viernes, 16 de noviembre de 2012

Parte 1: Hace 25 años

Desde su pequeño escondite, Arturia había estado espiando los experimentos de su padre y amigos durante días, escuchando todo lo que decían y viendo como experimentaban con toda clase de seres vivos para sus propios propósitos. Todo aquello le escamaba a pesar de que su padre siempre le respondía que era en nombre de la Luz. Al séptimo día, el enorme hombre de pelo rubio y larga barba abrió la puerta semiabierta de la habitación de su hija, encontrándola en una pose desafiante.
 
-Arturia, ¿qué...?
-Sé lo que habéis estado haciendo, padre.
-¿Nos has estado espiando?
-¡¿Y qué esperaras que hiciera mientras...?! ¿Cómo has podido?
-Era necesario. Ha sido en...
-¡No digas que lo has hecho en nombre de la Luz! No tiene nada de Luz...
-Tenemos que proteger el Reino de la Luz a cualquier precio, incluso si es éste.
-...
-Tú no lo entiendes, hija. A penas he permitido que te enfrentaras a los Sincorazón. Se reproducen, avanzan, siguen destruyendo Mundos y no podemos hacer nada por evitarlo. Pero ahora... todo ha cambiado.
-¿Qué... qué habéis descubierto? ¿Qué eran esas pequeñas luces en la tierra?
-Semillas... semillas de Luz.
-¿Estáis sembrando Luz?
-Podrías decirlo así. Nos costó mucho llegar a eso.
-¿Y qué vais a hacer con esas semillas?
-Plantarlas en personas fuertes de Corazón.
-¡¿Plantarlas?! ¿Para qué?
-Es Luz pura pero a la vez es una planta, crecerá y florecerá en sus huéspedes y de ahí surgirán poderosas armas.
-¿Armas?
-Aún no sabemos muy bien qué tipo de armas, ni cuándo o cómo florecerán, pero nos arriesgaremos.
-Padre...
-No te preocupes, Arturia. Todo saldrá bien.

Garland dejó a su hija de nuevo a solas, aunque ésta no tardó en salir de su habitación y se dirigió al laboratorio de su padre esperando a que lo dejaran solo. Una vez vacío, entró para observar más de cerca aquellas luces sembradas en la tierra.
 
-¿Cómo...?
-Ayuda...
-¿Quién ha dicho eso...?
-Ayuda...
 
Arturia se acercó más y entonces la Luz brilló cegándola y tuvo una extraña visión, una que aún no podía creerse. Cuando abrió los ojos una Llave espada descansaba en su mano derecha.
 
-¿Qué? ¿Cuándo?

El ruido atrajo a alguien hasta el laboratorio de Garland que sorprendió a Arturia en aquel lugar.
 
-¡Arturia!
-O-Onrac...
 
Un hombre tan alto como el padre de Arturia pero de pelo negro y corto y ojos marrones observaba a la nueva Elegida con sorpresa y asombro.
 
-¿Una Llave espada? ¿Qué hacéis aquí, princesa?
-Yo... no sé de donde ha salido...
 
Arturia se asustó y soltó la Llave espada que desapareció tras un tenue brillo.
 
-¿También sois una Elegida?
-Yo no quería...
-Tenemos que decírselo a tu padre.
-¡No, Onrac! No...
-Pero majestad...
-Si se lo dices... se enfadará... Por favor...
-Está bien, pero me tenéis que decir que estábais haciendo aquí.
-Sólo quería ver con mis propios ojos lo que habíais estado experimentando. Mi padre ya sabía que os espiaba.
-¡¿Nos espiaba, princesa?!
-Sí... tenía curiosidad...
-Bueno, tener curiosidad es normal... No os preocupéis, majestad. Ahora tengo que irme, volved a vuestra habitación.
-¿Irte?
-Nos vamos todos en realidad, vamos a buscar personas en las que poder plantar la semilla. Nos separaremos para cubrir más terreno.
-Oh...
-Tranquila, majestad. Volveremos antes de que lleguen los Sincorazón.
 
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Arturia se pasó los siguientes tres meses entrenando con la Llave espada, quería demostrarle a su padre que no hacía falta nada más que poder y voluntad para enfrentarse a los Sincorazón. A la mañana siguiente, el grupo volvió, y parecían haber fracasado. Arturia volvió a espiarles, vio a su padre bastante alterado, Onrac y Cyan, los más jóvenes, apenados y Yensid discutía con el primero.
 
Garland: ¡Debimos haber supuesto que iba a ser un fracaso!
Yensid: Pero al menos el fracaso nos ha demostrado algo.
Cyan: ¿El qué?
Yensid: Que no podemos dirigir la Luz. Sólo ella puede dirigirse a sí misma.
Garland: ¡Me niego! La Luz es tan sólo una herramienta, no es como si tuviera voluntad propia.
Yensid: Entonces es que no aprendiste nada de Noah, Garland.
Garland: No... No. ¡No! Tiene que haber otra alternativa...
Yensid: Sabes que no la hay. No podemos seguir aferrándonos a clavos ardiendo.
Cyan: ¿Y qué hay de Alejandro?
 
Todos enmudecieron cuando escucharon esa frase.
 
