jueves, 20 de septiembre de 2012

Capítulo 8: Si quieres algo bien hecho...


La dirección que marcaba la flecha no se movía en absoluto, Jaleel debía ir por buen camino, el nombre del lugar al que debía dirigirse se le repetía en la cabeza continuamente, como si le sonase de algo el nombre pero no lograra recordarlo del todo, pero sobre todo, lo que más se le repetía en la cabeza eran las preguntas que se le habían formulado tras la revelación de Garland. ¿Por qué le hicieron aquello? ¿Cuándo fue? ¿Cómo se les ocurrió? ¿Quién le llevó a Eclssis? Entonces recordó las palabras de Garland “posiblemente tan solo tengas 9 o 10 años” acordándose de un suceso que pasó por ése entonces.

-¡La reina Arturia desapareció hace 10 años! ¿Tendrá algo que ver conmigo?

Por más que las preguntas giraban y giraban en torno al eje central de su cabeza ninguna respuesta tenía sentido, sólo llegar a aquel lugar y encontrar al aprendiz de Garland solucionaría todo aquello. Y aceleró a máxima potencia.

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En la sala del trono del palacio de Eclissis, la reina Eleone se había quedado dormida en su trono cuando un mal presagio la despertó.

-¡Ah!
-¿Ocurre algo, Eleone? ¿Una pesadilla?
-Alexander… ¿Cuánto llevas ahí?
-No quería despertarte y me encanta verte dormir.
-Ya… eso significa que un buen rato, ¿no?
-¿… me vas a decir qué te ha despertado?
-…un extraño sueño. Aunque… parecía como… Me ha recordado a los sueños que solía tener antes.
-¿Cuándo veías el fin del Mundo?
-Sí.
-Bueno, no se han hecho reales, pero precisamente porque lo viste. Quizás no deberías ignorar éste.
-Era… estaba todo muy confuso…
-Cierra los ojos e intenta recordar lo que puedas.

Eleone hizo caso a su protector y cerrando los ojos e intentando revivir lo ocurrido en sus sueños empezó a relatarle a Alexander cada detalle.

-Estaba totalmente rodeada de Oscuridad… y tú… intentabas agarrar mi mano… Zero también… Mmm…
-Vamos, Eleone.
-Claudia gritaba mi nombre y Jaleel…
-¿Sí?
-Jaleel… ah… Jaleel… ¡Jaleel!

Eleone abrió los ojos desesperada, parecía que no quería recordar aquello. Su guardián la abrazó intentando ahora que olvidara lo que había visto.

-Tranquila, Eleone. No te esfuerces más.
-No… Si de verdad es un sueño premonitorio…
-Pero no te esfuerces…
-Jaleel… estaba… en el suelo… y no se movía… Sus ojos… No quiero que eso ocurra.
-¿Dices que has visto a Jaleel muerto?
-Tenemos que evitarlo.
-Pero, ¿cuándo?, ¿dónde?
-No lo sé… Espera… Era… ese suelo… ¡era en la ciudad!
-Pero Jaleel se ha ido.
-Quizás no debamos permitir que vuelva.
-Sabes que eso no lo va a aceptar. Y menos si no le explicas porqué.
-¡Pues se lo explicaré yo misma!

Eleone se levantó del trono apartando bruscamente a Alexander y comenzó a andar hacia la puerta.

-¡Eleone, ¿a dónde vas?!
-¡Tengo que buscarle y decírselo!
-¡¿Estás loca?! ¡No puedes dejar Eclissis!
-¡¿Por qué no?!
-¡Porque eres la reina, ¿quién reinará en tu lugar?!
-¡No me importa! ¡No voy a dejar morir a Jaleel! Casi le pierdo una vez... No le salvé para perderle ahora. Haremos este camino todos juntos...
-¡Eleone! ¡Eleone, cálmate!

Para cuando Alexander reaccionó para levantarse y seguirla, Eleone ya estaba camino del patio donde invocó su Llave deslizador y su armadura.

-¡Espera!
-Te dejo al mando, Alexander.
-¡¿Quieres esperarte?!

Sin embargo las palabras del custodio atravesaron a Eleone sin ningún tipo de efecto, la reina se montó en su moto y salió disparada hacia el cielo.

-¡Eleoooooooone!

En la otra punta de la ciudad, Kuroi y Erin entrenaban esperando mejorar para cuando los Señores de la Oscuridad volviesen.

-¡...!
-¡Kuroi!

El impacto de Eryn fue directo a la mandíbula de Kuroi que le lanzó al suelo de espaldas sin poder siquiera defenderse. La joven se lanzó para sujetarle, aunque parecía casi indemne.

