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Tres días habían pasado desde la batalla, tres días en los que la reina Eleone había estado preparando el entierro de su abuelo, tan sólo dos semanas después del de su padre, ¿a quién más le iban a arrebatar?
Ya hacía dos días que los Elegidos se habían reencontrado de nuevo. Claudia y Eleone iban a preparar la doble coronoación después del entierro, Vali había vuelto a casa tras medio mes fuera, Keiro y Bastet se habían vuelto a reunir y pensaban una manera de deshacer el estado del primero, Jaleel y Mavras pasaban los días juntos entrenando para que no volviera a pasar lo de la última vez, Blanck había vuelto para estar más cerca de Nanaki y el bosque ya que Pandemónium estaba desolado, As y Sina se habían establecido temporalmente en Eclissis hasta que encontraran a sus madres.
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Tres días habían pasado desde la batalla, tres días en los que la reina Eleone había estado preparando el entierro de su abuelo, tan sólo dos semanas después del de su padre, ¿a quién más le iban a arrebatar?
Ya hacía dos días que los Elegidos se habían reencontrado de nuevo. Claudia y Eleone iban a preparar la doble coronoación después del entierro, Vali había vuelto a casa tras medio mes fuera, Keiro y Bastet se habían vuelto a reunir y pensaban una manera de deshacer el estado del primero, Jaleel y Mavras pasaban los días juntos entrenando para que no volviera a pasar lo de la última vez, Blanck había vuelto para estar más cerca de Nanaki y el bosque ya que Pandemónium estaba desolado, As y Sina se habían establecido temporalmente en Eclissis hasta que encontraran a sus madres.
Claudia y Eleone
encabezaban de nuevo la cabalgata de muerte por la calle principal, aunque la
gente que salió a las calles esta vez fue mucho menos, dada la poca importancia
del muerto, aún así se asomaban a la ventana curiosos. Protegiendo a las
hermanas como siempre a escasos metros de ellas estaban Alexander y Zero que
seguían sin hablarse. Jaleel, Mavras, Keiro y Kuroi portaban la tumba, el
resto de Elegidos iban detrás excepto Blanck.
Finalmente llegaron
al cementerio de la ciudad, y llevaron los restos de Garland hasta cerca del
mausoleo de la reina Arturia donde le enterraron justo en la parte trasera,
protegiendo a su hija. Eleone no quiso irse sin decir unas palabras antes.
-Él… escogió la
manera en que quería morir… Luchó por todos nosotros y consiguió proteger
Eclissis con su vida y ahora seguirá custodiándola en la muerte. He perdido a
casi toda mi familia por su culpa y todavía no ha habido nadie capaz de hacerle
pagar por lo que ha hecho… Por ello, la reina de Eclissis ha decidido condenar
a muerte a Caos.
Todos los compañeros
miraron a Eleone sorprendidos frente a aquella aclaración, sin duda el Corazón
de la reina estaba empezando a endurecerse con cada pérdida. Claudia la abrazó
y miró la tumba de su abuelo materno pese a que ella a penas le había conocido.
-Ni siquiera son ya
seres humanos… Sólo son monstruos sedientos de poder, no permitiré que ningún
habitante más del Reino de la Luz tenga que sufrir por su culpa, y la única
manera de evitarlo es acabar con su existencia.
Pese a que todos querían
hablar y decirle algo al respecto a Eleone, prefirieron callar delante de la
tumba de Garland por respeto. La comitiva terminó por disolverse quedando sólo
las dos hermanas delante de la tumba y sus dos protectores un poco más alejados
cada uno mirando hacia un lado.
-¿Qué tienes planeado
hacer, Ele?
-Ya estoy cansada de
que tengamos que sufrir por las acciones de los que protegieron el Reino de la
Luz antes que nosotros. Creo que… voy a convocarlos… Quiero escuchar la verdad
de su boca…
-¿Vas a convocarlos a
todos?
-Sí. A Yensid y a los
que había en su carta. Las madres de esos dos y el Maestro de Bastet y Keiro.
-Es posible que
Yensid haya encontrado a otros desde entonces.
-Y también es posible
que no quede ninguno más con vida.
-Majestad…
-¿Alexander?
-La coronación está
esperando.
