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Alexander, Abraham,
Claudia y Blanck iban de camino a Lufenia siguiendo el camino que el mapa de
Eryn les había marcado.
-¿Entonces nos
enfrentaremos a los nuevos secuaces de Caos?
-No, majestad, Yensid
ha dicho que todos están con Caos preparando su próximo golpe.
-Pero eso no hace
imposible que puedan volver sin avisar. Recuerda que seguramente sepan usar
Portales de Oscuridad.
-Así que es posible
que tengamos que luchar.
-¿Y cuál es el
problema? Para eso nos hemos entrenado estos tres años. Vamos a partir caras
oscuras.
-Te ves tan confiado,
Blanck.
-Tranquila, Claudia,
te dejaré que partas alguna cara tú también.
-No olvides que es
una reina. Hay que protegerla.
-Ella también se ha
entrenado, merece repartir algún golpe.
-Gracias, Abra.
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Por su parte, Eryn, Kuroi y Sina, con Tania montada en la Llave deslizador de Sina y Mickey en la de Kuroi se dirigían a Chrystalis, donde Cyan había vuelto.
Por su parte, Eryn, Kuroi y Sina, con Tania montada en la Llave deslizador de Sina y Mickey en la de Kuroi se dirigían a Chrystalis, donde Cyan había vuelto.
-¿Os fiáis de Cyan?
-¿A qué te refieres,
Kuroi?
-Recuerda que hace
tres años nos traicionó y casi acabamos siendo comida. No sabemos a qué locura
ha podido llegar estos tres años buscando las gemas en sitios similares él
solo.
-No creo que haya caído
tan bajo, pero si hace falta, ya sabemos lo que tenemos qué hacer.
-Eryn... te has
vuelto fría con los años...
-Y tú demasiado
prudente.
-He visto demasiadas
cosas que nadie querría ver como para no serlo.
-Ahí tienes mi misma
respuesta.
Los cinco finalmente
llegaron a Chrystalis que estaba tan tranquila como de costumbre, dos enormes
estatuas protegían la entrada al palacio y había algo de poder en ellas.
-¿Lo sentís, chicos?
-Sí, majestad. Ésos
deben ser los guardianes de los que Cyan habló hace tres años.
-Son muy grandes y
seguramente poderosos.
-Pero están
desactivados.
-¿Mmm?
-¿No véis las runas
de la base? Están apagadas, no brillan.
-Pareces saber mucho
del tema.
-Bueno, estudié magia
con uno de los mejores hechiceros de mi Mundo, algo sé.
-Eso sin duda debió
ocurrir cuando Cyan volvió, ya no necesitaba que protegieran Chrystalis.
-Pero siguen siendo
una señal del gran poder que tiene Cyan, si pudo crear esas estatuas y darles
poderes para que protegieran Chrystalis. Imaginad el poder del Maestro.
-Yo no quiero
probarlo.
-Ni yo...
Todos se adentraron
en el palacio sin dejar de observar las estatuas por si acaso, nada más entrar
pudieron ver a Cyan sentado en su trono, aunque parecía diferente que de
costumbre, había sufrido alguna que otra herida, hasta llevaba un ojo tapado
por un parche, e incluso su aura parecía diferente. Desprendía cierta...
maldad...
-Cyan.
-Hola, Elegidos, cuánto
tiempo. Os envía Yensid, ¿me equivoco?
-No, Cyan, no se
equivoca. Teme que uses a Alejandro para un mal propósito.
-No tengo ninguna
intención de usarlo para un mal propósito. Pero dado que yo moriré cuando le
invoque, me gustaría usarlo en beneficio de todos.
-Oye, Cyan. ¿Sabes
algo de Bastet y Keiro?
-No. Me temo que no.
Fuistéis demasiado débiles en la última batalla. Si me hubiérais dejado
ayudaros... Ahora Keiro y Bastet estarían bien. Mis pequeños...
-Hemos venido a...
-¡Ya sé a lo que habéis
venido! Queréis robarme a Alejandro, pero yo fui quién lo encontró, quién perdió
su ojo por hacerse con él, no vosotros. ¿Por qué razón querría dároslo?
