La dirección que marcaba la flecha no se movía en absoluto, Jaleel debía ir por
buen camino, el nombre del lugar al que debía dirigirse se le repetía en la
cabeza continuamente, como si le sonase de algo el nombre pero no lograra
recordarlo del todo, pero sobre todo, lo que más se le repetía en la cabeza
eran las preguntas que se le habían formulado tras la revelación de Garland.
¿Por qué le hicieron aquello? ¿Cuándo fue? ¿Cómo se les ocurrió? ¿Quién le llevó
a Eclssis? Entonces recordó las palabras de Garland “posiblemente tan solo
tengas 9 o 10 años” acordándose de un suceso que pasó por ése entonces.
-¡La reina Arturia desapareció
hace 10 años! ¿Tendrá algo que ver conmigo?
Por más que las
preguntas giraban y giraban en torno al eje central de su cabeza ninguna
respuesta tenía sentido, sólo llegar a aquel lugar y encontrar al aprendiz de
Garland solucionaría todo aquello. Y aceleró a máxima potencia.
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En la sala del trono
del palacio de Eclissis, la reina Eleone se había quedado dormida en su trono
cuando un mal presagio la despertó.
-¡Ah!
-¿Ocurre algo,
Eleone? ¿Una pesadilla?
-Alexander… ¿Cuánto
llevas ahí?
-No quería
despertarte y me encanta verte dormir.
-Ya… eso significa que
un buen rato, ¿no?
-¿… me vas a decir qué
te ha despertado?
-…un extraño sueño.
Aunque… parecía como… Me ha recordado a los sueños que solía tener antes.
-¿Cuándo veías el fin
del Mundo?
-Sí.
-Bueno, no se han
hecho reales, pero precisamente porque lo viste. Quizás no deberías ignorar éste.
-Era… estaba todo muy
confuso…
-Cierra los ojos e
intenta recordar lo que puedas.
Eleone hizo caso a su
protector y cerrando los ojos e intentando revivir lo ocurrido en sus sueños
empezó a relatarle a Alexander cada detalle.
-Estaba totalmente
rodeada de Oscuridad… y tú… intentabas agarrar mi mano… Zero también… Mmm…
-Vamos, Eleone.
-Claudia gritaba mi
nombre y Jaleel…
-¿Sí?
-Jaleel… ah… Jaleel… ¡Jaleel!
-Jaleel… ah… Jaleel… ¡Jaleel!
Eleone abrió los ojos
desesperada, parecía que no quería recordar aquello. Su guardián la abrazó
intentando ahora que olvidara lo que había visto.
-Tranquila, Eleone.
No te esfuerces más.
-No… Si de verdad es
un sueño premonitorio…
-Pero no te esfuerces…
-Jaleel… estaba… en
el suelo… y no se movía… Sus ojos… No quiero que eso ocurra.
-¿Dices que has visto
a Jaleel muerto?
-Tenemos que
evitarlo.
-Pero, ¿cuándo?, ¿dónde?
-No lo sé… Espera…
Era… ese suelo… ¡era en la ciudad!
-Pero Jaleel se ha
ido.
-Quizás no debamos
permitir que vuelva.
-Sabes que eso no lo
va a aceptar. Y menos si no le explicas porqué.
-¡Pues se lo explicaré
yo misma!
Eleone se levantó del
trono apartando bruscamente a Alexander y comenzó a andar hacia la puerta.
-¡Eleone, ¿a dónde
vas?!
-¡Tengo que buscarle
y decírselo!
-¡¿Estás loca?! ¡No
puedes dejar Eclissis!
-¡¿Por qué no?!
-¡Porque eres la
reina, ¿quién reinará en tu lugar?!
-¡No me importa! ¡No
voy a dejar morir a Jaleel! Casi le pierdo una vez... No le salvé para perderle ahora. Haremos este camino todos juntos...
-¡Eleone! ¡Eleone, cálmate!
Para cuando Alexander
reaccionó para levantarse y seguirla, Eleone ya estaba camino del patio donde
invocó su Llave deslizador y su armadura.
-¡Espera!
-Te dejo al mando,
Alexander.
-¡¿Quieres
esperarte?!
Sin embargo las
palabras del custodio atravesaron a Eleone sin ningún tipo de efecto, la reina
se montó en su moto y salió disparada hacia el cielo.
-¡Eleoooooooone!
En la otra punta de la ciudad, Kuroi y Erin entrenaban esperando mejorar para cuando los Señores de la Oscuridad volviesen.
-¡...!
-¡Kuroi!
El impacto de Eryn
fue directo a la mandíbula de Kuroi que le lanzó al suelo de espaldas sin poder
siquiera defenderse. La joven se lanzó para sujetarle, aunque parecía casi
indemne.
-¡Kuroi! ¿Por qué has
dejado que te golpease?
-Au… ¿No has sentido
eso?
-¿Sentido el qué? Es
obvio que te he dado un buen golpe.