-Sí. ¿Estás
preparada, Claudia?
-Por supuesto.
Una escasa hora
después de aquello, toda la comitiva se volvió a reunir en la sala del trono
del castillo, habían vuelto a colocar el trono de la reina y en él se sentaba
Claudia, junto a Eleone en el trono del rey. La coronación fue una ceremonia
privada y rápida, a la que sólo acudieron los más allegados y los sabios.
Alexander fue el encargado de coronar a Eleone y Zero de hacer lo mismo con
Claudia. Tras un gran aplauso Eleone tomó cartas en el asunto aprovechando que
estaban todos allí.
-Astinus, Sina. He de
suponer que estáis al tanto de todo y quisiera saber si dispongo de vuestra
ayuda.
-Por supuesto,
majestad.
Ambos se inclinaron
hacia las reinas de aquel Mundo y dieron un paso adelante esperando sus órdenes.
-Quiero que busquéis
a vuestras madres y las traigáis, es hora de que nos cuenten todo lo que saben.
-Pero no sabemos dónde
están. Desaparecieron tras la pelea en la sala del trono.
-Toda familia
comparte una conexión entre sus Corazones. Más poderosa es esa conexión entre
hermanos e igual entre madre e hijo, si hay alguien que puede encontrarlas,
sois vosotros.
-Sí, majestad.
-Partiremos de
inmediato
Los primos se
retiraron de la sala con Sina en cabeza.
-Bastet, Keiro.
Supongo que ya sabréis vuestras instrucciones.
-¿Quieres que
traigamos al Maestro Cyan?
-Nos deben
explicaciones a todos, Bastet. Seguro que él también tiene algo qué decir.
-Claro, majestad.
Vamos Keiro.
Y estos, siguiendo a
los anteriores también se retiraron de la sala, con Keiro silente en cabeza.
-Kuroi, Eryn.
-¿Alteza?
-¿Majestad?
-Sois los únicos que
habéis visitado a Yensid en su retiro y conocéis bien su localización. Quiero
que vayáis y consigáis convencerle de que venga. Confío en vosotros.
-Sí, ma…
-La misión que nos
envías es difícil, Eleone. Pero aunque no consigamos traerle le pediremos toda
la información de la que disponga. Y de camino traeré también al Maestro Arkleus.
-Gracias, Eryn.
-Alteza.
Eryn se retiró y
cuando vio que Kuroi no le seguía tiró de él llevándoselo de la sala.
-Ma-majestad.
-¿Y el resto mi
reina, qué hacemos?
-Blanck no ha
acudido.
-No deberíais
sorprenderos, majestad.
-Por favor,
Alexander, búscale, tengo que hablar con él. Jaleel, tú sigue entrenando a tu
hermano, nos servirá de ayuda en el futuro.
-Majestad.
-Mi señora.
Los dos hermanos
abandonaron la sala del trono y Alexander les siguió de cerca.
-Zero, ven a verme
luego, tenemos que hablar de algo muy importante y quiero enviarte a una misión.
-S-sí, majestad.
Zero desapareció
siguiendo de cerca a Jaleel y Mavras.
-Vali. Después de lo
que pasaste, te mereces un último día libre para disfrutar con tu familia.
-Gracias, majestad.
-Pero después, quiero
tenerte con total disposición.
Vali afirmó con la
cabeza agradecido y desapareció por la puerta al igual que el resto de los
Elegidos, quedándose las dos reinas solas en sus tronos.
-¿Y yo, Ele?
-Tengo que hablar
contigo.
-Claro.
-Es sobre… lo que
eres…
-…
-Creo que conseguí
volver a sellar la parte de la cerradura que te correspondía, así que es muy
posible que si vuelven a atacar, intentarán cogerte de nuevo.
-¿Y qué quieres que
haga?
-Necesito que me
cuentes todo lo que te dijo mamá cuando te mal… bendijo con esos poderes. Quiero
saber de lo que eres capaz.
-No… No recuerdo muy
bien sus palabras, yo era muy pequeña. Recuerdo que me dijo que era algo muy
importante que debía mantener en secreto, nunca nadie debería saberlo por mi
propio bien. Hasta hace poco no me enteré de la existencia de sus poderes.
-¿Cuáles son?