-No queremos arrebatárselo,
Maestro Cyan. Sólo...
-¡No mintáis! ¿Acaso
creéis que no sé lo que Yensid planea? Oh, no... ese viejo estúpido... nunca
supo de los designios de Noah. Ni siquiera ya tiene su Llave espada.
Le echó una vil
mirada a Mickey que le heló la sangre.
-Señor, no queríamos
molestarle, pero necesitamos la gema para invocar el espíritu de Alejandro. Él
sabe demasiado y necesitamos su ayuda.
-¿Queréis invocar a
Alejandro sin su poder? ¿Sólo con sus conocimientos? Vaya sandeces... Alejandro
es un culmen de poder del Reino de los Corazones reunido, no debe usarse para
cosas tan... inútiles.
-Parece que el poder
de Alejandro ha nublado su mente, esa gema es peligrosa, hicieron bien en
separarla en cuatro trozos.
-¿Quieres decir que
vamos a tener que arrebatársela?
-Sólo así volverá el
antiguo Cyan.
-Después de todo vas
a llevar razón, Eryn. No quería que la tuvieras.
-Yo tampoco, Kuroi.
Yo tampoco.
Aquello sin duda fue
una amenaza que Cyan no pasó por alto y se levantó invocando su Llave espada,
lo que no sabían es que la influencia de Alejandro sobre el Maestro le había
dado vastos poderes. Un pequeño terremoto surgió de la nada.
-¿Qué... demonios...?
-¡Magia!
-¿Magia, Tania?
-Creo que va a...
No hizo falta que la
joven hechicera hablarla, el palacio de Cyan se plegó sobre sí mismo dejando la
sala del trono al aire libre y todos pudieron ver como las dos estatuas volvían
a cobrar vida.
-...devolverles la
vida.
Las estatuas se movieron chirriando rompiéndose de su confinamiento y pronto encararon a los Elegidos con no muy buenas intenciones.
Las estatuas se movieron chirriando rompiéndose de su confinamiento y pronto encararon a los Elegidos con no muy buenas intenciones.
-Aún estáis a tiempo
de marcharos. Olvidaré vuestros insultos si lo hacéis.
-Sina.
-¿Qué?
-Tú y el rey intentad
romper el vínculo que hay entre la gema y Cyan.
-¿Y vosotros que vais
a hacer, Eryn?
-Creo que esas
estatuas son la peor de las amenazas. Tania, vas a tener que ayudarnos a
destruirlas.
-Haré lo que pueda.
-¡Vamos, Kuroi!
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Una figura medio invisible se formó en el despacho de Yensid, llevaba la misma armadura de siempre aunque ahora ya no llevaba casco, mostrando sus duras y malignas intenciones.
Una figura medio invisible se formó en el despacho de Yensid, llevaba la misma armadura de siempre aunque ahora ya no llevaba casco, mostrando sus duras y malignas intenciones.
-Yensid... ¿cómo te
atreves?
-Ahora, majestad.
-Lo tengo.
La idea de Yensid no
era invocar la presencia de Caos a su despacho puesto que el caído podía destruír
el vínculo en cualquier momento. La intención fue atraerle para que Eleone
pudiera sentir su ubicación concreta, luego Eleone saltó desde
la ventana del despacho de Yensid y salió disparada en su Llave deslizador
hacia aquel sitio.
-Imprudente, reina...
¡Se tenía que haber quedado donde estaba!
-Sufre de tu propia
medicina, Onrac.
-¡Ya no me llamo así!
La comunicación se
rompió pero Eleone ya estaba a medio camino de Pandemónium, ese maldito
malnacido estaba usando el castillo que una vez fue de su abuelo y de su madre
para sus propios planes. Atravesó las defensas sin mayor problema y se
introdujo en el oscuro castillo, donde sintió miradas de todas partes.
-¡Aparece, Caos!
