Un tiempo después,
Garland descubrió que su experimento no había sido fallido, sólo que las
semillas tardarían más en abrirse en el vientre de las pocas mujeres que habían
utilizado. Por su parte Arturia, fue entrenada por su padre durante un tiempo
hasta que decidió empezar su cruzada contra los Sincorazón, guiada por el Reino
de la Luz, un año después de los acontecimientos.
Viajaba entre el
espacio entre los Mundos cuando vio un cuerpo vagando sin rumbo que no dudó en
rescatar, el joven vestía una armadura como la suya pero parecía haber perdido
el conocimiento. La joven princesa no dudó en rescatarle y bajó al primer Mundo
que encontró para curarle. El joven no tardó en recuperar la consciencia.
-Ah... Ah... ¿Qué...?
-Ey, por los pelos.
¿Qué ha pasado?
-Yo... no... ¡Isolda!
-¿Isolda?
-Es mi amada, estaba
buscándola... Fue entonces cuando salí de Camelot y... todo se volvió negro...
-Ah... ya veo...
Parece que se te ocurrió la brillante idea de salir de tu Mundo sin protección.
Pero vi que llevabas una armadura de la Llave espada... Quizás te protegió.
-¿Una armadura de qué?
-¿No sabes lo que...?
No importa, seguramente no sabrás invocarla todavía.
-¿Invocar el qué?
-Una Lla... ¿Y cómo dices
que te llamas?
-No he dicho mi...
Soy Tristán.
-Yo Arturia,
encantada.
-¡¿Arturia?! Eso es
una broma de muy mal gusto.
-¿Cómo dices?
-¿Intentáis imitar a
mi señor?
-No sé a qué te
refieres.
-No te hagas la tonta
conmigo...
-Mira... Tristán,
Arturia es mi nombre y no tengo ninguna intención de hacerme la tonta porque no
sé a qué te refieres.
-Parece que dices la
verdad... Es que... mi señor... se llama Arturo.
-¿Arturo?
-El rey Arturo
Pendragón, señor de Camelot.
-Mmm... ahora que
dices su título entero, me suena mucho...
-Arturo es
archiconocido en todo el Reino de la Luz.
-Vaya... ¿entonces
sabes de la existencia del Reino de la Luz?
-Claro, ¿por qué no
iba a saberlo?
-Bueno... normalmente
los Mundos están aislados del resto por barreras, aunque muy poca gente lo sabe
y tiene conocimiento de otros Mundos.
-Entiendo... sin
embargo Merlín es conocedor de muchos conocimientos.
-¿Merlín?
-Es el mago personal
de mi señor, le adiestró a él y a algunos de nosotros, los Caballeros de la
Mesa redonda.
-¿Los Caballeros de
la Mesa redonda?
-Es el título con el
que se nos conoce a los caballeros más próximos al rey Arturo ya que usamos una
mesa redonda en nuestra sala de reuniones.
-Muy original. Y
dime, ¿qué ocurrió exactamente para que un Caballero de la Mesa redonda y leal
al rey Arturo de Camelot quisiera huír de su Mundo sin protección?
-Alguien o... algo
secuestró a mi amada Isolda. No podía quedarme de brazos cruzados.
-¿Alguien o algo?
-No sé muy bien qué
clase de criatura era aunque tenía una vaga forma humana.
-¿Era un Sincorazón?
-No, los Sincorazón
no pueden entrar en Camelot.
-¿No pueden?
-Bueno, a ver, por
poder pueden, pero no duran mucho. Las hadas del bosque feérico se encargan de
ellos, son muy recelosas con criaturas extranjeras. Y los que consiguen entrar
en Camelot son velozmente destruídos por los Caballeros.
-Qué gran defensa.
-Hasta el momento no
ha sido vencida.
-Hasta el momento...
-¿Qué quieres decir?
-Hace un tiempo que
una gran horda de Sincorazón viene hacia el Reino de la Luz. Van Mundo por
Mundo arrasando con todo, será cuestión de tiempo que lleguen aquí.
-Mmm... le oí a Merlín
y a Arturo hablar de algo similar.
-¿Entonces son
conscientes de ello?
-Es muy posible, pero
ahora es más importante Isolda.
-Mmm... te entiendo,
aunque nunca he conocido el amor.
-No te preocupes, algún
día te llegará a ti también.
-Eso espero. Bueno,
entonces, ¿a dónde vamos a buscarla?
-¿Vamos? ¿Vas a
ayudarme?
-Claro. Por algún
motivo te encontré a la deriva en el espacio entre los Mundos. ¿Sabes lo grande
que es? Y encima eres un Elegido, ha tenido que ser un plan de la Luz.
