lunes, 19 de noviembre de 2012

Parte 2: El principio de una gran amistad

Un tiempo después, Garland descubrió que su experimento no había sido fallido, sólo que las semillas tardarían más en abrirse en el vientre de las pocas mujeres que habían utilizado. Por su parte Arturia, fue entrenada por su padre durante un tiempo hasta que decidió empezar su cruzada contra los Sincorazón, guiada por el Reino de la Luz, un año después de los acontecimientos.
 
Viajaba entre el espacio entre los Mundos cuando vio un cuerpo vagando sin rumbo que no dudó en rescatar, el joven vestía una armadura como la suya pero parecía haber perdido el conocimiento. La joven princesa no dudó en rescatarle y bajó al primer Mundo que encontró para curarle. El joven no tardó en recuperar la consciencia.
 
-Ah... Ah... ¿Qué...?
-Ey, por los pelos. ¿Qué ha pasado?
-Yo... no... ¡Isolda!
-¿Isolda?
-Es mi amada, estaba buscándola... Fue entonces cuando salí de Camelot y... todo se volvió negro...
-Ah... ya veo... Parece que se te ocurrió la brillante idea de salir de tu Mundo sin protección. Pero vi que llevabas una armadura de la Llave espada... Quizás te protegió.
-¿Una armadura de qué?
-¿No sabes lo que...? No importa, seguramente no sabrás invocarla todavía.
-¿Invocar el qué?
-Una Lla... ¿Y cómo dices que te llamas?
-No he dicho mi... Soy Tristán.
-Yo Arturia, encantada.
-¡¿Arturia?! Eso es una broma de muy mal gusto.
-¿Cómo dices?
-¿Intentáis imitar a mi señor?
-No sé a qué te refieres.
-No te hagas la tonta conmigo...
-Mira... Tristán, Arturia es mi nombre y no tengo ninguna intención de hacerme la tonta porque no sé a qué te refieres.
-Parece que dices la verdad... Es que... mi señor... se llama Arturo.
-¿Arturo?
-El rey Arturo Pendragón, señor de Camelot.
-Mmm... ahora que dices su título entero, me suena mucho...
-Arturo es archiconocido en todo el Reino de la Luz.
-Vaya... ¿entonces sabes de la existencia del Reino de la Luz?
-Claro, ¿por qué no iba a saberlo?
-Bueno... normalmente los Mundos están aislados del resto por barreras, aunque muy poca gente lo sabe y tiene conocimiento de otros Mundos.
-Entiendo... sin embargo Merlín es conocedor de muchos conocimientos.
-¿Merlín?
-Es el mago personal de mi señor, le adiestró a él y a algunos de nosotros, los Caballeros de la Mesa redonda.
-¿Los Caballeros de la Mesa redonda?
-Es el título con el que se nos conoce a los caballeros más próximos al rey Arturo ya que usamos una mesa redonda en nuestra sala de reuniones.
-Muy original. Y dime, ¿qué ocurrió exactamente para que un Caballero de la Mesa redonda y leal al rey Arturo de Camelot quisiera huír de su Mundo sin protección?
-Alguien o... algo secuestró a mi amada Isolda. No podía quedarme de brazos cruzados.
-¿Alguien o algo?
-No sé muy bien qué clase de criatura era aunque tenía una vaga forma humana.
-¿Era un Sincorazón?
-No, los Sincorazón no pueden entrar en Camelot.
-¿No pueden?
-Bueno, a ver, por poder pueden, pero no duran mucho. Las hadas del bosque feérico se encargan de ellos, son muy recelosas con criaturas extranjeras. Y los que consiguen entrar en Camelot son velozmente destruídos por los Caballeros.
-Qué gran defensa.
-Hasta el momento no ha sido vencida.
-Hasta el momento...
-¿Qué quieres decir?
-Hace un tiempo que una gran horda de Sincorazón viene hacia el Reino de la Luz. Van Mundo por Mundo arrasando con todo, será cuestión de tiempo que lleguen aquí.
-Mmm... le oí a Merlín y a Arturo hablar de algo similar.
-¿Entonces son conscientes de ello?
-Es muy posible, pero ahora es más importante Isolda.
-Mmm... te entiendo, aunque nunca he conocido el amor.
-No te preocupes, algún día te llegará a ti también.
-Eso espero. Bueno, entonces, ¿a dónde vamos a buscarla?
-¿Vamos? ¿Vas a ayudarme?
-Claro. Por algún motivo te encontré a la deriva en el espacio entre los Mundos. ¿Sabes lo grande que es? Y encima eres un Elegido, ha tenido que ser un plan de la Luz.
-¿Un Elegido? ¿Un plan de la Luz?
-Mmm... demasiada información... Pero ahora no hay tiempo para explicaciones, Isolda corre peligro.
-Sí. La verdad es que no sé dónde se la llevaron.
-¡Oh, ya sé!
-¿Qué?
-Utiliza tu Corazón.
-¿Mi... Corazón? ¿Cómo?
-Si de verdad la amas, vuestros Corazones debieron formar un lazo muy poderoso. Ese lazo es capaz de encontrarla.
-Eres... muy sabia. Casi tanto como Merlín.
-¿Casi tanto? Ja, ja, ja... Me ruborizas... Todo lo que sé, lo aprendí de mi padre. Es un gran... sabio.
-Ya veo... Entonces, ¿sólo debo usar mi Corazón?
-Sí. Siéntelo y siente dónde está el Corazón de Isolda. Te mostrará el camino.
 
