Desde su pequeño
escondite, Arturia había estado espiando los experimentos de su padre y amigos
durante días, escuchando todo lo que decían y viendo como experimentaban con
toda clase de seres vivos para sus propios propósitos. Todo aquello le escamaba
a pesar de que su padre siempre le respondía que era en nombre de la Luz. Al séptimo
día, el enorme hombre de pelo rubio y larga barba abrió la puerta semiabierta
de la habitación de su hija, encontrándola en una pose desafiante.
-Arturia, ¿qué...?
-Sé lo que habéis estado haciendo, padre.
-¿Nos has estado
espiando?
-¡¿Y qué esperaras
que hiciera mientras...?! ¿Cómo has podido?
-Era necesario. Ha
sido en...
-¡No digas que lo has
hecho en nombre de la Luz! No tiene nada de Luz...
-Tenemos que proteger
el Reino de la Luz a cualquier precio, incluso si es éste.
-...
-Tú no lo entiendes,
hija. A penas he permitido que te enfrentaras a los Sincorazón. Se reproducen,
avanzan, siguen destruyendo Mundos y no podemos hacer nada por evitarlo. Pero
ahora... todo ha cambiado.
-¿Qué... qué habéis
descubierto? ¿Qué eran esas pequeñas luces en la tierra?
-Semillas... semillas
de Luz.
-¿Estáis sembrando
Luz?
-Podrías decirlo así.
Nos costó mucho llegar a eso.
-¿Y qué vais a hacer
con esas semillas?
-Plantarlas en
personas fuertes de Corazón.
-¡¿Plantarlas?! ¿Para
qué?
-Es Luz pura pero a
la vez es una planta, crecerá y florecerá en sus huéspedes y de ahí surgirán
poderosas armas.
-¿Armas?
-Aún no sabemos muy
bien qué tipo de armas, ni cuándo o cómo florecerán, pero nos arriesgaremos.
-Padre...
-No te preocupes,
Arturia. Todo saldrá bien.
Garland dejó a su hija de nuevo a solas, aunque ésta no tardó en salir de su habitación y se dirigió al laboratorio de su padre esperando a que lo dejaran solo. Una vez vacío, entró para observar más de cerca aquellas luces sembradas en la tierra.
-¿Cómo...?
-Ayuda...
-¿Quién ha dicho
eso...?
-Ayuda...
Arturia se acercó más
y entonces la Luz brilló cegándola y tuvo una extraña visión, una que aún no
podía creerse. Cuando abrió los ojos una Llave espada descansaba en su mano
derecha.
-¿Qué? ¿Cuándo?
El ruido atrajo a alguien hasta el laboratorio de Garland que sorprendió a Arturia en aquel lugar.
-¡Arturia!
-O-Onrac...
Un hombre tan alto
como el padre de Arturia pero de pelo negro y corto y ojos marrones observaba a
la nueva Elegida con sorpresa y asombro.
-¿Una Llave espada?
¿Qué hacéis aquí, princesa?
-Yo... no sé de donde
ha salido...
Arturia se asustó y
soltó la Llave espada que desapareció tras un tenue brillo.
-¿También sois una
Elegida?
-Yo no quería...
-Tenemos que decírselo
a tu padre.
-¡No, Onrac! No...
-Pero majestad...
-Si se lo dices... se
enfadará... Por favor...
-Está bien, pero me
tenéis que decir que estábais haciendo aquí.
-Sólo quería ver con
mis propios ojos lo que habíais estado experimentando. Mi padre ya sabía que os
espiaba.
-¡¿Nos espiaba,
princesa?!
-Sí... tenía
curiosidad...
-Bueno, tener
curiosidad es normal... No os preocupéis, majestad. Ahora tengo que irme,
volved a vuestra habitación.
-¿Irte?
-Nos vamos todos en
realidad, vamos a buscar personas en las que poder plantar la semilla. Nos
separaremos para cubrir más terreno.
-Oh...
-Tranquila, majestad.
