jueves, 25 de octubre de 2012

Capítulo 11: Separación inminente



Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:

http://www.youtube.com/watch?v=pCPE4dZyUBI

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-¡Baaaaasteeeet!

Keiro consiguió interceptar a Bastet a tiempo justo cuando iba a salir por la puerta aérea de la barrera de Eclissis.

-¡¿Keiro?!
-No puedes irte, Bastet.
-Pero… el Maestro… no puede hacer esto solo…
-Y yo tampoco, Bastet.
-Me… ¿Me estás haciendo elegir, Keiro?
-No… Bastet, no. El Maestro ya decidió por los dos. Acepta su decisión.
-No puedo… Él era como un padre para ti, Keiro. No podemos dejarle hacer esto solo.
-Él ha elegido su camino. Y nosotros tenemos que elegir el nuestro. Yo elijo proteger Eclissis, ¿qué eligirás tú, Bastet?
-Keiro, no… no es justo…
-¿Y qué es justo de lo que nos ha pasado en los últimos dos meses? Chrystalis será siempre nuestro hogar pero ahora nos necesitan aquí, ellos son nuestros amigos. ¿Les dejarás solos en la batalla final?
-…no están solos…
-Bastet, muchos de nosotros tenemos un hogar diferente, si nos fuésemos todos, ¿quiénes se quedarían? ¿Eleone, Claudia y sus guardianes? Ellos sólo no pueden. Hasta Blanck se ha quedado a luchar. No me dejes hacer esto solo, no podemos separarnos.
-…esto no debería estar pasando…
-No, no debería. Pero no podemos evitarlo. Seamos fuertes juntos, Bastet. Derrotémosles y luchemos porque la próxima generación no tenga que elegir las mismas decisiones difíciles que nosotros.
-Ke-Keiro…
-¿Qué?
-Tu… tu aspecto… tu pecho…

Keiro bajó la mirada unos instantes para ver como su Corazón latía brillando, su pelo recuperó su negro natural y sus ojos recuperaron aquel tono verde que Bastet llevaba tanto sin ver, la piel se volvió otra vez viva y colorida.

-Tu Luz…

Bastet saltó desde su Llave deslizador y cayó en los brazos de Keiro abrazándole con fuerza los dos subidos en la del joven que acababa de recuperar su bien más preciado. La Luz que brillaba en su pecho era tenue y muy débil, pero suficiente.

-Mi Luz… No creía que pudiera echarla tanto de menos…
-No tanto como yo la he echado de menos.

Los dos se miraron sonriendo y volvieron a abrazarse.

-Me quedo, Keiro. Siempre he sido tu Luz, si nos separamos… no quiero perderte otra vez.
-Entonces volvamos.
-Suerte, Maestro…

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Claudia se hizo de nuevo el camino de vuelta corriendo hacia el castillo, aunque ahora con una carga ya que llevaba a Blanck, no se quejó en absoluto, aquello parecía un verdadero entrenamiento. Dejó a Blanck descansando en la enfermería y luego se dirigió al patio donde se encontró a Mavras sentado en un banco cabizbajo, tenía la Llave espada invocada y no parecía muy feliz.

-Mavras, ¿te encuentras bien?
-Majestad… yo… no…
-¿Ha ocurrido algo con Jaleel?
-Algo así…

Claudia se sentó a su lado y puso su mano sobre la suya que sujetaba la Llave espada.

-¡…!
-Puedes contármelo. Si quieres.
-Jaleel me ha pedido que vuelva a Vergel Radiante. No cree que esté preparado para esta batalla pero quiere que lo esté para las futuras. Yo no quiero irme. Quiero ayudar, quiero… protegerle… Sigue obcecado en que va a morir y yo… le creo… No quiero perderle, majestad, le acabo de encontrar. No es justo…
-Mavras… Jaleel no va a morir y… aunque mi hermana tuviera razón en su premonición… nunca se irá.
-¿No?
-Claro que no. Mis padres también están muertos pero siguen aquí.

Claudia se llevó la mano al pecho.

-Siempre están aquí. Les veo sonreír y observarme. Sé que están orgullosos de mí.
-Majestad…
-Si a Jaleel le pasa algo no tienes que preocuparte de nada porque tú le tendrás aquí.

Ahora Claudia posó su mano sobre el pecho de Mavras haciéndole sentir mejor.