-¿Un Elegido? ¿Un
plan de la Luz?
-Mmm... demasiada
información... Pero ahora no hay tiempo para explicaciones, Isolda corre
peligro.
-Sí. La verdad es que
no sé dónde se la llevaron.
-¡Oh, ya sé!
-¿Qué?
-Utiliza tu Corazón.
-¿Mi... Corazón? ¿Cómo?
-Si de verdad la
amas, vuestros Corazones debieron formar un lazo muy poderoso. Ese lazo es
capaz de encontrarla.
-Eres... muy sabia.
Casi tanto como Merlín.
-¿Casi tanto? Ja, ja,
ja... Me ruborizas... Todo lo que sé, lo aprendí de mi padre. Es un gran...
sabio.
-Ya veo... Entonces,
¿sólo debo usar mi Corazón?
-Sí. Siéntelo y
siente dónde está el Corazón de Isolda. Te mostrará el camino.
Tristán se llevo la
mano al pecho y una pequeña visión del paradero de su amada se vislumbró en su
mente, por desgracia la visión era inexacta y borrosa, algo muy poderoso
cortaba la señal.
-¿Y bien?
-Puedo ver en qué
Mundo se encuentra, pero la situación exacta es muy borrosa.
-La Oscuridad...
-¿Cómo dices?
-Ese Mundo debe estar
siendo engullido o controlado por la Oscuridad, de ahí que esté borrosa.
-¿Y qué hacemos?
-No te preocupes, déjamelo
a mí.
Arturia se acercó un
poco a Tristán y alzó su mano tocando ligeramente el pecho del joven que se
quedó extrañado.
-Guaaau.
-¿Qu-qué haces?
-Usando mis poderes
especiales, tranquilo. Parece que vuestro amor es verdadero. Qué sensación...
Tras decir aquello,
Arturia invocó su Llave espada y la transformó en Llave deslizador.
-Nos vamos.
-¿Cómo has hecho eso?
-Ey, ey, nada de
preguntas que tenemos prisa.
-Está bien.
-Pues sube.
Arturia se subió a su
"nave" y le ofreció su mano a Tristán para que también subiera.
-Y ahora agárrate.
La Llave deslizador
salió disparada a toda potencia y salió del Mundo dirigiéndose directamente
hacia donde estaba Isolda.
-¿Cómo sabes a dónde
vamos?
-He creado un lazo
entre nuestros Corazones.
-¡¿Cómo?!
-Tranquilo, es un
lazo artificial, no hay amor entre nosotros.
-¿Artificial?
-Bueno, en realidad
todos los Corazones están enlazados ya que provienen del mismo lugar. Yo sólo
he estrechado esa unión que hay entre mi Corazón y el tuyo, así puedo sentir
como tú dónde está Isolda.
-Gracias.
-¿Gracias?
-Por todo esto, no sé
que me hubiera pasado si no hubieras aparecido.
-No te preocupes. Ya
me darás las gracias cuando encontremos a Isolda.
El camino iba a durar
un poco más de la cuenta y Tristán aprovechó para interesarse por las Llaves
espada.
-Es un artefacto muy
poderoso...
-¿...?
-...la Llave espada.
-Sí. Lo es. Cuando
lleguemos a donde tenemos que llegar, tengo que enseñarte a invocarla, no
sabemos qué nos encontraremos.
-Entonces, ¿es cierto
que yo poseo una?
-Si no, no hubiese
aparecido esa armadura protegiéndote.
-¿Y por qué me ha
elegido a mí?
-Elige a gente de
fuerte y buen Corazón. Para que pueda blandirla contra el mal en momentos de
necesidad.
-¿Es por los Sincorazón?
-Seguramente. Pero eso no cambia que tu Corazón sea fuerte.
-Seguramente. Pero eso no cambia que tu Corazón sea fuerte.
-Debería sentirme
halagado, ¿no?
-Sí. Pero díselo a tu
Llave espada, yo no tengo nada que ver.
-Ja, ja, ja. Vale, lo
tendré en cuenta.
El viaje duró poco más
hasta que ambos cruzaron una especie de pasillo entre la Luz y la Oscuridad
llegando a un Mundo al final rodeado por una espesa nube negra.
-¿Qué...?
-Mmm... El Reino
Intermedio.
-¿El Reino qué...?
-Es razonable que
sepas que existe el Reino de la Luz, pero también existe el Reino de la
Oscuridad.
-Lo sé, es de donde
provienen los Sincorazón.