Volveremos antes de que lleguen los Sincorazón.
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Arturia se pasó los siguientes tres meses entrenando con la Llave espada, quería demostrarle a su padre que no hacía falta nada más que poder y voluntad para enfrentarse a los Sincorazón. A la mañana siguiente, el grupo volvió, y parecían haber fracasado. Arturia volvió a espiarles, vio a su padre bastante alterado, Onrac y Cyan, los más jóvenes, apenados y Yensid discutía con el primero.
Arturia se pasó los siguientes tres meses entrenando con la Llave espada, quería demostrarle a su padre que no hacía falta nada más que poder y voluntad para enfrentarse a los Sincorazón. A la mañana siguiente, el grupo volvió, y parecían haber fracasado. Arturia volvió a espiarles, vio a su padre bastante alterado, Onrac y Cyan, los más jóvenes, apenados y Yensid discutía con el primero.
Garland: ¡Debimos
haber supuesto que iba a ser un fracaso!
Yensid: Pero al menos
el fracaso nos ha demostrado algo.
Cyan: ¿El qué?
Yensid: Que no
podemos dirigir la Luz. Sólo ella puede dirigirse a sí misma.
Garland: ¡Me niego!
La Luz es tan sólo una herramienta, no es como si tuviera voluntad propia.
Yensid: Entonces es
que no aprendiste nada de Noah, Garland.
Garland: No... No.
¡No! Tiene que haber otra alternativa...
Yensid: Sabes que no
la hay. No podemos seguir aferrándonos a clavos ardiendo.
Cyan: ¿Y qué hay de
Alejandro?
Todos enmudecieron
cuando escucharon esa frase.
-Chss (¿Alejandro?
¿Quién será Alejandro?)
Garland: ¿Una
absurdez por otra? Me gusta.
Yensid: ¡No! ¿Ya te
has rendido en las semillas sólo por oír ese nombre?
Garland: Siempre me
gustaron los extremos. Si crees que las semillas han sido un fracaso, yo me
aferraré a Alejandro.
Onrac: ¿Qué es
Alejandro?
Cyan: ¿No lo sabe?
Onrac: ¡No! ¿Qué es?
Yensid: El rey de las
invocaciones.
Onrac: ¿Y tan
poderoso es?
Yensid: Ni siquiera
tiene un cuerpo propio.
Garland: Porque no lo
necesita.
Onrac: ¿Y qué
significa eso?
Yensid: Es una gran
fuerza que tiene vida propia pero no un cuerpo, está custodiado en lo más
profundo de una gema.
Onrac: ¿Alejandro es
una gema?
Garland: Es el poder
que hay en la gema.
Cyan: Pero si un ser
controla la gema, controla el poder de Alejandro.
Yensid: Es una
locura, se necesita mucho poder para utilizar a Alejandro.
Cyan: Yo...
Garland: ¿Qué pasa,
Cyan?
Cyan: Oí que hace
mucho tiempo una antigua civilización intentó usar una gran máquina para usar
el poder de Alejandro.
Garland: ¿Una gran máquina?
Yensid: Pero eso se
perdió hace mucho tiempo.
Garland: Quiero oír
el resto, gracias Yensid. Prosigue, Cyan.
Cyan: Crearon una
gran máquina, tan alta como un castillo y en lo más alto un hueco lo
suficientemente duro, resistente y poderoso como para guarecer la gema y usar
su poder a través de la máquina.
Garland: Y la máquina
sería Alejandro.
Cyan: Sí...
Onrac: ¿Y qué poderes
tiene Alejandro?
Cyan: Es...
Yensid: Es el Avatar
del Reino de los Corazones. Su guardián y su canalizador.
Onrac: ¿Cómo dices?
Garland: Es capaz de
usar las mismísimas fuerzas que yacen dentro del Reino de los Corazones.
Canalizarlas y emplearlas como armas. Es el arma de Luz perfecta.
