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Keiro apareció en el patio después de una larga sesión de meditación con su yo del futuro estorbándole un poco, allí se reencontró con Bastet y Cyan.
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Keiro apareció en el patio después de una larga sesión de meditación con su yo del futuro estorbándole un poco, allí se reencontró con Bastet y Cyan.
-Keiro.
-Hola.
¿Sabes algo del resto, Maestro?
-No,
me temo que no.
-Pero
juraría que puedes ver cosas a distancia. ¿No?
-Mmm…
no es del todo así como funciona.
-¿Entonces?
-Es una habilidad que Yensid y yo aprendimos hace muchos años de un mago muy poderoso. Podemos “hablar” con las estrellas. Se les puede hacer preguntas sencillas y saben responderte. Durante muchos años, así nos comunicábamos Yensid y yo.
-Es una habilidad que Yensid y yo aprendimos hace muchos años de un mago muy poderoso. Podemos “hablar” con las estrellas. Se les puede hacer preguntas sencillas y saben responderte. Durante muchos años, así nos comunicábamos Yensid y yo.
-Vaya…
¿y no puedes preguntarle cómo están a las estrellas?
-No,
ellos están muy lejos. No puedo hablar con estrellas tan lejanas.
-Entonces,
ese collar que le diste a Eleone era muy poderoso.
-Lo
es, lo es. Puede abrir un portal a casi cualquier lugar que existe.
-¿A
qué te refieres con que “existe”?
-Hay
lugares que no existen.
-Pero
si no existen…
-No
todo es tan simple como parece, Bastet. Hay lugares que no deberían existir
pero que lo hacen de alguna manera. Están más allá del poder del collar.
-Pero,
¿qué collar es ése?
-Se
llama el Colgante de Plata. Es… muy antiguo.
De repente Claudia apareció de la nada y dijo algo que dejó a todos petrificados, en especial a Cyan, la joven reina parecía sofocada y sudorosa.
-¿Quién
es Alejandro, Maestro?
-¿Cómo…?
-Lo siento, no pude evitarlo. No controlo bien mis poderes tan cansada. Lo oí en tu mente.
-Lo siento, no pude evitarlo. No controlo bien mis poderes tan cansada. Lo oí en tu mente.
-…
-¿Maestro?
-Vaya…
esto no tenía que haber pasado.
-¿A
qué te refieres, Maestro?
-Yo
sólo estaba intentando enmendar lo que hicimos.
-No
entiendo nada. ¿De qué hablas, Maestro?
Cyan
se sentó en un banco del patio bastante afligido.
-¿Te
encuentras bien?
-No
he mandado a nadie a ningún examen.
-¡¿Qué…?!
-Les
engañé… Por eso no quise mandaros a ti y a Keiro, no podía permitir que muriéseis.
-¡¿Cómo
dices?!
-¿Qué
has hecho, Maestro?
-Pero
eso no cambia que tenga fe en vosotros…
-¿Dónde
les has mandado, Maestro?
-Quizás
a su tumba…
Claudia se quedó helada en el sitio, sentía como si no hubiera salido de aquel entrenamiento de ilusiones.
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-¿Qué has descubierto, Vali?
-¿Qué parte de nos tenemos que ir de aquí ya no entiendes?
-¿Qué has descubierto, Vali?
-¿Qué parte de nos tenemos que ir de aquí ya no entiendes?
-No
es manera de hablarle a tu…
-Ahora
no, General. Tenemos que irnos. Majestad, abra el portal.
-Pero
yo… Cyan me dijo que no podía enseñarme, que tenía que averiguarlo. Era parte
del examen.
Eleone
sacó el collar pero no supo qué hacer con él.
-Es
una piedra de invocación. Prueba a invocar su poder.
-S-Sí…
Eleone
recordó lo que sentía cada vez que invocaba a Madine y lo repitió con el
collar, fue cuestión de instantes que el agujero espacial se formase.
-Vámonos.
-¡No!
-Eryn…
-Yo
me quedo…
-Pero…
-No
voy a dejar a Kuroi solo…
-Él
ha… bah, es estúpido. Haz lo que quieras. Vámonos, majestad.