-Siempre contigo.
-Je… gracias… Supongo que la armadura que Ansem nos puso en el Corazón nos impide ver este tipo de cosas… No deja pasar lo malo, pero tampoco deja pasar lo bueno.
-Siempre podrá pasar si alguien te ayuda a guiarlo. Y puedes contar conmigo para ayudarte a guiarlo. Hagamos una promesa.
-¿Una promesa?
-Sí. La próxima vez que nos veamos, los dos seremos mucho más fuertes y seremos capaces, no solo de proteger a quien queremos, si no también de hacer sentir orgullosos a los que se han ido.
-Vale.

Ambos cerraron sus puños dejando solo el dedo meñique extendido y los unieron

-Esta es una promesa de que nos reencontraremos más fuertes.
-Gracias, majestad. Ahora puedo irme tranquilo. Hasta la próxima.
-Hasta la próxima, Mavras.

Los dos se levantaron quedando el uno en frente del otro y sonrieron, se despidieron y luego Mavras transformó su Llave espada en Llave deslizador y montándose desapareció en el cielo como un destello. Sin embargo uno nuevo apareció, antes de que siquiera pudiera darse cuenta, Claudia veía a su hermana volver.

-¡Eleooooone!
-¡Claudia!

Eleone saltó de su Llave deslizador haciéndola desaparecer y acarició el pelo de su hermana.

-Ya estoy aquí. Mmm… me he cruzado con Mavras, ¿a dónde iba?
-Se volvía a Vergel Radiante.
-¿Y eso?

Claudia se encogió de hombros, no quería desvelar los sentimientos de Jaleel a su hermana ni la promesa que había hecho con Mavras.

-A lo mejor le ha enviado a hacer algún trabajo Jaleel.
-Puede ser.
-Majestades…
-¿…? -¿…?

Las dos reinas miraron en todas direcciones en busca de la procedencia de esa voz pero no había nadie en el patio.

-¿Quién…?
-Soy Zelda, majestades, os estoy hablando desde Gemelus.
-¿Gemelus? ¿No estabas con Kida?
-Hilda y yo volvimos a Gemelus por precaución, los Espectros rondan en todas partes. Hemos encontrado la ubicación de las tres princesas restantes, sabemos que estáis esperando el ataque de Caos pero la protección de las princesas también es importante. ¿Podriáis enviarnos a alguien?
-Eleone…
-Mmm… ¿Cuántos necesitáis exactamente?
-Hemos pensado en dos, queremos que sean los protectores reales de las Princesas, hemos creado un pequeño arca mezclando magia y tecnología para protegerlas. Queremos que…
-¿Sí?
-Queremos que Kuroi y Eryn sean los protectores.
-¿Kuroi y Eryn? ¿Por qué ellos?
-Son especiales. De entre todos los Elegidos son los que controlan los poderes del Espacio y el Tiempo y sabemos lo que ocurrió en la Necrópolis, ellos fueron los únicos que se sacrificaron, creemos que eso significa que tienen el potencial de un Maestro.
-Vaya…
-¿Nos cederéis su poder?
-¿Qué dices, Eleone?
-Ahora somos las dos reinas, Claudia. La decisión es de ambas. ¿Qué dices tú?
-Ese hombre… dijo que el Reino de la Luz terminaría… Las princesas son importantes Eleone, puede que necesiten a todas y sé que nunca podrían atraparte, pero… Deberíamos darle importancia.
-Estoy totalmente de acuerdo contigo. Está bien, Zelda. Os enviaremos a Kuroi y Eryn en cuanto estén preparados.
-Gracias majestades. Estáis haciendo lo correcto.

La conexión se rompió y ambas hermanas volvieron a quedarse solas, aunque no por mucho tiempo, Alexander apareció.

-¿Majestades?
-Alexander. Mmm… ¿ocurre algo?
-No, no. Sólo quería saber cómo estabáis.
-Mmm… bien. Oye, ¿podrías hacernos un favor?
-Sólo pídelo, majestad.
-¿Podrías traernos a Eryn y Kuroi?
-¿Eryn y Kuroi?
-Le oí decir a Eryn que tenía que hablar con Kuroi, estarán en su casa.
-Bien. ¿Algo más, majestades?
-No, Alexander, eso será suficiente.
-Bien, pues voy a buscarles.

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Finalmente todos los Elegidos volvieron a estar unidos en Eclissis, aunque no por mucho tiempo, Alexander había reunido a Kuroi y Eryn en la sala del trono, donde las dos reinas tenían que hablar con ellos.