Onrac: ¿Acaso no era
eso lo que andábamos buscando? Un arma de Luz lo suficiente poderosa como para
vencer a los Sincorazón de una vez por todas.
Yensid: Peo Alejandro
no es algo que pueda ser controlado. Es salvaje y imprevisible, como el Reino
de los Corazones. Sólo existe para proteger la Puerta a la Luz, no para usarlo
como un arma.
Garland: Pero si
nosotros controlamos esa máquina...
Yensid: ¡Garland, no!
Garland: Tenemos que
hacer algo y ese algo no es quedarse de brazos cruzados sin proponer planes.
Yensid: Está bien...
Pero aún así no tenemos el poder necesario para invocarle ni tenemos la gema.
Cyan: Yo sé quién
tiene la gema.
Garland: Y yo reuniré
a los Elegidos que hay en mi reino. Luego traeremos la máquina aquí y
prepararemos el contra ataque con Alejandro de nuestra parte.
Onrac: ¿Yensid?
Yensid: Si no queda
otra...
Garland: Cyan,
encuentra la gema, Onrac, busca esa máquina y tráela aquí, Yensid...
Yensid: ...
Garland: Eres el
hechicero más poderoso de entre nosotros, prepara un hechizo para conectar la
gema a la máquina.
Yensid: Está bien...
Garland: Tenemos
trabajo. Adelante.
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La misión fue otro fracaso más. ¿El resultado?: el reino de Garland pereció, murieron miles y sólo quedó un enorme desierto que Alejandro creó en su ilimitada furia. Tras esto el grupo se separó... Yensid se recluyó en una torre buscando una manera no violenta de destruír la invasión Sincorazón, Cyan siguió el camino de Noah, se hizo con un Mundo en el que se hospedaría y entrenaría a la siguiente generación de Elegidos, Garland creó de los restos de su castillo una fortaleza volante en la que seguiría sus alocados experimentos junto a su hija, arropado en su armadura perpetuamente por las terribles heridas que sufrió al intentar controlar a Alejandro y Onrac... desapareció.
La misión fue otro fracaso más. ¿El resultado?: el reino de Garland pereció, murieron miles y sólo quedó un enorme desierto que Alejandro creó en su ilimitada furia. Tras esto el grupo se separó... Yensid se recluyó en una torre buscando una manera no violenta de destruír la invasión Sincorazón, Cyan siguió el camino de Noah, se hizo con un Mundo en el que se hospedaría y entrenaría a la siguiente generación de Elegidos, Garland creó de los restos de su castillo una fortaleza volante en la que seguiría sus alocados experimentos junto a su hija, arropado en su armadura perpetuamente por las terribles heridas que sufrió al intentar controlar a Alejandro y Onrac... desapareció.
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-Padre...
-Padre...
-Ahora no, hija.
Tengo que...
-¡Úsame para tus
experimentos!
-¿Cómo dices?
-Ya sabes lo que soy.
La semilla no debería hacerme daño.
-Pero...
-Por favor, padre.
Quiero ser de ayuda. Conviérteme en el arma que tanto tiempo llevas buscando.
-Hija...
-No quiero seguir
viendo como tu búsqueda se lleva a más gente inocente. Yo también quiero
proteger al Reino de la Luz de los Sincorazón. Además...
Arturia invocó su
Llave espada para sorpresa de su padre.
-¡Arturia! ¿Cuándo...?
-Hace un tiempo... No
quería que te enfadaras conmigo, pero quiero que sepas que estoy preparada para
lo que sea.
-...
-Padre...
-Está... está bien...
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Aquello fue el primer experimento exitoso de Garland, la semilla, creada basándose en los patrones de la Luz de una Princesa del Corazón se adaptó perfectamente a una Princesa del Corazón creando el primer y más perfecto Avatar de la Luz.
Aquello fue el primer experimento exitoso de Garland, la semilla, creada basándose en los patrones de la Luz de una Princesa del Corazón se adaptó perfectamente a una Princesa del Corazón creando el primer y más perfecto Avatar de la Luz.
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