-Vali…
-Majestad,
no sé qué le ha picado a Vali, pero seguramente tiene razón.
-…Eryn…
-No
importa, Eleone. Lo entiendo. Tú tienes un reino que proteger. Yo le traeré de
vuelta.
-Vale.
Eleone
entonces fue guiada por Zero hacia el portal y el resto le siguieron excepto
Eryn que se quedó allí sola hasta que el portal desapareció y entonces salió
corriendo hacia donde estaba el gigante oscuro.
Por
su parte, Eleone, Zero, Vali, Sina y As reaparecieron en la sala del trono
donde ya no había nadie.
-¿Y
los demás?
-Ha
pasado un tiempo. Estarán haciendo otras cosas.
-Tenemos
que hablar con Cyan.
-¿Vali?
-No
os va a gustar lo que he descubierto. ¡Vamos!
Vali
se fue corriendo para salir de la sala del trono y todos le siguieron,
estuvieron buscando hasta que oyeron voces proceder del jardín.
-¡¿Su
tumba?! ¡Maestro! ¿Cómo… has… podido…?
-Era
necesario. Alejandro puede ser nuestra única oportunidad.
-¡Pero,
¿quién es Alejandro?!
-¡Cyan!
Vali
apareció corriendo por la entrada del jardín e invocó su Llave espada con la
que saltó para atacar al Maestro aunque Keiro se interpuso con su Llave espada.
-¡Vali,
¿qué crees que estás haciendo?!
-¡Nos
ha mentido!
-… -…
El
resto de Elegidos aparecieron sorprendidos ante la reacción de Vali.
-Eleone,
haz algo.
-Vali,
¿qué descubriste?
-Tú
estuviste allí, ¿verdad? Y Caos, y Garland, y Yensid.
-Vali,
baja el arma.
-Sí…
-¡Maestro!
-¿Por
qué me defiendes, Keiro?
-Porque
seguro que tenías algún motivo.
-¡¿Tú
lo sabías?!
-Lo
acabamos de descubrir…
-¡¿Y
aún así le defiendes?!
-Es…
mi Maestro.
-No
estoy en contra de que arriesguen nuestras vidas para que los demás sigan
adelante. Pero esto… ¡Cyan, ¿qué pretendías?!
-Yo…
Pero habéis sobrevivido…
-No
todos. ¿O es que no echas en falta a alguien?
Cyan
cerró los ojos abatido por esas palabras, no podía evitar tener la esperanza de
que volverían todos y de que Kuroi y Eryn sólo se habían retrasado.
-¿Y
Kuroi y Eryn?
-Kuroi
se sacrificó par que pudiéramos volver... Y Eryn se quedó para salvarle...
-¿Cómo…?
-Maestro…
-Maestro…
-Tenía
fe en vosotros…
-Eso
no es excusa…
-Cyan…
-¿Quién
es Alejandro?
-¿Cómo
sabéis ese nombre, majestad?
-Se
lo oí decir a Cyan en su cabeza. Me alegro de que estéis bien.
-Tranquila,
Claudia.
Eleone
abrazó a su hermana que se había quedado muda tras enterarse de que Cyan les
había mandado a su tumba.
-Si
no se lo cuentas tú, lo haré yo.
-Está
bien…
Cyan
se llevó las manos a la cara totalmente avergonzado, pero aún trataba de
convencerse de que no había otra solución.
-¿De
verdad piensas que no tenemos oportunidad contra Caos?
-Yo…
-¡Cuantos
menos seamos, menos la trendremos!
-¡No
era mi intención!
-Y
aún así lo hiciste… Abriste el portal y no nos advertiste.
-Sí
lo hice.
-Sabes
que no…
-¡Vali,
dilo ya!
-No.
Hazlo tú Cyan… Háblales de Alejandro.
-Es
el Rey de las Invocaciones. La invocación suprema. Es igual de poderoso que un
Dios Oscuro.
-Le
querías usar por si fallábamos en defender el sello…
-Pero
cuéntales porqué rompieron su piedra de Invocación.
-Se
volvió loco…
-¿Cómo?