-¡Kuroi! ¿Por qué has dejado que te golpease?
-Au… ¿No has sentido eso?
-¿Sentido el qué? Es obvio que te he dado un buen golpe.
-No. Ha sido antes del golpe… ¡¿La barrera?!
-¿Qué?

Los dos miraron al cielo para ver como la zona central de la barrera mágica que había encima de ellos se abría.

-¡¿Quién…?!
-Si tú estás aquí… y yo estoy aquí…
-¡La reina! -¡Eleone!

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Recomiendo escuchar esta canción mientras lees esta parte:



El espectáculo estaba claramente en desventaja para los Elegidos, el Bégimo a penas había sufrido un solo rasguño pero el resto… Vali se encontraba tirado en la arena medio inconsciente, Claudia había sido atravesada por uno de los cuernos de la bestia y estaba desangrándose apoyada en una de las gradas, Bastet estaba siendo protegido en el hombro derecho de Keiro también inscosciente mientras el joven peleaba por no caer al suelo por las múltiples heridas que sufría su cuerpo, Zero se sostenía sobre sus dos Llaves espada exhausto esperando el próximo embite para esquivarlo, Golbez era el único que aún mantenía su poder al máximo, ahora estaba levitando en frente de los dos últimos Elegidos en pie.

-¡No podemos cometer más errores!
-¡Voy a destrozarte!
-¡No, joven, contente!
-Pero la princesa… ¡No puedo llevar más noticias malas a casa!

Zero sacó fuerzas de donde nadie hubiera encontrado y se lanzó contra el Bégimo furioso y vengativo, le propinó un poderoso golpe en la cabeza pero simplemente rebotó contra él, la feroz criatura luego ladeó la cabeza y le propinó un poderoso golpe con la cabeza que le estrelló contra las gradas rompiendo las rocas.

-¡Zero!
-No… Sólo quedamos tú y yo, deja a la chica en el suelo.
-¡Nunca!
-¡Te necesito para luchar! Si caes no podrás defenderla…
-Si supiera controlar la Oscuridad… esto no habría pasado…

A Keiro no le quedó más opción que hacer caso a Golbez dejando a Bastet un poco alejada y luego se unió al hechicero.

-Es muy inteligente. Yo pensaba que era una criatura salvaje.
-Este es diferente. Es un rey. No sé como Zelda y Hilda han podido capturar uno de estos, pero sólo podemos derrotarle si eliminamos el campo antimagia.
-¿Y cómo pretendes hacer eso? ¿Y qué pretendes hacer cuando hagamos eso?
-El Bégimo.
-¿El Bégimo?
-El Bégimo puede.
-¡¿Cómo?!
-Tenemos que desesperarle.
-¿Desesperarle?
-Es la única manera de que invoque Meteo.
-¡¿Meteo?! ¡¿Es que te has vuelto loco?!
-Es lo único que puede romper el campo antimagia.
-¡¿Y después qué?! ¡Sin campo él también se hará más fuerte!
-No más que yo.
-¡¿Quién eres?!
-Un simple hechicero. ¿Cuento contigo?
-No me quedan muchas fuerzas.
-No te hagas el blando conmigo. Un guerrero que ha sobrevivido a la Oscuridad vale más que eso.
-¿Y tú cómo sabes…?
-¿Me vas a decir que tu color de pelo y de ojos es natural?
-Yo… no eres sólo un hechicero, ¿verdad?
-¡Muéstrame tu fuerza!
-No puedo… La Oscuridad…
-¿Prefires morir?
-No…
-Pues no tienes más elecciones.

Golbez agarró del hombro a Keiro y una poderosa aura de Oscuridad surgió del chico que regeneró sus heridas automáticamente. Zelda y Hilda quedaron acongojadas desde el palco.

-¿Cómo…? ¿Qué… es este poder?
-Tu poder. Ahora demuéstrale a ese Bégimo quien es el que manda.
-Sí.

Keiro parecía totalmente decidido, la Oscuridad le envolvió totalmente concentrada mientras sus ojos brillan dorados y se lanzó al ataque contra el Bégimo. La criatura intentó embestir al Elegido pero éste agarró el cuerno con total facilidad.

-Mi turno…

Golbez se alzó en el cielo y empezó a reunir energías mágicas.

-¡Aguántale todo lo que puedas!
-¡Pan comido!

La pelea de fuerza contra fuerza no parecía tener un ganador, el Bégimo derrapaba contra la arena intentando hacer retroceder al oscuro Elegido mientras él mantenía todos sus sentidos en seguir cuerdo. Tanto poder le estaba cegando.

-¡Aguanta un poco más!