Tristán se llevo la mano al pecho y una pequeña visión del paradero de su amada se vislumbró en su mente, por desgracia la visión era inexacta y borrosa, algo muy poderoso cortaba la señal.
 
-¿Y bien?
-Puedo ver en qué Mundo se encuentra, pero la situación exacta es muy borrosa.
-La Oscuridad...
-¿Cómo dices?
-Ese Mundo debe estar siendo engullido o controlado por la Oscuridad, de ahí que esté borrosa.
-¿Y qué hacemos?
-No te preocupes, déjamelo a mí.
 
Arturia se acercó un poco a Tristán y alzó su mano tocando ligeramente el pecho del joven que se quedó extrañado.
 
-Guaaau.
-¿Qu-qué haces?
-Usando mis poderes especiales, tranquilo. Parece que vuestro amor es verdadero. Qué sensación...
 
Tras decir aquello, Arturia invocó su Llave espada y la transformó en Llave deslizador.
 
-Nos vamos.
-¿Cómo has hecho eso?
-Ey, ey, nada de preguntas que tenemos prisa.
-Está bien.
-Pues sube.
 
Arturia se subió a su "nave" y le ofreció su mano a Tristán para que también subiera.
 
-Y ahora agárrate.
 
La Llave deslizador salió disparada a toda potencia y salió del Mundo dirigiéndose directamente hacia donde estaba Isolda.
 
-¿Cómo sabes a dónde vamos?
-He creado un lazo entre nuestros Corazones.
-¡¿Cómo?!
-Tranquilo, es un lazo artificial, no hay amor entre nosotros.
-¿Artificial?
-Bueno, en realidad todos los Corazones están enlazados ya que provienen del mismo lugar. Yo sólo he estrechado esa unión que hay entre mi Corazón y el tuyo, así puedo sentir como tú dónde está Isolda.
-Gracias.
-¿Gracias?
-Por todo esto, no sé que me hubiera pasado si no hubieras aparecido.
-No te preocupes. Ya me darás las gracias cuando encontremos a Isolda.
 
El camino iba a durar un poco más de la cuenta y Tristán aprovechó para interesarse por las Llaves espada.
 
-Es un artefacto muy poderoso...
-¿...?
-...la Llave espada.
-Sí. Lo es. Cuando lleguemos a donde tenemos que llegar, tengo que enseñarte a invocarla, no sabemos qué nos encontraremos.
-Entonces, ¿es cierto que yo poseo una?
-Si no, no hubiese aparecido esa armadura protegiéndote.
-¿Y por qué me ha elegido a mí?
-Elige a gente de fuerte y buen Corazón. Para que pueda blandirla contra el mal en momentos de necesidad.
-¿Es por los Sincorazón?
-Seguramente. Pero eso no cambia que tu Corazón sea fuerte.
-Debería sentirme halagado, ¿no?
-Sí. Pero díselo a tu Llave espada, yo no tengo nada que ver.
-Ja, ja, ja. Vale, lo tendré en cuenta.
 
El viaje duró poco más hasta que ambos cruzaron una especie de pasillo entre la Luz y la Oscuridad llegando a un Mundo al final rodeado por una espesa nube negra.
 