No tardó en hacer el
favor de tomarse las palabras de la reina como órdenes y Caos apareció desde
entre las sombras. Ahora la reina ya no le temía.
-Siento la presencia
de tu madre en ti. Veo que no tomé la mejor de las decisiones en enviarte al
Reino de la Oscuridad.
-Nunca has tomado una
buena decisión, Caos. Desde el momento en que decidiste hacer todo esto tú
solo.
-...no creas que podéis
insultarme en mi propio castillo, majestad. Debes de saber muy bien a quién
tengo de mi parte.
-Ánima no me da ningún
miedo. Mi madre me enseñó muy bien a defenderme de él.
-Esa maldita
Arturia... ni muerta para de fastidiarme.
-No te atrevas a
decir una sola palabra de mi madre...
-¿Entonces para qué
habéis venido, majestad? ¿Para tomar el té juntos mientras formas una alianza?
-¿Una alianza
contigo? ¿Después de todo lo que has hecho? Nunca. Sólo un trato. Ambos
buscamos lo mismo después de todo. Y mientras estamos estorbándonos mutuamente,
quien quiera que sea se sigue acercando.
-Mmm... ya veo,
buenas palabras, majestad. Parece que la retórica la heredastéis de vuestro
padre. La verdad es que para que haya un trato, tiene que haber algo que ambos
queramos del otro. Yo ya sé que quieres de mí, pero, ¿qué estás dispuesta a
ofrecerme a cambio? Porque con lo bondadosa que sois, majestad, dudo que
quieras darme alimento para Ánima. Se está poniendo un poco irritable desde que
no come.
-¿Ofrecerte? ¿No es
suficiente saber que lucharemos contra el mismo enemigo?
-No me hagáis reír,
majestad. Ambos sabemos que antes de que "ellos" lleguen uno de los
dos tiene que caer. Lo que vosotros no sabéis es que me necesitáis. No tenéis
el poder para enfrentaros a ellos.
-¿Y piensas que los
Dioses Oscuros sí?
-No son del tipo de
seres que fallan dos veces. Ni siquiera tu patético grupo de Elegidos salió
indemne de mi batalla contra ellos hace tres años. Da igual lo mucho que os
entrenéis, la Llave espada no tiene poder contra ellos, por eso me deshice de
ella.
-¿La Llave espada no
tiene poder contra ellos...?
-Y el Avatar de la
Luz tampoco. ¿Qué planéais hacer? ¿Atacarles con palos de regaliz y nubes de
algodón? Me estás sacando parte de la información que querías, inteligente
mujer, pero no te diré lo que de verdad quieres oír a menos que...
-¿A menos que qué...?
-Que me déis un
salvoconducto.
-¿Un salvoconducto?
-Quiero tu palabra de
que ninguno de tus estúpidos chicos va a atacarme mientras me muevo por el
Reino de la Luz intentando protegerlo.
-¡No puedes hacer lo
que quieras a tu antojo!
-No estáis en posición
de negociar, majestad. ¿Qué preferís? ¿Un Mundo a medio caer regentado por mí o
un Mundo destruído del todo?
-¿Me estás diciendo
que quieres negociar un poco de información a cambio de darte el Reino de la
Luz?
-El tiempo se os
acaba, majestad. Incluso aunque perdamos, yo puedo escaparme a otro Reino y
sobrevivir sin nadie a mi lado. Pero, ¿vos podréis hacer lo mismo, majestad?
¿Podrá vuestra conciencia vivir con millones de vidas perdidas?
-Lo que me estás
pidiendo no es muy diferente. Ánima destruirá Mundos y asolará ciudades, ya lo
he visto.
-Por aquel entonces,
todo era diferente, majestad. Ánima llevaba mucho tiempo solo en el Reino de la
Oscuridad y necesitaba estirarse un poquito. Ahora ya le tengo domado del todo.
Sólo requerirá un poco de energía diaria.
-¿Diaria? Eso es
horrible.
-Unos pocos por el
futuro de muchos. Es un gran trato.
-¡No! ¿Y entonces qué
pintamos nosotros en el trato?
