jueves, 16 de mayo de 2013

Capítulo 17: La misión de Keiro



Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:

https://www.youtube.com/watch?v=27UsFggces8

______________________________________________________________________

-Kuroi, ¿de qué vas?
-No sé tú, Eryn, pero yo necesito saber porqué Keiro se ha puesto en plan Caos. Necesito verlo todo desde todas las perspectivas posibles, es parte de mi naturaleza como Dios.
-¡Tenemos una misión!
-Pues seguidla vosotros, yo tengo que hacer esto.

Eryn fue a replicarle una vez más pero antes de que pudiera hacerlo Kuroi se abalanzó sobre el Portal desapareciendo, Keiro se asomó unos centímetros más.

-¿No vais a seguirle?
-...
-Entonces cerraré el Portal.

El Portal se desvaneció y Eryn gritó intentando saltar sobre él.

-¡No! ¿Qué haces?

Keiro esquivó el embiste de la princesa con facilidad y luego dirigió una mirada y una sonrisa hacia ella.

-Tranquila, ya volverá, no soy tan cruel como para abandonarle por ahí. Ahora si nos disculpáis...

Keiro y Bastet se giraron y abrieron un nuevo Portal para irse pero Eryn les detuvo.

-¡¿A dónde le has mandado?!
-Pensé que no te importaba... le has dejado ir solo, ahora atente a las consecuencias.
-...
-Aún tenemos una misión, Eryn. Kuroi sabe cuidarse.
-Como le pase algo, te buscaré y te partiré los dientes aunque sigas de nuestro lado en el fondo, ¿me has oído, Keiro?
-Siempre he querido batirme en duelo con todos y cada uno de nosotros, pero aún así no voy a poder satisfacer esa necesidad, Kuroi estará bien.
-...

Keiro y Bastet finalmente desaparecieron por el Portal dejando a Eryn y a Blanck completamente a solas en aquel desolado Mundo.

-Marchémonos nosotros también.
-¿Seguro que estás bien, Eryn?
-¡Pues claro! Puede que Kuroi sea idiota pero sigue siendo uno de nosotros...

Y sin mediar una palabra más, Eryn invocó al instante su Llave deslizador y salió disparada de allí seguida de Blanck.

______________________________________________________________________

Mientras, en alguno de los callejones de Edén, Vali, Sara y Mickey se escondían evitando las miradas de los soldados del lugar.

-¿Cuál es el plan, Vali?
-Sólo hay una persona en este Mundo que puede saber con seguridad dónde está Nieve.
-¿Y quién puede ser ése?
-Bueno, no sé si está bien dicho llamarlo persona...
-Edén...
-Me derrotó la última vez que estuve aquí pero ahora las cosas han cambiado, quizás deberíamos hacerle una visita.
-¿Estás seguro, Vali?
-Dudo que Nieve escapara, no es de esos, habrá pasado estos tres años preparando alguna de las suyas si no ha sido atrapado...
-Esperemos que no.
-¿Y por dónde empezamos?
-Sólo hay un sitio dónde puede estar Edén.

______________________________________________________________________

Y en algún Mundo oscuro y tenebroso que carecía de Luz, Caos se encontraba preparando los últimos detalles para su invocación.

Caos: Al fin tenemos todos los elementos necesarios...
Desconocido 5: ¿Y cuál es nuestro trabajo ahora?
Caos: Nadie, y repito ¡Nadie! Debe entrar en este Mundo. No pueden molestarme mientras preparo el ritual de invocación. Puede que tarde un poco.
Desconocido 2: ¿Y cuánto es un poco, muajajajaja?
Desconocido 1: ¿Es qué no puedes parar de reírte ni un segundo?
Caos: Tardaré un día exactamente. Un día en el que os dejo a cargo de mi protección, no puede ser muy difícil, tendréis a Ánima de vuestra parte.
Desconocido 4: Es muy seguro que estén reuniendo un ejército.
Caos: Entonces nosotros tendremos que preparar otro. Es hora de que usemos el portal.
Desconocido 4: ¿Quieres traer a todos a la vez?
Caos: Sí, ¿por qué no?
Desconocido 1: Ni todos nosotros unidos podríamos controlar tal marabunta de Sincorazón.
Caos: ¿Y dónde está el reto entonces, muchachos? Bueno, está bien, os daré algo de ayuda.

Caos invocó con sus poderes oscuros cinco vasijas donde reposaban cinco Luces perfectas.

