miércoles, 3 de octubre de 2012

Capítulo 21: Más incógnitas



Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:

http://www.youtube.com/watch?v=nkuD_5Pfs_o

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-¿Crees que deberíamos llamar a la puerta?
-No es como si hubiera una, Sina. Aunque no podemos esperar mezclarnos entre ellos y pasar desapercibidos.
-Ya… ¿y no sientes con más precisión dónde está tu madre?
-Pues… no… Pero si es una extranjero sabrán quién es en seguida.
-Ahora sólo nos queda rezar porque nos acojan con los brazos abiertos.

Sina y As se acercaron en Llave deslizador hasta la ciudad que reposaba en un islote por el que caía agua hacia todos lados. Sin duda su visión era impresionante. Había un montón de ruinas e incluso algunas nubes en el cielo incluso aunque estuviesen bajo el agua.

Finalmente llegaron a la ciudad que se ubicaba en el centro del islote y varios hombres de pelo blanco y piel oscura se acercaron a los recién llegados. De entre las figuras destacó una de una mujer vestida un poco más lujosa que los demás. Todos llevaban un extraño amuleto luminiscente colgando de un collar.

-¿Habitantes del exterior?
-Algo así. Me llamo As y ella es mi prima Sina. Venimos en busca de mi… madre.
-¿Zelda es tu madre?
-¡¿La conoces?!
-Por supuesto, ella llegó no hace mucho y salvó mi vida. Le debo mucho. ¿Dices que eres su hijo?
-Sí.
-Se alegrará mucho de verte. Seguidme.

Los dos primos siguieron a aquella mujer muy a dentro de la urbe hasta lo que parecía un templo que coronaba la ciudad. Allí en medio de la sala había un altar con una cama dónde yacía Zelda como si fuera una diosa.

-¡Madre!
-¡As! ¿Cómo me has encontrado? Sina…
-Hola tía.
-¿Qué importa como te haya encontrado? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no volviste a Gemelus?
-Bueno, eso es porque…
-¿Ya empezáis con los enigmas? Por eso os estábamos buscando a ti y a Hilda. Tienes que venir con nosotros.
-No puedo…
-¿Cómo que no puedes?
-Tengo que quedarme aquí, Kida me necesita.
-¿Kida?

La mujer que les había llevado se acercó a modo de presentación arreglándose el pelo.

-Madre, no entiendo nada.
-Es difícil de explicar.
-Bueno, pues no tenemos todo el tiempo del Mundo, así que desembucha.
-Aisss… ¿Te acuerdas del cuento que te contaba de pequeño, As?
-¿El de los niños que salvaron el Reino de la Luz?
-Sí, hijo. ¿Recuerdas los Corazones puros?
-Sí. Los Siete Corazones puros que protegían el Reino de los Corazones. Las Princesas del Corazón.
-Kida es una de ellas.
-¡¿En serio existen?! Pensé que era sólo un cuento…
-Yo lo usaba a modo de cuento, pero es tan real como tú o como yo.
-Mi madre también me lo contaba, tía. ¿De verdad existen las siete Princesas?
-Sí. Y justo cuando llegué tuvo que protegerla de… algo…
-¿De algo?
-Un espectro. La “Luz” no puede protegerme de él.
-¿Un espectro madre?
-No sé muy bien lo que son. Pero parece que no tienen nada que ver con Caos, fue uno de sus esbirros el que me trajo aquí mediante un Portal.
-Madre. Me dijiste que si alguien reúne el poder de las Princesas del Corazón…
-…abrirá la puerta al Reino de los Corazones. Y obtentrá todo su poder.
-Si Caos no está detrás de esto… ¿quién…?
-No lo sé. Pero ahora entendéis porqué debo quedarme aquí. Tengo que mantener a Kida a salvo.
-Pero… debéis contarnos todo lo sucedido para que podamos entenderlo todo y seguir adelante.
-¿Eso os lo ha pedido la hija mayor de Arturia?
-Sí, madre.
-Ya…
-Zelda, no tienes porqué quedarte por mi culpa. Si ellos te necesitan.
-No, Kida. No me separaré de ti.
-Bueno, entonces… No tienes porque separarte de mí. Llévame contigo. Siempre quise conocer otros Mundos.
-Kida…
-Esa es una buena idea, madre. Con tus poderes no te costará llevarla a través del Espacio Intermedio sin problemas.
-No, supongo que no.
-Pero todavía no hay prisa. Aún tenemos que encontrar a mi madre.
-¿No sabéis nada de Hilda?
-No, madre. Salimos a buscaros a las dos pero te encontramos a ti primero.
-Entiendo.
-Tenemos que marchar en busca de mi madre, pero cuando la encontremos volveremos a por ti y marcharemos todos juntos a Eclissis.
-Os estaré esperando.

Kida y Zelda se despidieron de As y Sina que volvieron a salir al Espacio entre los Mundos intentando sentir el Corazón de Hilda.