-Para
invocarle se necesita mucho poder. Fue invocado por muchos Elegidos, pero cada
uno de ellos tenía un objetivo diferente. Demasiados dueños, demasiados
sentimientos. Alejandro se volvió loco y les atacó. Sobrevivimos muy pocos…
Decidimos que ese poder no era plausible.
-Pero
has cambiado de idea, ¿no? Incluso sabiendo lo peligroso que es.
-No
es peligroso. Yo… usaría todo el poder que tengo. Con sólo un dueño… no habría
problemas.
-Y
así justificabas el sacrificio del resto. Sacrificándote tú al final.
-Maestro…
-…
-Estoy
a favor de sacrificarse para seguir adelante, pero esto… esto no tiene sentido.
¡Aún no hemos fracasado!
-Tú
no lo entiendes… No tenéis ni idea de lo que Ánima representa… Si es liberado…
No deberíamos permitirle ni dar dos pasos. No tenéis ese poder. Ni siquiera yo.
Y Arturia ya no está.
-Entonces
es verdad que no confías en ninguno de nosotros. Ni siquiera en su hija.
-¡No
sabe ni invocar Luz!
Cyan
terminó explotando, no veía esperanza por ninguna parte.
-¡Ni
siquiera puede hablar con el Corazón de un Mundo voluntariamente, ¿cómo va a
vencer a Ánima?!
Todos
callaron frente a esas palabras, en el fondo se dieron cuenta de que no sólo
Cyan no tenía fe en ellos, ni siquiera ellos tenían fe en sí mismos. Eleone
especialmente bajó la vista frente a eso. Ella era el legado de su madre, de su
fuerza, y no podía usar ese poder. Era una inútil.
-Pero
Caos no es tan poderoso. Aún podemos detenerle.
-Ya
no es el mismo. Se ha rodeado de poderosos e inteligentes aliados. Seguramente
ahora estén planeando una manera de atacar. No estáis preparados. Necesitamos a
Alejandro… Además, pensé… De verdad pensé que podríais salir de allí. Vivos. Si
no, no os hubiera mandado.
-Si
algo he aprendido, es que la esperanza no depende de ti. Por esperar algo de
alguien no se hace realidad. Se necesita algo más que fe. Tú mismo lo has
dicho, no estamos preparados.
-Había
que intentarlo. Afrontastéis el peligro y volvistéis.
-Y
ahora nos pedirás que encontremos los otros tres trozos por ti, ¿verdad?
-Sólo
faltan dos…
-¡¿Dos?!
-El
Colgante de Plata es uno… la Estrella Desértica que habéis encontrado es otra…
sólo quedan el Pendiente del Ayer y la Garra del Halcón.
-¿Y
de verdad pensabas que iríamos a encontrarlos por ti?
-¡Esto
no tenía que haber pasado!
-Todo
es mi culpa…
-Majestad…
-Cyan
confiaba en mí. Yo tenía que haber despertado mis poderes hace tiempo.
-No
podéis echaros toda la carga, majestad…
-Zero,
tiene razón, Eleone. Tú no tienes la culpa… Es mía. Pero no vi otra
alternativa.
-Tenías
que habernos dado la opción de elegir. Sabes de sobra que entre nosotros hay
algunos lo suficientemente locos como para hacerlo.
-…
-¿Y
ahora qué? Somos dos menos…
-Aún
podemos usar los poderes individuales de las Gemas.
-El
Colgante permite abrir portales. Deberíamos volver a salvarles.
-¿Qué
hace la que hemos conseguido?
-No
es así como funcionan.
-¿Ah,
no?
-No.
Cada gema tiene poder sobre dos elementos. ¿No notaste nada especial, Eleone?
-Ahora
que lo dices…
-Eso
es porque los elementos del Colgante de Playa son la Luz y el Espacio. Y los
elementos de la Estrella Desértica son el Fuego y la Tierra.
-Entonces
iré yo.
-No,
Bastet. Necesitamos a Blanck.
-Pero
yo controlo el fuego.
-Y
te tienes que quedar a que termine tu entrenamiento.
-…
-¿Me
llamabáis?
Por
la puerta apareció Blanck sorprendiendo a todos.
-¡Blanck!