-¿Qué...?
-Mmm... El Reino Intermedio.
-¿El Reino qué...?
-Es razonable que sepas que existe el Reino de la Luz, pero también existe el Reino de la Oscuridad.
-Lo sé, es de donde provienen los Sincorazón.
-Sí, pero no son los únicos Reinos. Hay muchos más. Y hay uno muy especial que está exactamente entre ambos, conocido como el Reino Intermedio. Hay muchos caminos a este reino, pero cada uno lleva a un Mundo diferente, y cada Mundo está conectado a ambos Reinos. Algunos se decantan más a uno lado que a otro y otros existen en perfecto equilibrio. Éste sin embargo parece más caído en la Oscuridad que en la Luz.
-¿Eso no será malo?
-No, tranquilo. Aunque la Oscuridad sea muy fuerte podremos aguantarla.
-¿Y si no?
-Entonces nuestras armaduras nos protegerán.
-...
 
Finalmente bajaron al Mundo deshaciendo la Llave deslizador una vez abajo pero sin dejar de blandirla como Llave espada. Como bien había dicho Arturia, la Oscuridad no era lo suficiente espesa en la superficie como para temerla.
 
-Desde aquí puedo sentir a Isolda mejor.
-Ahora que lo dices...
-Espera un momento.
-¿Qué?
 
Arturia volvió a acercarse a Tristán y volviendo a tocarle el pecho brotó una Luz en su mano izquierda que se transformó en un Llave espada. Era de color azulado y tenía la forma de una nota musical.
 
-¿Mmm? ¿Cómo?
-Ya te lo he dicho antes, tengo poderes especiales.
-¿Poderes especiales?
-Soy... única.  Digamos que puedo conectar los Corazones de los demás al mío, como si fueran parte de mí y así puedo usar sus poderes. Como yo sé invocar una Llave espada he sabido como invocar la tuya desde tu Corazón. Pero debes aprender a invocarla por ti mismo, para cuando yo no esté.
-¿Y cómo se hace?
-Cuando rescatemos a Isolda.
-Vale.
 
La pareja de Elegidos entonces se puso a buscar a Isolda en aquel devastado Mundo por la Oscuridad, no tardarían en encontrar una aldea abandonada bastante devastada por los años donde la señal que emitía el Corazón de Isolda era más fuerte.
 
-Está aquí. La siento.
-Sí... pero este lugar. Dime una cosa, Tristán, ¿tienes alguna idea de por qué la han raptado?
-Mmm... no...
-Normalmente cuando raptan a alguien es porque quieren algo de esa persona o de una muy cercana a la que poder pedir un rescate. ¿Te pidieron algún rescate?
-No...
-Mmm... eso te descarta a ti, aunque...
-¿Sí?
-Si sabían que eras un Elegido y el lazo que tenías con Isolda, puede que supieran que acabarías encontrándola. Así que no te descarta. Dime, ¿tiene algo de especial Isolda?
-Mmm... no, que yo sepa.
-¿Nada? ¿No es hechicera o alguien importante?
-Bueno...
-¿Qué?
-Era una princesa.
-¿Una princesa?
-Pero ya no lo es. Su familia le dio la espalda cuando escapó de su matrimonio concertado para estar conmigo.
-Ohh... qué romántico...
-Ya... No me recuerdes las penurias que pasamos hasta que encontramos Camelot y Arturo nos dio cobijo.
-Una princesa fugitiva... ¿Y si su familia la ha encontrado?
-Mmm... a menos que su familia se haya convertido en Sincorazón, no lo creo.
-Ya... bueno, sigamos.
 
La búsqueda se interrumpió por un grupo de Sincorazón. Arturia se hizo fácilmente con ellos y Tristán la apoyó con cierta facilidad también, tenía un buen manejo de la espada. Tras aquello no tardaron en encontrar a Isolda atada e inconsciente dentro de una de las casas de la aldea.
 
-¡Isolda! ¡Isolda!
 
Tristán desató a su amada y la cogió suavemente entre sus brazos esperando despertarla cariñosamente.
 
-Isolda...
-¿Mmm?
-Isolda, mi amor, despierta.
-Tris... ¿Tristán?
-Sí, soy yo.
-Tristán, me has encontrado.
-¿Lo dudabas?
-No...
 
La joven sonrió y abrazó a su amado incluso casi sin fuerzas.
 
-¿Y quién te raptó?
-No lo sé... me trajo aquí y me dejó inconsciente. No recuerdo nada.
-¿Quién habrá podido ser?
-¿...? ¿Quién es ella?
-Es Art... una amiga que me ha ayudado a encontrarte.
-¿Una amiga?
-Bueno, en realidad nos acabamos de conocer, así que tranquila, respeto vuestro amor.
-Lo importante es que volvemos a estar juntos.
-Esta sensación... la he sentido antes.
 