-No. Ha sido antes
del golpe… ¡¿La barrera?!
-¿Qué?
Los dos miraron al
cielo para ver como la zona central de la barrera mágica que había encima de
ellos se abría.
-¡¿Quién…?!
-Si tú estás aquí… y
yo estoy aquí…
-¡La reina! -¡Eleone!
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Recomiendo escuchar
esta canción mientras lees esta parte:
El espectáculo estaba claramente en desventaja para los Elegidos, el Bégimo a
penas había sufrido un solo rasguño pero el resto… Vali se encontraba tirado en
la arena medio inconsciente, Claudia había sido atravesada por uno de los
cuernos de la bestia y estaba desangrándose apoyada en una de las gradas, Bastet
estaba siendo protegido en el hombro derecho de Keiro también inscosciente
mientras el joven peleaba por no caer al suelo por las múltiples heridas que
sufría su cuerpo, Zero se sostenía sobre sus dos Llaves espada exhausto
esperando el próximo embite para esquivarlo, Golbez era el único que aún mantenía
su poder al máximo, ahora estaba levitando en frente de los dos últimos
Elegidos en pie.
-¡No podemos cometer
más errores!
-¡Voy a destrozarte!
-¡No, joven,
contente!
-Pero la princesa…
¡No puedo llevar más noticias malas a casa!
Zero sacó fuerzas de
donde nadie hubiera encontrado y se lanzó contra el Bégimo furioso y vengativo,
le propinó un poderoso golpe en la cabeza pero simplemente rebotó contra él, la
feroz criatura luego ladeó la cabeza y le propinó un poderoso golpe con la
cabeza que le estrelló contra las gradas rompiendo las rocas.
-¡Zero!
-No… Sólo quedamos tú
y yo, deja a la chica en el suelo.
-¡Nunca!
-¡Te necesito para
luchar! Si caes no podrás defenderla…
-Si supiera controlar
la Oscuridad… esto no habría pasado…
A Keiro no le quedó más
opción que hacer caso a Golbez dejando a Bastet un poco alejada y luego se unió
al hechicero.
-Es muy inteligente.
Yo pensaba que era una criatura salvaje.
-Este es diferente.
Es un rey. No sé como Zelda y Hilda han podido capturar uno de estos, pero sólo
podemos derrotarle si eliminamos el campo antimagia.
-¿Y cómo pretendes
hacer eso? ¿Y qué pretendes hacer cuando hagamos eso?
-El Bégimo.
-¿El Bégimo?
-El Bégimo puede.
-El Bégimo puede.
-¡¿Cómo?!
-Tenemos que
desesperarle.
-¿Desesperarle?
-Es la única manera
de que invoque Meteo.
-¡¿Meteo?! ¡¿Es que
te has vuelto loco?!
-Es lo único que
puede romper el campo antimagia.
-¡¿Y después qué?!
¡Sin campo él también se hará más fuerte!
-No más que yo.
-¡¿Quién eres?!
-Un simple hechicero.
¿Cuento contigo?
-No me quedan muchas
fuerzas.
-No te hagas el blando
conmigo. Un guerrero que ha sobrevivido a la Oscuridad vale más que eso.
-¿Y tú cómo sabes…?
-¿Me vas a decir que
tu color de pelo y de ojos es natural?
-Yo… no eres sólo un hechicero, ¿verdad?
-Yo… no eres sólo un hechicero, ¿verdad?
-¡Muéstrame tu
fuerza!
-No puedo… La
Oscuridad…
-¿Prefires morir?
-No…
-Pues no tienes más
elecciones.
Golbez agarró del
hombro a Keiro y una poderosa aura de Oscuridad surgió del chico que regeneró
sus heridas automáticamente. Zelda y Hilda quedaron acongojadas desde el palco.
-¿Cómo…? ¿Qué… es
este poder?
-Tu poder. Ahora demuéstrale
a ese Bégimo quien es el que manda.
-Sí.
Keiro parecía totalmente decidido, la Oscuridad le envolvió totalmente concentrada mientras sus ojos brillan dorados y se lanzó al ataque contra el Bégimo. La criatura intentó embestir al Elegido pero éste agarró el cuerno con total facilidad.
Keiro parecía totalmente decidido, la Oscuridad le envolvió totalmente concentrada mientras sus ojos brillan dorados y se lanzó al ataque contra el Bégimo. La criatura intentó embestir al Elegido pero éste agarró el cuerno con total facilidad.
-Mi turno…
Golbez se alzó en el
cielo y empezó a reunir energías mágicas.
-¡Aguántale todo lo
que puedas!
-¡Pan comido!
La pelea de fuerza
contra fuerza no parecía tener un ganador, el Bégimo derrapaba contra la arena
intentando hacer retroceder al oscuro Elegido mientras él mantenía todos sus
sentidos en seguir cuerdo. Tanto poder le estaba cegando.