-Chss (¿Alejandro? ¿Quién será Alejandro?)
Garland: ¿Una absurdez por otra? Me gusta.
Yensid: ¡No! ¿Ya te has rendido en las semillas sólo por oír ese nombre?
Garland: Siempre me gustaron los extremos. Si crees que las semillas han sido un fracaso, yo me aferraré a Alejandro.
Onrac: ¿Qué es Alejandro?
Cyan: ¿No lo sabe?
Onrac: ¡No! ¿Qué es?
Yensid: El rey de las invocaciones.
Onrac: ¿Y tan poderoso es?
Yensid: Ni siquiera tiene un cuerpo propio.
Garland: Porque no lo necesita.
Onrac: ¿Y qué significa eso?
Yensid: Es una gran fuerza que tiene vida propia pero no un cuerpo, está custodiado en lo más profundo de una gema.
Onrac: ¿Alejandro es una gema?
Garland: Es el poder que hay en la gema.
Cyan: Pero si un ser controla la gema, controla el poder de Alejandro.
Yensid: Es una locura, se necesita mucho poder para utilizar a Alejandro.
Cyan: Yo...
Garland: ¿Qué pasa, Cyan?
Cyan: Oí que hace mucho tiempo una antigua civilización intentó usar una gran máquina para usar el poder de Alejandro.
Garland: ¿Una gran máquina?
Yensid: Pero eso se perdió hace mucho tiempo.
Garland: Quiero oír el resto, gracias Yensid. Prosigue, Cyan.
Cyan: Crearon una gran máquina, tan alta como un castillo y en lo más alto un hueco lo suficientemente duro, resistente y poderoso como para guarecer la gema y usar su poder a través de la máquina.
Garland: Y la máquina sería Alejandro.
Cyan: Sí...
Onrac: ¿Y qué poderes tiene Alejandro?
Cyan: Es...
Yensid: Es el Avatar del Reino de los Corazones. Su guardián y su canalizador.
Onrac: ¿Cómo dices?
Garland: Es capaz de usar las mismísimas fuerzas que yacen dentro del Reino de los Corazones. Canalizarlas y emplearlas como armas. Es el arma de Luz perfecta.
Onrac: ¿Acaso no era eso lo que andábamos buscando? Un arma de Luz lo suficiente poderosa como para vencer a los Sincorazón de una vez por todas.
Yensid: Peo Alejandro no es algo que pueda ser controlado. Es salvaje y imprevisible, como el Reino de los Corazones. Sólo existe para proteger la Puerta a la Luz, no para usarlo como un arma.
Garland: Pero si nosotros controlamos esa máquina...
Yensid: ¡Garland, no!
Garland: Tenemos que hacer algo y ese algo no es quedarse de brazos cruzados sin proponer planes.
Yensid: Está bien... Pero aún así no tenemos el poder necesario para invocarle ni tenemos la gema.
Cyan: Yo sé quién tiene la gema.
Garland: Y yo reuniré a los Elegidos que hay en mi reino. Luego traeremos la máquina aquí y prepararemos el contra ataque con Alejandro de nuestra parte.
Onrac: ¿Yensid?
Yensid: Si no queda otra...
Garland: Cyan, encuentra la gema, Onrac, busca esa máquina y tráela aquí, Yensid...
Yensid: ...
Garland: Eres el hechicero más poderoso de entre nosotros, prepara un hechizo para conectar la gema a la máquina.
Yensid: Está bien...
Garland: Tenemos trabajo. Adelante.
 
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La misión fue otro fracaso más. ¿El resultado?: el reino de Garland pereció, murieron miles y sólo quedó un enorme desierto que Alejandro creó en su ilimitada furia. Tras esto el grupo se separó... Yensid se recluyó en una torre buscando una manera no violenta de destruír la invasión Sincorazón, Cyan siguió el camino de Noah, se hizo con un Mundo en el que se hospedaría y entrenaría a la siguiente generación de Elegidos, Garland creó de los restos de su castillo una fortaleza volante en la que seguiría sus alocados experimentos junto a su hija, arropado en su armadura perpetuamente por las terribles heridas que sufrió al intentar controlar a Alejandro y Onrac... desapareció.
 
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-Padre...
-Ahora no, hija. Tengo que...
-¡Úsame para tus experimentos!
-¿Cómo dices?
-Ya sabes lo que soy. La semilla no debería hacerme daño.
-Pero...
-Por favor, padre. Quiero ser de ayuda. Conviérteme en el arma que tanto tiempo llevas buscando.
-Hija...
-No quiero seguir viendo como tu búsqueda se lleva a más gente inocente. Yo también quiero proteger al Reino de la Luz de los Sincorazón. Además...
 
Arturia invocó su Llave espada para sorpresa de su padre.
 
-¡Arturia! ¿Cuándo...?
-Hace un tiempo... No quería que te enfadaras conmigo, pero quiero que sepas que estoy preparada para lo que sea.
-...
-Padre...
-Está... está bien...
 
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Aquello fue el primer experimento exitoso de Garland, la semilla, creada basándose en los patrones de la Luz de una Princesa del Corazón se adaptó perfectamente a una Princesa del Corazón creando el primer y más perfecto Avatar de la Luz.

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