-Sí, pero no son los únicos
Reinos. Hay muchos más. Y hay uno muy especial que está exactamente entre
ambos, conocido como el Reino Intermedio. Hay muchos caminos a este reino, pero
cada uno lleva a un Mundo diferente, y cada Mundo está conectado a ambos
Reinos. Algunos se decantan más a uno lado que a otro y otros existen en
perfecto equilibrio. Éste sin embargo parece más caído en la Oscuridad que en
la Luz.
-¿Eso no será malo?
-No, tranquilo.
Aunque la Oscuridad sea muy fuerte podremos aguantarla.
-¿Y si no?
-Entonces nuestras
armaduras nos protegerán.
-...
Finalmente bajaron al
Mundo deshaciendo la Llave deslizador una vez abajo pero sin dejar de blandirla
como Llave espada. Como bien había dicho Arturia, la Oscuridad no era lo
suficiente espesa en la superficie como para temerla.
-Desde aquí puedo
sentir a Isolda mejor.
-Ahora que lo
dices...
-Espera un momento.
-¿Qué?
Arturia volvió a
acercarse a Tristán y volviendo a tocarle el pecho brotó una Luz en su mano
izquierda que se transformó en un Llave espada. Era de color azulado y tenía la
forma de una nota musical.
-¿Mmm? ¿Cómo?
-Ya te lo he dicho antes, tengo poderes especiales.
-Ya te lo he dicho antes, tengo poderes especiales.
-¿Poderes especiales?
-Soy... única. Digamos que puedo conectar los Corazones de
los demás al mío, como si fueran parte de mí y así puedo usar sus poderes. Como
yo sé invocar una Llave espada he sabido como invocar la tuya desde tu Corazón.
Pero debes aprender a invocarla por ti mismo, para cuando yo no esté.
-¿Y cómo se hace?
-Cuando rescatemos a
Isolda.
-Vale.
La pareja de Elegidos
entonces se puso a buscar a Isolda en aquel devastado Mundo por la Oscuridad,
no tardarían en encontrar una aldea abandonada bastante devastada por los años
donde la señal que emitía el Corazón de Isolda era más fuerte.
-Está aquí. La
siento.
-Sí... pero este
lugar. Dime una cosa, Tristán, ¿tienes alguna idea de por qué la han raptado?
-Mmm... no...
-Normalmente cuando
raptan a alguien es porque quieren algo de esa persona o de una muy cercana a
la que poder pedir un rescate. ¿Te pidieron algún rescate?
-No...
-Mmm... eso te
descarta a ti, aunque...
-¿Sí?
-Si sabían que eras
un Elegido y el lazo que tenías con Isolda, puede que supieran que acabarías
encontrándola. Así que no te descarta. Dime, ¿tiene algo de especial Isolda?
-Mmm... no, que yo
sepa.
-¿Nada? ¿No es
hechicera o alguien importante?
-Bueno...
-¿Qué?
-Era una princesa.
-¿Una princesa?
-Pero ya no lo es. Su
familia le dio la espalda cuando escapó de su matrimonio concertado para estar
conmigo.
-Ohh... qué romántico...
-Ya... No me
recuerdes las penurias que pasamos hasta que encontramos Camelot y Arturo nos
dio cobijo.
-Una princesa
fugitiva... ¿Y si su familia la ha encontrado?
-Mmm... a menos que
su familia se haya convertido en Sincorazón, no lo creo.
-Ya... bueno,
sigamos.
La búsqueda se
interrumpió por un grupo de Sincorazón. Arturia se hizo fácilmente con ellos y
Tristán la apoyó con cierta facilidad también, tenía un buen manejo de la
espada. Tras aquello no tardaron en encontrar a Isolda atada e inconsciente
dentro de una de las casas de la aldea.
-¡Isolda! ¡Isolda!
Tristán desató a su
amada y la cogió suavemente entre sus brazos esperando despertarla
cariñosamente.
-Isolda...
-¿Mmm?
-Isolda, mi amor,
despierta.
-Tris... ¿Tristán?
-Sí, soy yo.
-Tristán, me has
encontrado.
-¿Lo dudabas?
-No...
La joven sonrió y
abrazó a su amado incluso casi sin fuerzas.
-¿Y quién te raptó?
-No lo sé... me trajo
aquí y me dejó inconsciente. No recuerdo nada.
-¿Quién habrá podido
ser?
-¿...? ¿Quién es
ella?
-Es Art... una amiga
que me ha ayudado a encontrarte.
-¿Una amiga?
-Bueno, en realidad
nos acabamos de conocer, así que tranquila, respeto vuestro amor.
-Lo importante es que
volvemos a estar juntos.