-¡Aguanta un poco más!
Keiro empezó a
dejarse llevar por la locura de la Oscuridad y haciendo más fuerza de lo normal
partió el cuerno del Bégimo dejándolo suelto, ante lo cual se encabritó y empezó
a pisotear a Keiro. Aunque no vio el rápido destello sombrío que escapó de allí
volviendo al lado de Golbez.
-¡Noooo!
-Tranquilo, está
pisando la arena, es todo tuyo.
-Bien.
Golbez terminó de
canalizar toda su magia y un aura brillante rodeó al Bégimo segundos antes de
explotar.
-¡ARTEMA!
¡KABOOOOOOOOOOOOOM!
El Coliseo se movió de sus cimientos dada la gran potencia del hechizo, el
campo antimagia cedió temporalmente pero se volvió a recuperar absorbiendo la
magia restante. Desde los palcos Zelda y Hilda estaban invocando una barrera lo
suficiente poderosa para defenderse a sí mismas, a sus hijos y al populacho,
parecían cabreadas, pero ellas habían causado todo aquello.
Cuando la arena y el
polvo se disolvieron, se pudo ver a Golbez y a Keiro siendo protegidos por una
barrera mágica creada por el primero, mientras el Bégimo ahora sin un cuerno y
con una horrible herida en la espalda, el costado y parte del estómago, parecía
realmente cabreado.
-¿Eso será
suficiente?
-Observa… ah, y ponte
a cubierto.
Keiro salió corriendo
a toda velocidad gracias a sus nuevos poderes y cogió a Bastet y a Vali subiéndolos
en cada hombro y se acercó hasta Claudia y Zero manteniendo a todos sus amigos
juntos.
-Kei… ro…
-Tranquila, princesa.
Saldremos de ésta.
Mientras, Golbez
encaraba al rey Bégimo que le miraba totalmente retándole a que usara su
hechizo final.
-Vamos, hazlo, ellas
no podrán contenernos a los dos a la vez.
El Bégimo miró al
cielo a la vez que Golbez y después las reinas que sabían que significaba
aquello: la Invocación había empezado.
-¡Que todo el mundo
salga del Coliseo!
La gente primero se
quedó sorprendida al oír gritar aquello a la reina Zelda, aunque séguidamente
el pánico cundió y el púlpito se levantó de sus asientos velozmente corriendo
por todas partes intentando buscar una salida en pleno caos. Fue entonces
cuando cayó la primera piedra en el estadio destruyendo el suelo de la arena a
escasos metros de Keiro que invocó una barrera oscura para proteger al resto de
posibles escombros.
La segunda piedra cayó directamente en las gradas, aunque Zelda puso a salvo a los pocos espectadores que quedaban en la zona con una telequinesis a tiempo. La tercera cayó directamente sobre el palco aunque a sorpresa de todos, Hilda invocó su Llave espada y la bateó de nuevo al cielo, pero el campo antimagia ya desapareció.
-¡Muchacho, ya
puedes!
Keiro entendió al
instante lo que significaba aquello, invocó su Llave espada y transformándola
en el acto en Llave deslizador empezó a subir en ella a todos sus amigos de la
manera que pudo.
-Ahora sólo quedamos
tú y yo…
Golbez miró
desafiante al Bégimo mientras terminaban de caer piedras ahora por todas
partes, Meteo había llegado a su potencia final, sin embargo Keiro no quiso
quedarse a ver el resultado, se subió al jet y salió volando de allí a escasa
velocidad y altura debido al peso. No tardó en terminar de perder altura y caer
en las afueras del Coliseo viendo como las rocas seguían cayendo.
-¡Keiro!
Keiro entonces pudo
ver a Sina, la chica que le trajo allí, y a otro chico acercándose a dónde
estaba.
-¡No te acerques, me
traicionaste!
-Fue mi madre, yo no
quería haceros esto. Deja que mi primo les cure.
-¡¿Y por qué debería
fiarme ahora?!
-Porque si no lo
haces ellos morirán.
-…es-está bien…
La Oscuridad había
cegado momentaneamente a Keiro por culpa de la furia y la venganza, aunque
cuando cedió a la razón el aura de Oscuridad se disipó. Después As se acercó y
empezó a curar a los Elegidos en orden de necesidad, primero a Claudia, luego a
Vali, después a Zero y finalmente a Bastet. Todos se alegraron mucho de verse
libres de nuevo y enteros, aunque la alegría duró relativamente poco.
-Habéis destruido nuestro coliseo.
-¡Madre!
Cuando los siete se
giraron, vieron a Zelda con su velo tapando su verdadero semblante aunque no su
Llave espada, sin embargo a Hilda… a Hilda sí se le veía, estaba muy cabreada,
con su Llave espada en la mano derecha y con la izquierda sujetando de un brazo
a Golbez que estaba inconsciente.
-Ahora tendremos que
castigaros.
-A todos.
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