Keiro empezó a dejarse llevar por la locura de la Oscuridad y haciendo más fuerza de lo normal partió el cuerno del Bégimo dejándolo suelto, ante lo cual se encabritó y empezó a pisotear a Keiro. Aunque no vio el rápido destello sombrío que escapó de allí volviendo al lado de Golbez.

-¡Noooo!
-Tranquilo, está pisando la arena, es todo tuyo.
-Bien.

Golbez terminó de canalizar toda su magia y un aura brillante rodeó al Bégimo segundos antes de explotar.

-¡ARTEMA!

¡KABOOOOOOOOOOOOOM! El Coliseo se movió de sus cimientos dada la gran potencia del hechizo, el campo antimagia cedió temporalmente pero se volvió a recuperar absorbiendo la magia restante. Desde los palcos Zelda y Hilda estaban invocando una barrera lo suficiente poderosa para defenderse a sí mismas, a sus hijos y al populacho, parecían cabreadas, pero ellas habían causado todo aquello.

Cuando la arena y el polvo se disolvieron, se pudo ver a Golbez y a Keiro siendo protegidos por una barrera mágica creada por el primero, mientras el Bégimo ahora sin un cuerno y con una horrible herida en la espalda, el costado y parte del estómago, parecía realmente cabreado.

-¿Eso será suficiente?
-Observa… ah, y ponte a cubierto.

Keiro salió corriendo a toda velocidad gracias a sus nuevos poderes y cogió a Bastet y a Vali subiéndolos en cada hombro y se acercó hasta Claudia y Zero manteniendo a todos sus amigos juntos.

-Kei… ro…
-Tranquila, princesa. Saldremos de ésta.

Mientras, Golbez encaraba al rey Bégimo que le miraba totalmente retándole a que usara su hechizo final.

-Vamos, hazlo, ellas no podrán contenernos a los dos a la vez.

El Bégimo miró al cielo a la vez que Golbez y después las reinas que sabían que significaba aquello: la Invocación había empezado.

-¡Que todo el mundo salga del Coliseo!

La gente primero se quedó sorprendida al oír gritar aquello a la reina Zelda, aunque séguidamente el pánico cundió y el púlpito se levantó de sus asientos velozmente corriendo por todas partes intentando buscar una salida en pleno caos. Fue entonces cuando cayó la primera piedra en el estadio destruyendo el suelo de la arena a escasos metros de Keiro que invocó una barrera oscura para proteger al resto de posibles escombros.

La segunda piedra cayó directamente en las gradas, aunque Zelda puso a salvo a los pocos espectadores que quedaban en la zona con una telequinesis a tiempo. La tercera cayó directamente sobre el palco aunque a sorpresa de todos, Hilda invocó su Llave espada y la bateó de nuevo al cielo, pero el campo antimagia ya desapareció.

-¡Muchacho, ya puedes!

Keiro entendió al instante lo que significaba aquello, invocó su Llave espada y transformándola en el acto en Llave deslizador empezó a subir en ella a todos sus amigos de la manera que pudo.

-Ahora sólo quedamos tú y yo…

Golbez miró desafiante al Bégimo mientras terminaban de caer piedras ahora por todas partes, Meteo había llegado a su potencia final, sin embargo Keiro no quiso quedarse a ver el resultado, se subió al jet y salió volando de allí a escasa velocidad y altura debido al peso. No tardó en terminar de perder altura y caer en las afueras del Coliseo viendo como las rocas seguían cayendo.

-¡Keiro!

Keiro entonces pudo ver a Sina, la chica que le trajo allí, y a otro chico acercándose a dónde estaba.

-¡No te acerques, me traicionaste!
-Fue mi madre, yo no quería haceros esto. Deja que mi primo les cure.
-¡¿Y por qué debería fiarme ahora?!
-Porque si no lo haces ellos morirán.
-…es-está bien…

La Oscuridad había cegado momentaneamente a Keiro por culpa de la furia y la venganza, aunque cuando cedió a la razón el aura de Oscuridad se disipó. Después As se acercó y empezó a curar a los Elegidos en orden de necesidad, primero a Claudia, luego a Vali, después a Zero y finalmente a Bastet. Todos se alegraron mucho de verse libres de nuevo y enteros, aunque la alegría duró relativamente poco.

-Habéis destruido nuestro coliseo.
-¡Madre!

Cuando los siete se giraron, vieron a Zelda con su velo tapando su verdadero semblante aunque no su Llave espada, sin embargo a Hilda… a Hilda sí se le veía, estaba muy cabreada, con su Llave espada en la mano derecha y con la izquierda sujetando de un brazo a Golbez que estaba inconsciente.

-Ahora tendremos que castigaros.
-A todos.

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