-Majestades.
-¿Nos habéis llamado?
-Sí. Hemos mantenido contacto con Zelda en su búsqueda de las Princesas del Corazón.
-Han encontrado a las tres últimas y han creado un arca para protegerlas.
-Y quieren que vosotros seáis sus custodios.
-¿Nosotros? -¿Nosotros?
-Je, je… Sin duda son perfectos, ¿no crees, Ele?
-Sí, Clau. Quieren que vayáis a Gemelus cuanto para empezar cuánto antes.
-¿De verdad pensáis, majestades, que deberíamos irnos en un momento como éste?
-No estoy muy segura, pero… La otra amenaza que suponía aquel hombre también es un problema para nosotros. Contra Caos no pudimos prevenir sus movimientos, pero si podemos contra ese otro frente, nos vendría bien ir un paso por delante.
-¿Tú que piensas, Kuroi?
-Si son los deseos de las reinas…
-¿No puedes pensar una vez por ti mismo?
-Pero…
-No te preocupes, Kuroi. Esta misión no puedo obligarte a realizarla, ya que depende de dos reinas extranjeras. Sólo es una petición como Elegida, es tu decisión.
-La verdad que es una gran responsabilidad lo que Zelda pide, pero… yo preferiría quedarme a protegeros, majestades.
-
-Bueno… no tienes que preocuparte por eso, Kuroi. Alexander y Zero ya nos protegen.
-Y por si las moscas tenemos a Bastet, Keiro, Jaleel, Blanck, Sina, As y Vali.
-Entonces bien… ¿y tú qué opinas, Eryn?
-¿Ha dicho Zelda por qué nos quería a nosotros?
-Por vuestros poderes sobre el Tiempo y el Espacio.
-Y Zelda también sugirió que seáis los únicos con el nivel de Maestro debido a lo que pasó en la Necrópolis.
-¿Por arriesgarnos?
-Más bien por ser los únicos que decidistéis que lo que importaba era el grupo y no la misión.
-Ya veo… Entonces me sentiré orgullosa de cumplir esta misión.
-Bien. La verdad es que creo que sois la pareja perfecta.
-¿Pareja?
-Bueno, ya me entientes, Eryn. Pareja de par. Dos…
-Ah…

Kuroi y Eryn se miraron y tragaron saliva aliviados.

-¿Deberíamos marchar ya, majestades?
-Cuando vosotros penséis que estéis listos.
-Bien. ¿Podemos retirarnos?
-Por supuesto.

Eryn y Kuroi hicieron una reverencia y salieron de la sala del trono a paso ligero.

-¿Crees que lo saben?
-No. Pero casi nos delatamos nosotros mismos.
-Ya… ¿De verdad que querías aceptar esta misión o lo has hecho para complacerlas?
-Mmm… no sé. Lo que sí sé es que Hilda y Zelda son las únicas Maestras de “fiar” que quedan y quiero hacerme más fuerte.
-Oh… Bueno, eso es suficiente. ¿Deberíamos salir ya?
-Vayamos hacia el patio.

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Baster y Keiro aterrizaron en el patio, parecían muy felices ambos de que Keiro hubiese recuperado su Luz pero la felicidad duró poco, Keiro sintió algo y ambos vieron una sombra moverse velozmente hacia el interior del castillo.

-¿Qué ha sido eso, Keiro?
-No lo sé, pero… esa Oscuridad…
-¿Oscuridad?
-Me olía igual que a la de ese Señor de la Oscuridad al que me enfrenté.
-¿Un Señor de la Oscuridad? ¿Ya han vuelto?
-Eso parece…
-¿No deberíamos avisar a los demás?
-No creo que haya tiempo, Bastet. Tenemos que detenerle sea lo que haya venido a hacer.
-Sí.

Los dos corrieron siguiendo la presencia del infiltrado hasta lo más alto del castillo.

-¿A dónde llevan estas escaleras?
-A las torres más altas del castillo...
-¿Qué puede haber aquí que busque?
-No lo sé… O bueno, espera…
-¿Qué?
-¡El núcleo de la barrera mágica! ¡Quiere destruirla! ¡Corre más rápido, Bastet!

Los dos siguieron subiendo aún a mayor velocidad y llegaron a la sala del núcleo de la barrera justo a tiempo, pues al Señor de la Oscuridad Messam sólo le había dado tiempo a derrotar a los soldados que había de guardia, aunque su aspecto era lamentable, tenía los ropajes deshechos y estaba lleno de heridas y moratones. Estaba justo a punto de destruir el núcleo pero Keiro detuvo el golpe con su Llave espada.

-¡Tú!
-Me parece que tu excusión termina aquí.

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