-Me
ha parecido oír que me necesitabáis.
-Dale
la Gema, As.
-Sí.
As
se acercó a Blanck y le diola Estrella Desértica, en seguida Blanck sintió sus poderes.
-Guau…
Viejo, si les saco de ésta, ¿te pensarás de nuevo el hacerme Maestro?
-¡Blanck!
-Ja…
¿Quién eres tú?
-Claro
que me lo pensaré.
-¡Bien!
¡Vamos!
-Blanck
os ayudará, pero Eleone, debes saber que a esas cosas sólo la Luz puede
hacerlas daño. Si te ves incapaz, pídele ayuda a Madine.
-¿Qué
son?
-¡No
es momento para explicaciones, Eleone, vámonos ya!
-Ja,
ja. Blanck…
Eleone
alzó el Colgante de Plata abriendo de nuevo el portal y esta vez tan solo
entraron Zero, Blanck y la reina. Tan pronto como cruzaron el espacio entre
dimensiones vieron a aquella enorme criatura oscura, pero no veían ni a Kuroi
ni a Eryn.
-¿Crees
que ya se ha tragado a Eryn?
-¿Tragado?
¡Puaj! Pues habrá que hacerle escupirlos, ¿no?
-Blanck…
-¡Dejádmelo
a mí!
-Vos
preparos, majestad.
-Sí.
Blanck
se lanzó al frente a toda velocidad y sujetó la piedra con todas sus fuerzas.
-¡Juguemos
al baseball!
Blanck
empezó a imitar como si tuviera un palo de baseball en la mano mientras la
arena y la tierra se levantaban imitando sus gestos, medio cuerpo hecho de
arena y tierra se levantó del suelo sujetando dos brazos con un enorme palo.
-¡Hoooome
Run!
¡PAM!
El enorme ser hecho de tierra hizo un espeluznante Swing con sus enormes brazos
partiendo por la mitad a la criatura de oscuridad, el golpe, bien filtrado por
la arena, agarró todo lo que había dentro de la criatura y por su espalda
salieron Kuroi y Eryn siendo llevados por la arena. Tras venirse abajo Blanck
salió corriendo a socorrerles en su forma cuadrúpeda.
-¡Madine!
Eleone invocó a su fiel invocación que apareció en escasos segundos, Madine parecía saber lo que Eleone quería con tan solo mirarla.
-¿Juntas
como la otra vez?
-¡Juntas!
Madine
agarró a Eleone ascendiéndola en el aire y se lanzaron hacia la criatura oscura
hundiéndose en su pecho.
-Majestad,
ten cuidado.
-Tú
puedes Eleone…
Poco
a poco empezaron a filtrarse rayos de Luz desde el interior de la criatura,
hasta que una enorme explosión de Luz surgió desde su pecho pulverizando a toda
la criatura en escasos instantes. Las Gemas sin duda eran bastante poderosas,
pero Madine no trajo a Eleone en óptimas condiciones, iba inconsciente sujetada
por sus brazos.
-Majestad…
¿qué ha pasado?
-La
Gema absorbe el poder del usuario…
Tan
pronto como Madine dijo eso desapareció tras cumplir su última tarea y Blanck
al otro lado de donde estaba la criatura se venía abajo fatigado.
-Ah…
Kuroi
y Eryn tardaron un poco en volver a sus sentidos y ayudando a levantarse,
cogieron a Blanck y lo llevaron al lado de Zero y Eleone.
-Me
alegra ver que estáis bien.
-Por
poco… Unos segundos más y no lo contamos.
-Gracias,
Eryn.
-Ya
me las darás luego, Kuroi. Ahora tenemos que salir.
-El
Colgante sólo sabía usarlo la reina. Pero Cyan dijo que también tenía el
elemento Espacio.
-Dejámelo
a mí.
Eryn
lo cogió y con suma facilidad creó de nuevo el portal por el que volvieron al
patio donde todos esperaban. Eryn cayó al suelo cansada pero todos les
recibieron entre aplausos. Cyan sonrió mirando a los ojos de Zero, y el joven
entendió al instante lo que el Maestro le quiso decir con la mirada.
-Las
Gemas no pueden usarse como armas…
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