-¿Aún sigues pensando
que puedes hacer algo al respecto?
-¡Mi madre me entrenó
por una razón! No quiero creer que todo fue en vano.
-Ay, Arturia,
Arturia... ella también tuvo visiones de lo que estaba por venir. ¿Y cuál fue
su reacción? Suicidarse... ¿acaso no lo ves claro?
-Mi madre no quería
suicidarse. Sólo vio el futuro en nuestras manos y tú se lo arrebataste.
-¡Ella me quitó a Ánima!
-¡Ánima no debía
estar aquí! Estoy haciendo un gran esfuerzo por no vengarme aquí y ahora. Estoy
intentando llegar a un acuerdo por luchar los dos por el futuro del Reino de la
Luz. ¿Por qué lo único que te interesa es el poder? Pensé que sólo lo querías
para defenderte.
-¿Y cuándo sabemos cuánto
poder es suficiente para defendernos? Ni siquiera podemos ver la magnitud de lo
que se acerca... ¿Cómo sabremos cuándo es suficiente? Necesito más... ¡Necesito
a los cuatro Dioses Oscuros!
-Ya sabes lo que le
hicieron al Reino de la Oscuridad, Caos... No puedo permitir que le pase lo
mismo al Reino de la Luz.
-Eso no pasará. Yo sé
controlarles. Puedo contener sus ganas de destrucción... Un poquito.
-¿Y así es como
debemos defendernos? ¿Dejando nuestro destino en manos de los destructores del
suyo? ¿Qué quedará del Reino de la Luz si lo hacemos a tu manera?
-Algo... que es mejor
que nada...
-Lo siento, Caos,
pero no puedo permitírtelo, y no me iré con las manos vacías.
-Valientes palabras,
majestad. ¿Y qué plane...? ¡Uh!
Antes de que Caos
pudiera siquiera levantar un dedo, ocho tentáculos de Luz procedentes del Corazón
de Pandemónium le envolvieron por todas partes inmovilizándole y enmudeciéndole.
-Muy bien. Tengo un
minuto para investigar todo lo que pueda antes de que Ánima se sienta atraído
por la Luz. Gracias, abuelo, por dejar eso ahí para mí.
-¡...!
-No me lo tengas en
cuenta, Caos. Es que eres muy cabezón. Aunque ahora entiendo porqué se sacó el
Corazón, así ningún Avatar tenía poderes sobre él. Si supiera dónde guarda el
Corazón...
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Finalmente el primer equipo llegó a Lufenia, tal y como Caos la dejó hace más de veinte años, totalmente inmortalizada pero sin un solo habitante en ella.
Finalmente el primer equipo llegó a Lufenia, tal y como Caos la dejó hace más de veinte años, totalmente inmortalizada pero sin un solo habitante en ella.
-Qué... lúgubre...
-Blanck, ¿hueles
algo?
-Ufff... qué asco.
Atufa a Oscuridad.
Blanck se tapó la
nariz incapaz de poder soportar semejante olor a putridez.
-¿Y oyes algo?
-Espera... Sí...
Parece que a Caos no le gustaba la idea de dejar su base a la intemperie.
-¿Y qué es lo que
oyes?
-Pasos... ¡de allí!
Todos salieron
corriendo a la vez guiados por la señal de Blanck hacia la casa de la que
provenían los pasos y tiraron la puerta abajo para entrar. De pronto todo
enmudeció.
-¿Blanck?
-Se ha quedado en
silencio...
-Estad atentos...
-¡Ahhh!
-¡Claudia!
Abraham sintió como algo le arrebataba a Claudia de su espalda pero cuando se dio la vuelta no había nada.
-¡Claudia, Claudia!
-¿...? ¡Majestad!
-Joder... no le oía
porque había usado un Portal de Oscuridad.
-¡Claudiaaaa!
-¡Mierda! ¿Y ahora qué?
-No teníais que haber
venido.
Los tres hombres se
giraron hacia la voz y vieron una figura reconocible salir de un Portal de
Oscuridad.
-¡¿Ke-Keiro?!
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