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Kuroi y Jake acabaron
buscando la preciada aguja de platino dentro del castillo de la fortaleza, allí
encontraron a lo que Kuroi pudo identificar como un elfo. Su disfraz era bueno,
era el consejero del rey pero para un Dios como Kuroi, esas sutilidades eran
como faros de Luz en la Oscuridad. El plan era sencillo, no había plan,
asaltarían al elfo y se desharían de todo aquel que se metiera en medio.
Asaltaron la sala del trono dejando detenidos en el tiempo a todos excepto a
ellos mismos y al Elfo, que aunque no quisieron también detenerle, era
imposible, era un poderoso hechicero.
-¿...? ¿Cómo...?
Mmm... ¿Quienes sois?
-No necesitas saber
nuestros nombres, sólo lo que queremos.
-¿Y qué queréis?
-Hace tiempo las
gárgolas os dieron un objeto mágico de gran poder. Se llama la aguja de
platino.
-Las gárgolas lo
llamaban la Snitch de platino.
-Snathaid Platanam.
-¡Eso!
-Oh, ya veo... ¿Y
queréis que os la dé? Si hago eso mi rey se enfadará mucho conmigo.
-Y si no lo haces,
nos enfadaremos nosotros contigo.
-Ja...
El elfo intentó desaparecer en un hechizo de tele transporte pero Kuroi fue más rápido y lo atacó a distancia obligándole a enseñar su verdadera forma y ya de paso caer de culo al suelo.
-¡¿Qué demonios?!
Y por si las moscas, Jake se lanzó invocando su Llave espada al momento y se la puso al cuello al ahora completo elfo
Y por si las moscas, Jake se lanzó invocando su Llave espada al momento y se la puso al cuello al ahora completo elfo
-Toma ya. Si tiene
hasta las orejas picudas y todo.
-Agg... Malditos...
Un Elegido y un Dios, ¿dónde se ha visto algo así? Me habéis pillado
desprevenido.
El elfo se levantó
dejando a Jake que siguiera su cuello con la Llave espada e hizo una
reverencia.
-Soy Puck, hijo de
Oberon, encantado.
El elfo parecía
ignorar la amenaza que suponía la Llave espada en su cuello y se dejó flotar en
el aire apoyándose en éste como si fuera algo sólido.
-Bueno, ¿y cuál es el
trato?
-¿Trato?
-Es un tramposo, necesita hacer tratos compulsivamente y no encuentra mejor momento que ahora que necesitamos algo de él.
-Es un tramposo, necesita hacer tratos compulsivamente y no encuentra mejor momento que ahora que necesitamos algo de él.
-Nunca me habían
insultado tan sutilmente.
-No vamos a hacer
ningún trato contigo, orejas picudas, ya estás soltando la Aguja de platino.
-No, no, no. Las
reglas son las reglas. Un favor por un favor, un objeto por un objeto, un
artefacto mágico por otro.
-¿Cómo? No estarás
insinuando que...
-Sí, sí, sí. Puck os
deja su Aguja de platino si a cambio le dejáis la Llave espada del chico.
-¡Ni hablar!
-Jake...
-¡No! Es mi Llave
espada, dale la tuya.
-¡Oh! ¿El Dios
también tiene Llave espada? Qué honor.
El elfo evadió la
Llave espada de Jake sin dificultad ondeando en el aire y se aproximó hasta
Kuroi raudamente.
-Déjame verla, déjame
verla.
-No. ¿Qué has hecho
con la Aguja de Platino?
-Ya os lo he dicho,
ni siquiera un Dios puede negarle a un Hijo de Oberon sus tratos. Llave espada
o no hay Aguja de platino.
-¿Y para qué quieres
una Llave espada?
-Para desentrañar sus
secretos, por supuesto.
-Como si pudieras.
-Oh, no me
subestimes, chico. La única razón por la que no he huído ha sido por el Dios,
pero contigo no tendría problemas.
-¡Vuelve a decir eso,
orejas picudas!
-Cálmate, Jake.
-¡Jum!
-Está bien, toma.
-¿Se la vas a dar?
Kuroi invocó su Llave
espada y se la ofreció al elfo.
-Oh, qué bonita.
-¿Estás loco?
-Sólo es temporal, cuando el trato se rompa me la devolverá y yo a él la Aguja.
-Sólo es temporal, cuando el trato se rompa me la devolverá y yo a él la Aguja.