Arturia no pudo evitar sentirse atraída por aquella sensación dejando a Tristán e Isolda en su amoros encuentro. Salió de la casa y se aproximó hasta uno de los extremos de la aldea abandonada donde vio una extraña figura entre la niebla.
 
-¿Quién anda ahí?
 
La figura se movió ágilmente pero Arturia mucho más rápida le cortó el paso con su Llave espada.
 
-¡Muéstrate!
 
El desconocido no se hizo mucho de rogar y saliendo de la niebla dejó a Arturia poco más que sorprendia.
 
-O-Onrac...
-Hola, princesa.
 
El joven Elegido que una vez fue confidente y compañero del padre de Arturia ahora tenía un extraño aspecto. Vestía una armadura negra y una capa del mismo color, su pelo había perdido color quedando en una tonalidad gris pese a su juventud y sus ojos respladecían amarillos.
 
-¿Qu-qué haces aquí?
-Podria preguntaros lo mismo, majestad.
-Sabes que ya no ostento ese título.
-Para mí siempre lo ostentaréis, princesa.
-Tú... tu atacaste a Isolda. ¿Por qué?
-Vaya... ¿dones adivinatorios, majestad?
-No... Y esa Oscuridad... ¿qué te ha pasado?
-Oh, ya veo, una semilla. Parece que Garland tuvo éxito con su hija. Ya véis, majestad, tras la batalla en vuestro reino, decidí que no iría más por el camino del débil.
-La Luz no es el camino del débil.
-¿Y entonces por qué ahora soy mucho más fuerte que entonces?

La princesa parecía totalmente decepcionada y sin ganas de seguir una discursión que no iba a llegar a ninguna parte. Alzó su Llave espada y amenazó con ella a Onrac que se vio obligado a invocar su Llave espada.
 
-¿Qué le has hecho a Isolda?
-¿Por qué debería contároslo, majestad? ¿Vais a hacerme daño si no?
-¡Onrac!
-La verdad es que no me apetece una pelea. Si os lo digo, ¿me dejaréis marchar?
-...te escucho.
-No le he hecho nada malo. Sólo extraje un poco de Luz de su cuerpo.
-¿Un poco de Luz? Podrías haberlo hecho de cualquier cuerpo, ¿por que el de ella?
-Es más puro que el del resto y tiene sangre real.
-¿Sangre real? Tristán me dijo que fue princesa una vez pero ya no lo es.
-Eso no importa, majestad. Esas cosas van en la sangre, por eso os sigo llamando así.
-¿...y para qué quieres Luz?
-Eso es una pregunta diferente y prometistéis dejarme ir si os contestaba.
-...está bien, pero no quiero volver a verte.
-Pues no me sigáis, majestad.
 
Onrac abrió un portal de Oscuridad con sus poderes y desapareció dejando a Arturia bastante traumatizada por aquella revelación. No tardó en aparecer Tristán con Isolda en brazos y sacar de su ensoñación a Arturia.
 
-Ey, ¿te encuentras bien? Pareces haber visto un fantasma.
-¿Eh? No, yo... estoy bien. Marchémonos de aquí.
 
Arturia le enseñó a Tristán una lección rápida de aprender a invocar la Llave espada y transformarla en Llave deslizador. Tres ya eran multitud para viajar en la misma y así Tristán llevaría a Isolda en la suya. Tras huír del Reino de la Luz, Arturia acompañó a la pareja de nuevo a Camelot para asegurar su viaje, allí, en las afueras de Camelot, se despidieron.
 
-¿Seguro que no quieres que te presente al rey Arturo?
-En otra ocasión, tengo prisa, Tristán. Seguro que hay más gente que me necesita por ahí.
-Está bien, no seré pesado. Muchas gracias.
-Bueno, ya hemos salvado a Isolda, así que aceptaré tus gracias.
-Y gracias también de mi parte.
-De nada, Isolda. Oh, Tristán, espero que no te importe si sigo manteniendo nuestro lazo, por si algún día...
-Claro, no hay problema.
 
Arturia se despidió con la mano y fue a irse invocando su Llave deslizador pero Tristán la contuvo un momento.
 
-Recuerda que estoy en deuda contigo, si alguna vez necesitas algo, no dudes en pedírmelo.
-No hace falta, Tristán.
-Insisto. Como Caballero que soy estoy obligado a cumplir mis deudas.
-Está bien. Seguro que algún día conseguiremos sacar algo de provecho a esa deuda. Adiós.
-Adiós...

No hay comentarios:

Publicar un comentario