-Debes concentrarte, Sina.
-Lo intentaré.

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Cyan volvió a bajar las escaleras para reencontrarse con sus dos aprendices que parecían haber recuperado ambos la sonrisa, lo que hizo que el viejo Maestro se alegrase.

-¿Ya estáis preparados, hijos míos?
-Sí, Maestro. Keiro está preparado.
-Bien. Marchemos a Eclissis.
-No tan rápido.

De un Portal de Oscuridad apareció el incorpóreo de Keiro sorprendiendo a todos bastante.

-¡Tú!
-Querrás decir yo.
-¿Cómo es posible? Salvé a Keiro.
-Ya… Eso vengo a deciros. Hay alguien más que está jugando con el tiempo y ha creado dos líneas temporales paralelas. Así que sigo existiendo.
-No entiendo nada.
-Explícaselo tú, Maestro.
-¿Es cierto, Keiro?
-Sí. Así que explícaselo.
-¿Maestro?
-Pensad en el tiempo como una línea recta sin principio ni final. Cuando alguien viaja al pasado está retrocediendo en esa línea, ¿bien?

Bastet y Keiro asintieron.

-Cuando alguien retrocede en el tiempo, la línea temporal lo asimila para que no haya un caos y acepta las acciones que realiza y las implementa, lo que esa persona hace en el pasado afecta a los recuerdos de las personas en el presente como si hubieran ocurrido desde el principio. Así sólo queda una única línea temporal.
-Pero no sólo yo retrocedí en el tiempo, también lo hizo Bastet y estoy seguro de que alguien más anda por ahí.
-¿Y eso qué significa, Maestro?
-Que la línea temporal tuvo que hacer demasiadas asimilaciones a la vez.
-Pero no las hizo. En vez de eso creo una línea temporal paralela en la que yo sigo existiendo y… no he arreglado nada.
-¿Por qué querías cambiar el pasado, Keiro? A parte de para volver a estar completo.
-¿Qué importa? Esto es un caos, si las líneas deciden volver a unirse…
-¿Qué? ¿Puede pasar eso?
-El tiempo es impredecible. Sólo el guardián del tiempo tiene el poder de decidir eso, y si ha creado dos líneas temporales era precisamente para evitar ese caos.
-¿El guardián del tiempo?
-El Dahaka.
-Pero el Dahaka ya no existe.
-¿Cómo dices, Keiro?
-Eryn y Kuroi atraparon al Dahaka en vuestra época, el guardián del tiempo está encerrado y no está realizando su trabajo.
-Entonces ése es el problema.
-Pero no podemos liberarlo.
-¿Por qué, Keiro?
-Porque si lo hace te matará, Bastet y a mí también.
-¿Por qué, Maestro?
-El trabajo del guardián del tiempo es evitar que la línea temporal sea afectada. Que no existan las asimilaciones de las que os he hablado. Y para que eso se evite tiene que destruir a la persona en cuestión, destruyendo todo lo que hizo.
-Pero también lo que está por hacer… Y Bastet tiene mucho que hacer en el futuro.
-¿Tengo mucho que hacer en el futuro? Pero pensé…
-Yo vengo de una línea temporal diferente, en la vuestra aún hay esperanza. El peligro de que existan dos líneas diferentes, ya os lo he dicho…
-Parece que la única manera de evitarlo es liberando al Dahaka, pero quizás… podríamos llegar a una especie de acuerdo con él.
-No hay acuerdos que valgan con ese tío, melón. Lo único que le importa es la salvaguarda del tiempo, la batalla entre Luz y Oscuridad le importa dos pepinos.
-¿Y qué hacemos?
-Tenemos que encontrar al otro viajero del tiempo y detenerle.
-¿Tenemos?
-Para eso he venido, para pediros ayuda. Yo os salvé una vez, me debéis una.
-¿Maestro?
-Supongo que tiene razón. Id con él, yo me sé bien el camino a Eclissis.
-Vale, Maestro.

Keiro y Bastet se acercaron al Incorpóreo de Keiro y se los tragó por un portal atemporal apareciendo en Eclissis.

-¿Qué hacemos aquí?
-No lo sé. Sólo he seguido las líneas temporales que está usando el otro sujeto.
-¿Y no podías hacer eso solo?
-No. Necesitaba vuestro poder. Sobre todo el tuyo, Keiro. Ya que tú tienes Corazón y yo no, y de cierta manera ella es la que mantiene tu Corazón vivo, así que tenéis que estar en la misma época temporal para que no se rompa esa conexión.
-Vaya lío…
-Pues no preguntéis.
-¿Y a quien buscamos?
-Pues podría ser cualquiera.
-Mi-mirad…

Bastet les señaló en la calle contigua donde vieron a Zero enfrentarse a uno de los Señores de la Oscuridad, uno al que aún no habían conocido. Vestía sólo un faldón y una capa, tenía la piel extremadamente oscura, el pelo blanco y los ojos dorados como Keiro.