-Sí, sí, sí. ¿Trato
hecho?
El elfo le enseñó la
mano a Kuroi y éste se la apretó sellando el trato, la Llave espada acabó en
las manos del elfo y la Aguja apareció mágicamente en las de Kuroi.
-Trato hecho, pues.
Vaaaaaya, qué maravilla.
-Cuídala.
-Ey, ey, ey, ey. ¿Y
ya está, Kuroi?
-Tranquilo, este tipo
de tratos van más allá del espacio y el tiempo, cuando termine, terminará y la
Llave espada volverá a mí independientemente de la época en la que esté.
-Ohhhh.
-Pensé que te había
enseñado bien.
-Je, je... No creas
que diciéndome eso vas a conseguir sonsacarme nada.
-No es necesario,
sólo necesito tocarte para sonsacarte más cosas.
-Pues aléjate de mí.
Ya he estropeado bastante cosas dejándote cogerme del brazo.
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-Ey, lo que planeas hacer es...
-Ey, lo que planeas hacer es...
-¡¿Crees que no lo sé,
Hanabi?! Pero... si no lo hago...
-No quiero
perderte...
-Yo tampoco quiero
perderte, Hanabi... Pero el plan de tu padre es el único que nos puede dar
esperanzas.
-¿Y si...? ¿Y si
cambia todo tanto que ya no nos queremos?
-¡Eso es imposible!
No, no puede ser. Me niego. Mi madre una vez me dijo que el amor va más allá
del tiempo y el espacio. Te querré igualmente.
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Mientras tanto, en Eclissis, los cinco Elegidos restantes buscaban un plan para encontrar a Caos sin saber que su reina estaba a punto de volver.
Mientras tanto, en Eclissis, los cinco Elegidos restantes buscaban un plan para encontrar a Caos sin saber que su reina estaba a punto de volver.
-Lo más inteligente
es un hechizo de rastreo.
-¿Un hechizo de
rastreo, Vali?
-Es una magia
extraña, el grial me enseñó muchas cosas cuando bebí de él.
-¿Bebiste de el
grial?
-Sí, es lo que me
hizo resucitar o algo así. Normalmente la copa sólo es bebida por caballeros y
ellos no pueden entender su poder, pero un Elegido y hechicero como yo... es
diferente.
-Vaya... parece que
no has estado perdiendo el tiempo.
-Claro que no. ¿Por
quién me tomas? ¿Por Kuroi?
-Ja... Ja, ja, ja...
¡Ja, ja, ja, ja!
Se rieron casi todos
al unísono.
-¿Tú haciendo una
broma, Vali?
-¿Qué pasa? Han
cambiado muchas cosas. El grial me devolvió mi Corazón. Supongo que ya no soy
tan serio.
-¿Ya no eres tan
serio, Vali?
Todos se sorprendieron ante esa voz y esas palabras y se giraron para ver a Eleone en la puerta.
Todos se sorprendieron ante esa voz y esas palabras y se giraron para ver a Eleone en la puerta.
-¡Eleone! -¡Ele!
-¡Majestad!
Claudia y Alexander
salieron disparados casi al unísono para abrazar a su hermana y mujer
respectivamente y ella les devolvió el abrazo.
-¡Ele, has vuelto!
-Sí...
-Eleone...
-Álex...
Se dieron un tierno
beso.
-Y parece que no
vuelves so... Oh, bueno, eso depende decirlo a ti.
-¿Qué...?
-¿Qué ha querido
decir, Ele?
-Vali, ¿cómo lo
has...?
-El grial me enseñó
muchas cosas como he dicho. Ahora puedo leer los Corazones y claramente puedo
ver dos... Mejor no digo nada más.
-¿Qué pasa?
-Ele...
-Bueno, yo...
Eleone estaba
totalmente rojiza por lo que iba a decir.
-Yo... Estoy
embarazada.
-¡¿Qué?! -¡¿Cómo?!
-¡¿Qué? -Vaya...
-¿L-lo dices en
serio?
-¿Por qué iba a
bromear con algo así, Alex?
-No... Yo... No sé,
no...
-¿Voy a ser tía?
-Sí, Clau...
Eleone acarició suavemente la cabeza de su hermana y luego se acercó de nuevo a Alex para agarrarle del brazo.
-¿Estás bien?
-Sí... es que... aún
no nos hemos casado y esto...
-¿Tú preocupación es
que aún no nos hemos casado?