-Esta sensación... la
he sentido antes.
Arturia no pudo
evitar sentirse atraída por aquella sensación dejando a Tristán e Isolda en su
amoros encuentro. Salió de la casa y se aproximó hasta uno de los extremos de
la aldea abandonada donde vio una extraña figura entre la niebla.
-¿Quién anda ahí?
La figura se movió ágilmente
pero Arturia mucho más rápida le cortó el paso con su Llave espada.
-¡Muéstrate!
El desconocido no se
hizo mucho de rogar y saliendo de la niebla dejó a Arturia poco más que
sorprendia.
-O-Onrac...
-Hola, princesa.
El joven Elegido que
una vez fue confidente y compañero del padre de Arturia ahora tenía un extraño
aspecto. Vestía una armadura negra y una capa del mismo color, su pelo había
perdido color quedando en una tonalidad gris pese a su juventud y sus ojos
respladecían amarillos.
-¿Qu-qué haces aquí?
-Podria preguntaros
lo mismo, majestad.
-Sabes que ya no
ostento ese título.
-Para mí siempre lo
ostentaréis, princesa.
-Tú... tu atacaste a
Isolda. ¿Por qué?
-Vaya... ¿dones
adivinatorios, majestad?
-No... Y esa
Oscuridad... ¿qué te ha pasado?
-Oh, ya veo, una
semilla. Parece que Garland tuvo éxito con su hija. Ya véis, majestad, tras la
batalla en vuestro reino, decidí que no iría más por el camino del débil.
-La Luz no es el
camino del débil.
-¿Y entonces por qué
ahora soy mucho más fuerte que entonces?
La princesa parecía totalmente decepcionada y sin ganas de seguir una discursión que no iba a llegar a ninguna parte. Alzó su Llave espada y amenazó con ella a Onrac que se vio obligado a invocar su Llave espada.
-¿Qué le has hecho a
Isolda?
-¿Por qué debería
contároslo, majestad? ¿Vais a hacerme daño si no?
-¡Onrac!
-La verdad es que no
me apetece una pelea. Si os lo digo, ¿me dejaréis marchar?
-...te escucho.
-No le he hecho nada
malo. Sólo extraje un poco de Luz de su cuerpo.
-¿Un poco de Luz?
Podrías haberlo hecho de cualquier cuerpo, ¿por que el de ella?
-Es más puro que el
del resto y tiene sangre real.
-¿Sangre real? Tristán
me dijo que fue princesa una vez pero ya no lo es.
-Eso no importa,
majestad. Esas cosas van en la sangre, por eso os sigo llamando así.
-¿...y para qué
quieres Luz?
-Eso es una pregunta
diferente y prometistéis dejarme ir si os contestaba.
-...está bien, pero
no quiero volver a verte.
-Pues no me sigáis,
majestad.
Onrac abrió un portal
de Oscuridad con sus poderes y desapareció dejando a Arturia bastante
traumatizada por aquella revelación. No tardó en aparecer Tristán con Isolda en
brazos y sacar de su ensoñación a Arturia.
-Ey, ¿te
encuentras bien? Pareces haber visto un fantasma.
-¿Eh? No, yo... estoy
bien. Marchémonos de aquí.
Arturia le enseñó a
Tristán una lección rápida de aprender a invocar la Llave espada y
transformarla en Llave deslizador. Tres ya eran multitud para viajar en la
misma y así Tristán llevaría a Isolda en la suya. Tras huír del Reino de la
Luz, Arturia acompañó a la pareja de nuevo a Camelot para asegurar su viaje,
allí, en las afueras de Camelot, se despidieron.
-¿Seguro que no
quieres que te presente al rey Arturo?
-En otra ocasión, tengo prisa,
Tristán. Seguro que hay más gente que me necesita por ahí.
-Está bien, no seré
pesado. Muchas gracias.
-Bueno, ya hemos
salvado a Isolda, así que aceptaré tus gracias.
-Y gracias también de
mi parte.
-De nada, Isolda. Oh,
Tristán, espero que no te importe si sigo manteniendo nuestro lazo, por si algún
día...
-Claro, no hay
problema.
Arturia se despidió
con la mano y fue a irse invocando su Llave deslizador pero Tristán la contuvo
un momento.
-Recuerda que estoy
en deuda contigo, si alguna vez necesitas algo, no dudes en pedírmelo.
-No hace falta, Tristán.
-Insisto. Como
Caballero que soy estoy obligado a cumplir mis deudas.
-Está bien. Seguro
que algún día conseguiremos sacar algo de provecho a esa deuda. Adiós.
-Adiós...
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