Desconocido 3: ¿Qué es eso? ¿No será...?
Caos: No, no. Estos son los Corazones de mis antiguos sirvientes. Fueron muy útiles y poderosos. Os resultará más fácil controlar Sincorazón si poséeis un Corazón.
Desconocido 2: ¿Un Corazón? ¡Noo!
Desconocido 1: Deja que se explique, payaso.
Caos: No tenéis porqué preocuparos, puede que tenga un poco de efectos secundarios que poseáis los Corazones de otros, pero da igual que os los destruyan, no sufriréis en absoluto.
Desconocido 5: En ese caso yo no pongo objecciones.
Desconocido 3: Ni yo...
Caos: Bien, bien... Entonces preparaos, mis súbditos, pronto tendréis un increíble poder y un enorme ejército a vuestros pies. No me defraudéis.

______________________________________________________________________

-¿Por dónde buscamos ahora, Eryn?
-Mmm...
-¿Aún estás preocupada por Kuroi?
-No, sólo estaba pensando... Quizás buscar así a lo loco puede ser una estupidez.
-¿Y en qué piensas?
-Quizás Keiro lo sepa y quizás se lo diga a Kuroi si le da lo que quiere.
-¿Dices que debemos esperar sin hacer nada?
-¡Claro que no! Pero... si Yensid no fue capaz de ayudarnos dudo que Ark pueda hacer mucho más... Necesitamos a alguien que conozca bien la Oscuridad.
-Pero Garland murió...
-¡...!
-¿Qué...?
-¡Garland! ¿Cómo no se me había ocurrido?
-Pero si acabo de decir que está muerto...
-¡¿Y qué?! Ése ya no es un problema para mí y Yensid.
-¿Lo dices en serio?
-¡Volvamos a la torre!

______________________________________________________________________


Kuroi dio un par de pasos más terminando de atravesar el corredor oscuro y por fin pudo ver una Luz, cuando su pie tocó suelo firme su rostro pudo ver el color de la piedra y del oro, pudo divisar en frente de él una extraña estructura de piedra con dos estatuas de oro a ambos lados, fue entonces cuando miró a su alrededor sin llegar a saber muy bien dónde se encontraba.

-¿Q-qué sitio es éste?
-El coliseo del Olimpo.
-¡¿...?!

Kuroi se giró y pudo divisar a Keiro una vez más acechándole.

-¡¿El coliseo del Olimpo?!
-Parece que sabes de lo que hablo.
-Sí... está... está en mis recuerdos como Dios. Aquí...
-Sí, es un lugar neutral. Los Sincorazón tienen poco o ningún poder en este lugar gobernado por los Dioses de la Luz. Éste es tu lugar, Kuroi.
-¡No!
-¿...?
-Los Dioses del Olimpo han olvidado su deber como protectores, no me iguales a ellos.
-Veo que hay una parte de ti que no olvida quién eres.
-¿Qué hago aquí?
-Directos al grano, bien. Necesito algo que sólo tú puedes darme, Kuroi. Eres el único que puede subir ahí arriba.
-¿Ahí arriba?

Keiro ascendió su brazo señalando con un dedo muy por encima del coliseo donde Kuroi pudo observar una enorme nube sobre la que se asentaba una verja de entrada.

-El Olimpo... ¿Qué quieres de ahí?
-El poder de un Dios, Kuroi. Quiero que me consigas Esencia divina y los Rayos de Zeus.
-¿Esencia divina? No puedo... eso está mal...
-Acabas de decir que odias a esos tipos por ignorar las necesidades del Reino de la Luz.
-Pero no tanto como para... eso es un pecado mayor que el asesinato. El Reino de los Corazones...
-Sabía que no podía confiar en ti, Kuroi, siempre preocupándote por los medios y no por el fin...
-¡Eso está mal!
-¡No si es para proteger el Reino de la Luz!
-...algunas cosas no deberían hacerse de ninguna manera... Y una de ellas es ésta.
-Está bien...

Keiro volvió a alzar un brazo y se abrió un Portal de Oscuridad.