-N-no no, no quería
decir eso, pero... estoy... ¿desde cuándo lo sabes?
-No lo sabía. Yensid
se enteró en la torre y me enseñó una manera de recuperar mis poderes.
-¿Y cuál es,
majestad?
Eleone suspiró
fuertemente abatida tocándose la tripa.
-Yo... se los quité
a...
-¿Que hiciste qué?
-No había otra
manera. Estamos intentando crear un futuro mejor para que ellos no tengan que
luchar.
-Ya... lo entiendo...
-Vaya... pero no
sufrió, ¿no?
-Claro que no, Ele.
Ahora es... muy pequeño.
-Ya... qué tonta
soy...
-¿Kuroi y ese chico
han vuelto ya?
-No, majestad. Aún
no. Estábamos buscando una manera de encontrar a Caos para que no se nos vuelva
a escapar.
-¿Y ya sabéis cómo?
-Vali se ha prestado
voluntario para hacer un hechizo de rastreo.
-¿Y eso cómo
funciona?
-Es justo lo que iba a explicar antes de que llegaras, majestad. Toma asiento.
-Es justo lo que iba a explicar antes de que llegaras, majestad. Toma asiento.
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Mientras en el espacio entre los Mundos, Kuroi y Jake volvían a Eclissis.
Mientras en el espacio entre los Mundos, Kuroi y Jake volvían a Eclissis.
-¿Seguro que no
quieres hablar?
-¿Hablar? No hay nada
de lo que hablar.
-Pero... Eso que he
visto...
-Deberías olvidarlo,
Kuroi. Por el bien de todos. No hagas más preguntas. Pensé que nadie mejor que
tú lo entenderías.
-Y aún así has estado
todo este tiempo evitándome.
-He estado evitando a
todos. No puedo... no puedo...
-Lo sé... Yo mismo te
he dado ese consejo antes.
-Pues eso. Tenemos la
aguja de platino y ahora salvaremos a Abraham y a las otras dos. Mira, ya
llegamos a Eclissis.
Los dos llegaron a
Eclissis pero antes de reunirse con el resto fueron a la sala donde guardaban
las estatuas de Abraham, Eryn y Sina y Kuroi sacó la aguja de platino.
-¿Y ahora qué?
-Creo que tengo que
pincharles con ella.
-¿Y ya está?
-Sí, creo que sí.
-¿Y a qué esperas?
Kuroi parecía
preocupado pero aún así se acercó a las estatuas y pinchó primero la de
Abraham, la piedra se hizo añicos al instante y el Elegido salió libre de su
interor.
-¡Maldito Ca...!
¿...? ¿Qué...? ¿Kuroi?
-Espera un momento
Abraham.
Kuroi se dirigió
entonces a Sina y Eryn repitiendo el proceso y liberándoles de la piedra.
-¡Kuroi! -¡Ah!
-¿Nos explicas ahora?
-¿Qué ha pasado?
-Kuroi os ha salvado.
La nueva mascota de Caos os petrificó y os ha curado con la aguja. ¿Recuperarás
ahora tu Llave espada, Kuroi?
-No. Me temo que el
contrato duraba más tiempo.
-¿Has perdido tu
Llave espada, Kuroi?
-No importa. El caso
es que vosotros estáis bien.
-¿Y quién ese ese
chico?
-¿Éste...?
-Mmm... a mí me suena
mucho... Creo... que te vi hace un momento.
-¿Hace un momento?
-Claro, Jake. Para él
no ha pasado el tiempo petrificado. Te debió de ver aparecer usando la barrera.
-Oh...
-¿Y la reina?
-No sabemos. Acabamos
de llegar. ¿Por qué no nos reuni...?
Abraham no dejó
terminar la frase, salió disparado hacia la búsqueda de la reina, luego se fue
Sina y al final sólo se quedaron Kuroi, Jake y Eryn.
-No nos has
respondido quién es el chico.
-Soy un Elegido que
vino a ayudar, nada más.
Jake también se fue
dejando a los dos a solas.
-Es muy sospechoso.
-No, no lo es. Puedes
confiar en él, Eryn.
Kuroi también se fue
a marchar pero Eryn le detuvo.
-Oye, eso de la Llave
espada.
-No te preocupes, la
recuperaré, vuestra vida era más importante.
-Gracias, Kuroi.
-Ey, aún no podemos morir, ¿recuerdas?
Ambos sonrieron y siguieron a los demás.
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