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Veinte horas después en
algún lugar lejano de algún apartado Reino...
-¡Ya hemos llegado!
-Mirad eso...
Claudia señaló justo
al frente de los cinco Elegidos viendo una enorme marabunta de Sincorazón que
protegía tanto el cielo como la superficie de la Necrópolis de las Llaves
Espada, casi no se podía ver entre ellos y su destino.
-Valor, compañeros,
ellos nos guardan las espaldas.
Y justo detrás de los
cinco Elegidos, acabando de superar la puerta abierta por Garland una enorme
nave voladora protegida por otras tantas decenas de pequeñas naves surcaba el
espacio recién cubierto por el grupo no tardando en empezar a disparar sus armas
y eliminando a los primeros Sincorazón en el proceso.
-¡Recordad, nuestra
misión es encontrar a Caos, dejad el resto a los SeeD!
-Pero, ¿has visto cuántos
Sincorazón hay, Eleone? No vamos a poder...
-¡Eso dejádmelo a mí!
Cubridme.
Eleone empezó a
recitar un hechizo en voz baja mientras empezaban a superar las líneas enemigas
siendo atacados por los primeros Sincorazón que caían abatidos por las Llaves
deslizador de Claudia, Alexander, Eryn y Blanck.
-¡Que nadie moleste a
Eleone!
-¡Sí! -¡Sí! -¡Sí!
La cruenta lucha,
decantada del lado de la Luz, prosiguió su avance entre las hordas de Sincorazón
a paso rápido, algunos Sincorazón conseguían acceder a la enorme nave insignia
de los SeeD, pero sus guerreros a bordo los eliminaban con relativa dificultad.
No tardó Eleone en terminar el hechizo que estaba preparando pidiendo a todos
que se pusieran en formación.
-¡En formación!
Los cuatro Elegidos
hicieron caso a la joven reina que se pusieron a sus cuatro flancos dejando de
atacar Sincorazón y entonces, una perfecta y esférica burbuja de Luz los rodeó
empezando a atravesar las filas enemigas sin dificultad alguna.
-¿Y esto?
-Nos permitirá llegar
a la Necrópolis sin gastar demasiadas fuerzas.
-¿Y tú, Eleone?
-Tranquilos, sólo
necesitaré un poco para recuperarme. No podemos perder el tiempo, a penas queda
menos de una hora para que Caos termine el ritual.
La esfera surcó el
resto del Espacio hasta que llegó a la superficie de la Necrópolis, allí se
disipó y los cinco deshicieron sus Llaves deslizador para formarse de nuevo en
torno a Eleone que había quedado bastante cansada. La horda de Sincorazón en
tierra no tardó en rodearles y empezaron a luchar sin dificultad alguna por su
vida.
-¡Eleone!
-Estoy bien...
Sólo... dejadme recuperar el aliento.
-Bueno, Eleone...
Dijo Blanck
cargándola al hombro como un saco de patatas.
-¡Blanck!
-Tú misma has dicho
que no tenemos mucho tiempo. ¡Vamos!
Blanck dio la orden
para seguir y con Eleone al hombro y Llave espada en mano se empezaron a abrir
camino a sablazos entre los Sincorazón sin problemas no tardando en alcanzar un
palacio semiderruído en medio de la nada.
-¿Creéis que es ahí?
-Sí, es ahí. Bájame,
Blanck, ya estoy mejor.
-Bien...
Blanck dejó a Eleone
en el suelo y se puso de nuevo en cabeza observando la fortaleza desde lejos.
-Así que ahí nació mi
madre...
-Deja un poco que
desear, ¿no?
-Ya, bueno, no corren
buenos tiempos. Ahí está la batalla final, chicos, ¿estáis preparados?
-No.
-¿...?
-No es la batalla
final, Eleone, aún queda otra. Y seguramente mucho más dura que ésta.
-Sí... tienes razón.
Entonces terminemos ésta sin bajas, ¿vale?
Eryn, Blanck,
Alexander y Claudia afirmaron con la cabeza y salieron corriendo dirección la
fortaleza volviendo a eliminar a los Sincorazón restantes no tardando en llegar
a sus puertas.
-¿Crees que el resto
encontraré este sitio?
-Más nos vale o
estamos jodidos.
-Yensid y Garland
dijeron que se asegurarían de que así fuera. Tendremos que confiar en ellos.
-¿Entonces qué? ¿De
momento lo intentamos nosotros solos?
-No nos queda más
remedio. No sabemos si el resto llegará a tiempo.
-¿Cinco contra los
subordinados de Caos y Ánima? Me encantan los retos.
-Si fracasamos esa
lista va a crecer así que no te hagas muchas ilusiones.
-Si he de morir en
batalla que así sea. Cualquier cosa es mejor que dejar que la muerte venga a
llamar a mi puerta.
-Supongo que tienes
razón, pero no tenía planeado morir hoy, lobito.
-¡Entonces repartamos
hostias!
-¿Eleone?