-La Llave es una
energía azul muy potente, brilla, igual que la tuya. Pero ésta es… más… física.
-¿Física?
-Me permite envolver mi
cuerpo con ella mejorando mi fuerza, fortaleza y velocidad. Dada la naturaleza
de la Llave espada, no me sorprendería que también pudiera canalizar su energía,
pero sólo la he usado junto a mis artes marciales.
-¿Nada más?
-Sí… hay algo más. Me
da una especie de… poderes psíquicos.
-¿Poderes psíquicos?
-La energía azul me
permite leer mentes…
-…
-Tranquila, nunca lo
he usado salvo para leer pensamientos superficiales, excepto en dos ocasiones.
-Entiendo.
-También funciona
como una especie de telequinesis, puedo rodear otros objetos pequeños con la
energía azul y moverlos a voluntad. También puedo construir barreras
protectoras y… seguro que hay más, pero es lo único que sé.
-Parece muy útil.
-Lo es.
-Me alegra saber que
eres tú la que lo tiene, Clau. Sé que puedo confiar en ti.
-Claro que puedes,
Ele.
-Y por eso necesito
que me prometas que si vuelven te quedarás en el castillo para protegerlo.
-Eleone…
-Si vuelven a
atraparte y rompen el sello…
-Te… te lo prometo…
-Buena chica. Ahora
quiero que sigas entrenando con Sabin y que le pidas que te ayude a liberar
esos poderes.
-¡Claro!
Claudia fue la última
en irse dejando a Eleone a solas en su trono pensativa. Aunque su soledad no
duró mucho, tal y como le había pedido, Zero apareció.
-Majestad.
-Zero. Qué rápido.
-Pensé que tendríais
prisa, majestad.
-Sí, bueno. Sé que
esto no nos incumbe como reina y guardián, pero es algo de lo que tenemos que
hablar.
-…
-Es un poco violento…
(Suspiro) Yo… quiero mucho a Alexander…
-…
-Y… no tengo ni idea
de que sientes tú al respecto, pero… lo que hay entre él y yo… no es…
-¿Asunto mío?
La reina volvió a
suspirar, no podía creerse tener esa conversación y mucho menos que tuviese que
cabrearse con Zero por ponerse a la defensiva.
-No, no lo es. No
puedo obligarte a que te lleves bien con Alexander si ese es el problema, pero…
al menos me gustaría que no… afectase a vuestro trabajo.
-Eso nunca pasará,
majestad. Os lo prometo. Pero como bien dices, la relación que tenga con mi
hermano, es asunto mío.
-Claro… Era necesario
que lo dejásemos claro.
-¿Algo más, majestad?
-Sí. Quería enviarte
a una misión. Y no quiero que pienses que lo hago para deshacerme de ti, Zero,
te tengo mucho aprecio, aunque…
-No tenéis que
excusaros, majestad.
-Ya… Esto es muy…
complicado para mí.
-No os preocupéis.
¿Cuál es la misión?
-He… tenido una visión.
No se lo he contado a nadie, tú eres el único.
-No quiero sonar
descortés, majestad. Pero, ¿por qué me lo decís a mí, no tenéis más confienza
con mi hermano?
-Eso… no es justo,
Zero…
-…
Eleone se llevó una
mano a la cabeza, aquello estaba siendo más incómodo de lo que pensaba.
-Alexander es…
demasiado… cargante, a veces… Y sé que si se lo cuento no me dejará en paz con
el tema. Esperaba que te tomaras esto mejor, como un voto de mi confianza.
-Perdonadme,
majestad. No volverá a ocurrir. ¿Cuál era esa visión?
-Ayer soñé con el
pasado. Normalmente sólo veo el futuro pero últimamente… veo cosas del pasado
también. En el sueño vi el destino de mi madre y de todos los Elegidos que la
acompañaban. Había cuatro Elegidos más. Hilda, Zelda y dos hombres… Uno era el
padre de Vali, se llamaba Tristán.
-Creo que recuerdo
haberle visto cuando era niño por el castillo. Era uno de los antiguos
generales del rey. Recuerdo que desapareció hace diez años, como vuestra… madre…
-Sí. Su destino fue
un tanto… triste. Pero no es él quien me preocupa. Había otro hombre, Zero, y
era… era tu padre.