-Estamos en aquella noche…
-¿Aquella noche?
-No deberíamos estar aquí…
-¡Espera, mirad!

Bastet volvió a visualizar algo y vieron como un hombre con una capa y una capucha invocaba algo cerca de Zero.

-¿Qué está haciendo?
-No puede ser…
-¿Qué pasa, otro yo?
-Es él…

La invocación tomó forma encima de Zero protegíendole de uno de los ataques del Señor de la Oscuridad, era Bahamut, rey de los dragones.

-¿Él? ¿Quién?
-Él fue quien nos dio las invocaciones.
-¿Nos la dio? ¿No nos las ganamos por nuestros méritos?

El Incorpóreo de Keiro volvió a succionar a Bastet y a Keiro de nuevo a través del portal atemporal y aparecieron en medio de la nada, sólo había Luz por todas partes.

-¿Qué? ¿Dónde nos has llevado, Keiro?
-A ningún tiempo en concreto. No… no voy a poder enmendar mi futuro.
-¿Por qué?
-No podemos deshacernos de él.
-¿Quién es él?
-Es yo…
-¿Tú?
-Bueno, no… yo… hice algo en mi línea temporal de lo que no me siento orgulloso. En realidad he hecho muchas cosas así.
-¿Ahora sí nos lo vas a explicar?
-Yo perdí a todos en aquella batalla. Eleone… también cayó Alexander… Vali… Blanck… Jaleel… su hermano… los primos… Bastet…
-
-Sólo sobrevivieron Claudia, Zero, Kuroi, Eryn y servidor… Luego yo acabé con Kuroi y Eryn.
-¡¿Que hiciste qué?!
-Necesitaba absorber sus poderes. Espacio y Tiempo.
-Para poder viajar al pasado.
-Sí. Justo retrocedí antes de que Claudia y Zero acabaran conmigo, por eso no pude controlar bien donde acabé. Se supone que con la creación de la nueva línea temporal no importaba que murieran. Les salvaría a todos.
-¿Y entonces…?
-Cuando cambié la línea temporal, él sobrevivió… y empezó a viajar en el tiempo como yo para darnos las Invocaciones. Ellas supusieron una diferencia entre la vida y la muerte. Pero debido a que yo cambié toda una línea temporal, el tiempo no pudo reescribirse tan rápido y él separó las dos líneas temporales.
-¿Él? Quieres decir… El guardián del tiempo...

Antes de que Keiro original pudiera acabar su frase una cuarta figura apareció en la nada, era alta y voluminosa, pero llevaba muchos ropajes y una capucha y no se podía ver quien era, su voz estaba distorsionada.

-Se acabó la reunión.

De un rápido movimiento con las manos, Bastet y Keiro quedaron parados en el tiempo dejando a solas al misterioso hombre y al Incorpóreo de Keiro.

-Debí haberlo suponido antes. Tienes mis poderes y por eso no puede pararte a ti también.
-¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Eliminarme?
-Si no lo hago corremos el riesgo de que las dos líneas temporales se unan. Y yo no quiero ver a los Dioses oscuros libres por el Reino de la Luz. ¿Y tú, Keiro?
-Empecé este viaje con la intención de eliminarte a ti, pero soy yo el que sobro, ¿verdad?
-Eres lo único que queda de esa línea temporal y ni siquiera deberías existir. Eres tú el fallo, no yo. Soy el guardián del tiempo.
-Así que tomaste sus poderes… Por eso existen las dos líneas temporales, el Dahaka nunca habría hecho algo tan bueno... Está bien. Lo haremos a tu manera… Tienes razón, no debería existir.

Cuando Bastet y Keiro volvieron en sí estaban delante de Cyan de nuevo.

-¿Ya estáis preparados, hijos míos?
-¿…qué?
-No…
-¿Ocurre algo?
-Bastet, ¿qué ha pasado? No…
-Deberías aparecer ahora por ahí…

Bastet entendió sin problemas que habían retrocedido en el tiempo y que el Incorpóreo de Keiro debería aparecer en esos momentos por un Portal de Oscuridad pero no ocurrió. Cyan estaba totalmente confuso sin entender nada.

-Se ha reescrito…
-¿Y mi yo futuro?
-No lo sé. Recuerdo estar en esa sala blanca y apareció alguien y…
-¿Crees que ese alguien… hizo esto?
-Seguramente.
-¿Estáis bien Keiro y Bastet?
-Sí, Maestro. No es nada. No deberíamos darle más vueltas, Keiro.
-Sí…

Y finalmente los tres decidieron volver a Eclissis con ese extraño sentimiento en el Corazón. ¿Qué había pasado con el Keiro del futuro? Keiro sentía algo diferente dentro de él.

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