-¿...?
-Pase lo que pase...
-Lo sé. Vamos.
Los cinco entraron en
la fortaleza pero no acabaron en lo que ellos creían que sería el hall de
entrada. Todo estaba oscuro y no veían nada, para cuando Eleone quiso darse la
vuelta para ver a sus compañeros ya no había nadie.
-¡¿Claudia?!
¡Alexander! ¡¿Dónde estáis, chicos?! ¿...?
Eleone se giró de nuevo buscando a sus amigos pensando que la habían levantado pero ya no había Oscuridad, ahora estaba frente a la sala del trono de Eclissis y en él estaba sentado...
-¡Padre!
-Hola, Eleone.
-¡¿Cómo?! Pero...
-Chss... Tranquila,
ya estoy aquí.
-Padre...
Eleone se acercó a su querido progenitor y le abrazó sin miramientos.
-Ya estás a salvo.
-Pero... no lo
entiendo. Pensé que estabas...
-Tu madre parece
tener muchos dones.
-¿Ha sido mamá? Pero
ella está...
-Chsss... eso ahora
no importa, ven hija mía, tienes mucho que contarme.
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-¿Eleone? ¡Eleone!
¿Alexander? ¿Dónde...? ¿...?
Cuando Claudia volvió a girarse se encontró a su madre y a su hermana la una al lado de la otra observándola de arriba a abajo.
Cuando Claudia volvió a girarse se encontró a su madre y a su hermana la una al lado de la otra observándola de arriba a abajo.
-¡Madre! ¡Eleone!
-¿Y dices que le
diste el mejor de tus poderes a ella, madre?
-Sí, hija.
-Qué derroche.
-¿...? ¿Qué... qué
quieres decir, Ele?
-Desde que
despertaste tus poderes como Elegida sólo has sido un estorbo.
-¿C-cómo?
-Casi matan a Abraham
por tu culpa tantas veces... Y el resto de nosotros siempre preocupados por ti.
Y cuando supimos que eras la Llave... Aún más preocupados. Y todo, ¿para qué?
Para que hayas malgastado todo este tiempo llorando y gimoteando.
-¿Qué? ¡No!
-¿Qué es lo primero
qué hiciste cuando nos reencontramos? ¡Llorar!
-No... Yo estaba...
¡estaba emocionada!
-¡Eres una llorona!
-¡No, para!
-Llorona...
-Débil...
-Llorona...
-Cobarde...
-¡Ya basta!
Claudia cayó al suelo insegura de sí misma y gimoteando.
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-¿Qué... demonios? ¿Eleone? ¿Claudia?
-¿Qué... demonios? ¿Eleone? ¿Claudia?
Alexander se
encontraba de nuevo en los patios del castillo de Eclissis aunque lo que vio
ante sus ojos le dejó totalmente per plejo, en frente de la fuente se
encontraban Eleone y Abraham cogidos de la mano.
-¿Qué...? ¡Eleone!
-¿Mmm? Ah, hola, Alex.
Mira lo que me ha regalado Abraham, es un anillo de compromiso.
-¿...? ¡No! Eso...
eso te lo regalé yo...
-¿Tú? Ja, ja... No,
me lo acaba de regalar él. Nos vamos a casar. Ademas, ¿tú por qué demonios
querrías casarte conmigo? Te va muy bien con las cortesanas.
-¡¿...?!
-Acéptalo, hermano.
Sabes que siempre fui mejor opción para Eleone que tú.
-...
-Además, yo estuve
aquel día con ella... y tú no.
-¿...?
-Yo fui quien la
abrazaba mientras perdía su identidad. Fui yo quien la sujetó para que no se escapara,
fui yo quien la protegió. Yo, y no tú.
-...
-Ahora sabes lo que
es sentirse yo. Estás solo y has sido un mal hermano.
-Abraham...
-Adiós, Alex. Nos
vemos en la boda.
-E-esperad...
-No faltes,
hermano...
-No... Yo... Nunca
quise... No... ¡Volved! Eleone... Abraham...
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-¡Oscuridad, lo sabía! Siempre... ¿...?
Blanck se sorprendió al ver una chispa de Luz en medio de toda la Oscuridad, se acercó sin miedo alguno y la Luz empezó a tomar forma lentamente hasta que tomó la de Danna.
-¡Oscuridad, lo sabía! Siempre... ¿...?
Blanck se sorprendió al ver una chispa de Luz en medio de toda la Oscuridad, se acercó sin miedo alguno y la Luz empezó a tomar forma lentamente hasta que tomó la de Danna.
-Da... ¡Danna!
-¡Blanck!
Danna saltó a los brazos de Blanck que la cogió sin problemas, ahora era mucho más grande y fuerte.
-Vaya, qué brazos...
¿Qué has hecho?
-Mucho ejercicio. Je,
Je. Pe-pero no lo entiendo, ¿cómo es que estás...? Tú me diste...
-Chsss... No importa,
estoy aquí contigo y esta vez no pienso irme.