-¿Mi… padre? Si no
recuerdo mal, el rey nos dijo a mi hermano y a mí que nuestros padres murieron
cuando éramos muy pequeños.
-Bueno, es obvio que
mi padre, al igual que mi madre, sabía mentir muy bien y ocultarnos cosas.
-¿…qué fue de él?
-Aún sigue vivo.
-Vaya...
-Entiendo que no sea
cómodo, pero ahora entenderás porque no quería contárselo a Alexander.
-¿Y no crees que él
también merece saberlo?
-Sí, claro. Pero aún
no. Al menos no hasta que sepamos cómo está.
-Hablas de él como si…
estuviera mal.
-Cuando le vi, lo
estaba. Pero no sé de qué época era esa visión, ya que yo no le conocí y mientras las sufro no viene un numerito acompañándolas.
-¿Dónde puedo
encontrarle?
-Vive en una cabaña
en los bosques del este.
-Vaya, parece que no
ha estado muy lejos todo este tiempo.
-Te lo confío a ti,
Zero, porque sé que tienes la cabeza más fría para estas cosas que Alexander.
Espero que sepas tratar con él.
-Déjalo en mis manos,
majestad.
-Confío en ti.
Zero volvió a dejar
la sala del trono una vez más aunque algo más meditabundo, pensando en todo lo
que había hablado con la reina. No podía enfrentarse a sus propios
sentimientos, pero era su decisión. Luego más friamente empezó a pensar en su
padre y en que tenía que hacerle una visita inmediata. Salío del castillo y se
dirigió a la puerta oriental por la que salió a las afueras de Eclissis, el
campo favorito de Blanck. No tardó en llegar a los bosques y encontrar la
cabaña tal y como le había dicho Eleone.
En realidad el joven
estaba bastante tranquilo, a la única persona que había tratado como a un padre
era al Rey Lyon, la persona que se encontrara en esa cabaña tan sólo era un
desconocido que le había dado la vida. Nada más. Zero abrió la puerta con
cuidado por si acaso y entonces le vio, un hombre de la quinta del rey, tenía
el pelo extremedamente largo y negro y los ojos verdes, como él y su hermano.
No había dudas sobre aquello. Cuando vio a Zero se levantó de la silla en la
que estaba y encaró al joven Elegido.
-¿Quién eres? ¿Cómo
me has encontrado? Nadie vivo sabe que estoy aquí.
-Nadie que tú
conozcas.
-¿Qué significa eso?
-Hay más maneras de
encontrar la ubicación de alguien a que ese alguien te lo diga.
-¿Cómo cuál?
-¿Visiones?
-¿Visi…? Ah… Ya… Era
cuestión de tiempo… Entonces tú eres Alexander.
-Abraham…
-Lo siento por no
discerniros, eráis iguales. Y seguramente sigáis teniendo un aire…
-No he venido para
hablar de mí ni de mi hermano.
-Ya… Supongo que es
hora de empacar y volver al castillo para contaros lo que la reina y el rey no tuvieron tiempo de decir, ¿no?
-No lo entiendo. ¿Por
qué te escondes aquí? ¿Por qué le pediste al rey que mintiera por ti? Suena
todo tan…
-¿Cobarde?
-Incongruente… Quería
decir incongruente. Aunque supongo que también es algo cobarde. La reina sufriendo la pérdida de sus padres. Y aquí estás tú, no queriendo saber nada de tus hijos.
-No dejé ningún lazo
con este y con ningún Mundo. Estoy muerto, crecistéis con otros padres que os
trataron mejor de lo que yo pudiera haber hecho, le pedí al rey y a la reina
que me dieran por muerto y me dejasen pasar mis últimos años en soledad…
-Y la pregunta es,
¿por qué? ¿Acaso no tuviste valor para quitarte la vida?
-Así que es eso. Este
es mi castigo, volver a verte para tener que revivir lo que quería sufrir en
silencio.
-Parece que quisiste
sufrir un castigo ya, no creo que pase nada porque sufras otro.
El hombre empezó a
caminar por la sala nervioso y musitando en voz baja algo continuamente.
Finalemente cogió valor y mirando a los ojos a Zero lo dijo en voz alta.
-Yo maté a tu madre.
-¡…!
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