros.
-Destruyó
civilizaciones.
-Masacró ciudades.
-Eliminó Elegidos.
-¿Y cómo conseguistéis
detenerles?
-Fue en una gran
batalla.
-Conseguimos atraer a Caos y a Ánima a un mundo desolado dónde la pelea no haría daño a nadie. Pero eran demasiado poderosos.
-Conseguimos atraer a Caos y a Ánima a un mundo desolado dónde la pelea no haría daño a nadie. Pero eran demasiado poderosos.
-¿Y cómo vencistéis?
-Tu madre despertó
sus poderes como Avatar de la Luz.
-¡¿La Reina Arturia
era un Avatar de la Luz?!
-Sí. A pesar de estar
desolado aquel Mundo, Arturia consiguió reunir el suficiente poder de la Luz
para encadenar a Ánima.
-Y el resto nos
encargamos de Caos. Le hicimos una gran herida pero consiguió desaparecer a
tiempo.
-¿Y qué pasó con Ánima?
-Arturia sabía que no
teníamos el poder suficiente para derrotarle, así que le selló.
-¿Le selló?
-Sí, le aprisionamos
y Arturia se quedó con la Llave. Nadie jamás podría abrir la prisión.
-¡Por eso atacaron
Eclissis, ¿es eso no?!
-…
-¡Allí está la prisión!
-Sí, joven y astuto
Elegido. Arturia tenía que tener sus ojos bien puestos sobre Ánima, así que le
encerró bajo el Castillo de Eclissis.
-¿Hemos vivido todo
este tiempo encima de un Dios Oscuro?
-Qué tenebroso…
-Y eso es lo que
ellos quieren. Liberar a Ánima.
-Sí. No sabemos muy
bien con que os referís a ellos. Pero seguramente Caos esté detrás de todo.
-¿Y qué hay de la Llave?
-Zero…
-La Llave es un arma
de doble filo. Consigue mantener a Ánima encerrado pero si alguien la encuentra…
-Era la propia
Arturia.
-¿Mi madre era la
llave?
-Fue un poderoso
hechizo en el que trabajamos los cinco. Convertimos a Arturia en la llave.
-Pero mi madre murió.
-Lo sabemos, hace
diez años. Pero suponemos que le pasó esa pesada carga a…
-Mi hermana…
-¿Queréis decir que
ahora la Llave es la Reina Eleone?
-En realidad no lo
sabemos con total seguridad. Hace diez años tu madre tuvo una última premonición.
-Vio su propia
muerte.
-Y temió que si Caos
la encontraba muerta, podría absorber de ella el poder de la Llave y liberar a Ánima.
-Así que buscó un
Corazón puro para otorgarle los poderes de la Llave.
-Pero no sabemos si
lo consiguió, no llegó a ponerse en contacto con nosotras.
-Suponemos que fue porqué
murió.
-Pero dado que Caos
sigue intentando entrar en Eclissis…
-Y que estamos todos
vivos…
-Significa que aún no
tiene la Llave.
-No, pero ahora
gracias a vosotras ya tengo la respuesta.
De entre las sombras
de detrás de unas columnas, apareció una temible figura protegida por una
armadura de batalla que le protegía todo el cuerpo, aquello dejó perplejas a
las reinas de Gemelus.
-Todo este tiempo
insuflandoos Oscuridad pensé que os acabaría haciendoos hablar. Qué irónico es
que al final recuperar vuestro juicio es lo que os haría hablar. Hicimos bien
en dejaros vivos a todos.
De dos portales
oscuros aparecieron dos figuras más, una protegida por un traje de combate con
el pelo largo y una gigantesca espada y otro era el mismo tío al que se enfrentó
Keiro en Ciudad Eclissis.
-Todo este tiempo…
-Y no llegar a pensar
que estabas detrás de ello…
-Sí que lo sabíais,
pero nunca pensastéis que sería capaz de planear algo tan bien. Siempre os
pensastéis que solo era fuerza bruta.
-¡Caaaaos –¡Caaos!
Las dos hermanas
salieron disparadas desde el trono directas a Caos y le atacaron a la vez
invocando sus Llaves Espada, aunque el enorme coloso de hierro las detuvo sin
problemas.
-Y en realidad no os
equivocabáis, pero encontré unos amigos muy astutos.
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