-Pero, ¿y los demás?
-Pero, ¿y los demás?
-Siempre han sabido
cuidarse solos, Blanck. No te necesitan. Yo sí.
-Ti-tienes razón.
Contigo para siempre.
-Ven. Tenemos que
preparar muchos planes.
Y Blanck desapareció
en la Oscuridad.
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-¡Es una trampa! ¿...? ¿Eleone? ¿Claudia? ¡Alexander, Blanck! ¡Mierda! ¿Cómo hemos podido caer?
-¡Es una trampa! ¿...? ¿Eleone? ¿Claudia? ¡Alexander, Blanck! ¡Mierda! ¿Cómo hemos podido caer?
-¿Hija?
-¿Mmm...?
Eryn se dio la vuelta
para sorprender de ver de nuevo a su padre y su madre en frente de ella.
-¿Qué...?
-Nos has
decepcionado, hija.
Eryn enarcó una ceja sorprendida.
-Has dejado Excálibur
y tu legado.
-Te has escapado con
esas... princesas y has dejado tu reino en manos de los magos.
-No te mereces ser
nuestra hija.
-... Ja. Ja, ja, ja.
JA, JA, JA, JA, JA.
-¿De qué te ríes, mal
criada?
-¿De verdad piensas
que voy a creerme toda esta pantomima?
-¡¿...?!
Eryn invocó su Llave espada con pura fuerza de voluntad y cortó por la mitad a sus padres que desaparecieron al instante. La ilusión se rompió y Eryn se encontró en el hall del Palacio de la Necrópolis. A sus espaldas estaban sus compañeros tendidos en el suelo e inconscientes.
Eryn invocó su Llave espada con pura fuerza de voluntad y cortó por la mitad a sus padres que desaparecieron al instante. La ilusión se rompió y Eryn se encontró en el hall del Palacio de la Necrópolis. A sus espaldas estaban sus compañeros tendidos en el suelo e inconscientes.
-¡Eleone! Claudia...
¡Mierda! ¿De verdad? Es una ilusión. ¡Despertad!
-No te oyen... Están
muy lejos.
-¡¿...?!
Eryn volvió a levantarse y transformó su Llave espada en lanza, al girarse vio a cuatro de los esbirros de Caos delante de ella. Uno que parecía un payaso, otro muy noble que vestía armaduras y llevaba una vara, un joven rubio con aspecto de deportista y un tío con una enorme armadura negra que le cubría todo.
-¿Qué pasa? ¿Es que
Caos sólo sabe reclutar tíos? ¿Es gay o qué?
-Ríete mientras
puedas, muchacha. Estás sola.
-¿Y créeis que cuatro
pipiolos me van a dar miedo? Me he enfrentado a tipos más grandes y
aterrorizadores que vosotros.
-¡No vas a reírte más
de nosotros!
El más joven de los
esbirros de Caos se lanzó al ataque invocando una espada en el proceso e intentó
partir por la mitad a Eryn con ella, por suerte la Elegida detuvo el ataque con
facilidad aunque la fuerza que acompañó al golpe hizo hundirse en el suelo a
Eryn abriendo un pequeño cráter.
-¡¿Qué?!
Un segundo esbirro,
el payaso, apareció por uno de los lados y lanzó una pequeña esfera de energía,
Eryn la esquivó... o eso creyó, la esfera quedó a su espalda y cuando la tocó
suavemente... ¡BUUUUUUUUUUM!
Eryn había invocado
por los pelos la armadura aunque tenía un pequeño boquete en el lado de la
explosión, se encontraba arrodillada y un poco asustada por el poder que
acababa de presenciar.
-¿Qué... qué
demonios?
-¿No te lo esperabas,
verdad?
Habló el nombre de la armadura.
Habló el nombre de la armadura.
-Caos nos ha dado más
poder, estás sentenciada. Acabad con ella.
El chico joven y el
hombre de la armadura negra se lanzaron de nuevo los dos al ataque, Eryn intentó
esquivar a ambos lo que consiguió por los pelos, pero no descansaron y
siguieron atacando. No tardaron en desarmar a Eryn con un fuerte golpe y los
dos volvieron a lanzarse al ataque con todas sus fuerzas.
-Mierda...
Eryn cerró los ojos
esperando el golpe de gracia pero no llegó, en vez de eso se oyó el chocar del
metal y cuando abrió los ojos vio a Abraham delante de ella con sus dos Llaves
espada bloqueando a duras penas los ataques del enemigo.
-¡Zero!
-Ah... y dale... Es Abraham ¿Vas a... quedarte
ahí... mirando... Ggg...?
-¡No, lo siento!
-Yo me ocupo de
estos, aguantad.
-¡Mavras! Habéis
llegado a tiempo.
-Luego... ggg... nos lo
agradeces.
Eryn volvió a invocar
su arma y se lanzó al ataque junto a Abraham mientras Mavras se acercaba a
Claudia.
-Vamos allá...
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