-Entonces vuelve por dónde has venido...
-...
-Vamos... o te dejaré aquí tirado...
-Espera...
-¿Sí?
-Está bien, lo haré.
-Piensa que es por una buena causa, Kuroi.
-No podré saberlo hasta que no me digas para que lo quieres.
-Digamos que... necesito restaurar tus poderes.
-¿M-mis poderes? ¡¿Por qué?!
-¿El Dios del Tiempo no lo sabe? ¿Para qué querría si no Esencia divina? Esa cosa no sirve con los mortales.
-Restaurar mis poderes... Si hago esto... Volveré a ser un Dios... ¿Por qué lo haces, Keiro?
-Se acerca una gran batalla, Kuroi, y te necesitamos a pleno rendimiento. Eres el único Dios que puedes ayudarnos, tú mismo lo has dicho, "esos" no hacen nada.
-Está bien, ¿cuál es el plan?
-Uno de los Dioses no está contento con su "status", te encontrarás con él y decidiréis el plan a seguir. No sé muy bien los detalles, ése tipo es un poco reservado, pero tiene un objetivo en mente.
-¿De quién estamos hablando exactamente? ¿Y cómo sabes que tengo que encontrarme con él?
-Oh, bueno. Digamos que le conocí no hace mucho, un tipo de lo más extraño. Está en lo más bajo de los Dioses del Olimpo y se le conoce como Hades.
-¡¿Hades?! ¿El Dios del Inframundo? Ese tío no es de fiar...
-Eh, venga, sólo es una misión. Tú sacas algo bueno, él saca algo bueno y todos felices.
-Veo que esto de mirar por el bien del Reino de la Luz no está sacando lo mejor de ti.
-¿Sabes, Kuroi? Hace un tiempo descubrí una cosa gracias a Bastet y es que si algo está destinado a pasar, pasará, no importa qué ocurra. Da igual en lo que le ayudes a Hades y el mal que hagas, si todo está destinado a arreglarse, lo hará, si no, es que estabas destinado a hacer lo que quiera que vayas a hacer.
-No creo que alguien como tú debiera hablarle del destino al Dios del Tiempo... No funciona de esa forma tan simple.
-Sácame de mi error, entonces...
-Nah, no importa, ni siquiera yo he llegado a entender muy bien cómo funciona el destino...
-Bueno, en ese caso. ¿Harás lo que te he pedido?
-Sí, supongo que sí.
-Entonces suerte, Kuroi. La necesitarás, porque si los Dioses se enteran de lo que vas a hacer...
-Ya, no hace falta que me lo digas.

Keiro finalmente desapareció tras un Portal de Oscuridad y dejó a Kuroi solo frente a su nueva misión. Lo primero sería encontrarse con Hades y luego acceder al Olimpo.

-¿Y cómo demonios encuentro a Hades?
-¡Ehhhhhh, túuuuuuuu!
-¿Eh, yo?

Kuroi oyó un grito a lo lejos proveniente de la entrada del Coliseo del Olimpo y pudo ver a una extraña, pequeña y peluda criatura que le llamaba. Kuroi se acercó decidido para ver a una especie de hombre cabra que a penas media el medio metro de altura.

-¿Me llamabas?
-¡Sí, chaval! ¿Qué haces ahí pasmado?
-¿Chaval? Tengo...
-¡Me da igual la edad que tengas, chaval! Para mí eres sólo un chaval.
-Bueno, ¿y qué quieres?
-Pareces un tío duro, chaval, y resulta que me ha fallado Aquiles, ¿puedes ayudarme?
-Chsss (¿Aquiles?) ¿Y en qué puedo ayudarte?
-Sólo es una cosilla: entras al Coliseo, le das una paliza a un par de monstruos y me sacas del apuro, ¡tengo el Coliseo repletito, chaval! Y ese Aquiles... seguro que está con Patroclo...

Kuroi se quedó unos segundos pensativo contando el número de cosas que enumeraba el pequeño sátiro de forma errónea.

-¿Dar una paliza a un par de monstruos?
-Sí, chaval. Venga, por favor...
-Está bien... Chss (Espero que no sean demasiado duros)
-Ah, por cierto, soy Filoctetes, pero puedes llamarme Fil.
-Yo soy... Ku...
-Sí, sí. ¡Venga rápido!
-...roi...

El pequeño hombre cabra entró a todo correr en el Coliseo y Kuroi le siguió de cerca, entonces abrió las enormes puertas y para cuando el Dios-Elegido quiso darse cuenta se encontraba en medio de un estadio rodeado de miles de personas que le vitoreaban.

-Recuerda chico las dos reglas del guerrero: concéntrate, pega con todas tus fuerzas y no dejes a tu contrincante recuperarse.
-Una, dos, tres... ¿Eso no son tres reglas?
-¡Suerte, chaval!
-¿Mmm...?

Fil salió corriendo de una manera un tanto cómica y Kuroi que se había dado la vuelta para escuchar al sátiro pudo sentir un extraño aliento que le daba en la espalda.

-¿Qué...?

Al darse la vuelta, un pequeño vuelco le dio su Corazón al encontrarse frente a lo que parecía el enorme cancerbero, el perro guardián de las puertas del infierno.

-¡Pero, ¿qué coño?!

No hay comentarios:

Publicar un comentario