jueves, 25 de octubre de 2012

Capítulo 10: Consejos sin sentido



Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:

http://www.youtube.com/watch?v=mcwvr4BwF9w

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Mickey y Eleone no tardaron en llegar al despacho de Yensid apareciendo de la nada, aquel viaje trastornó bastante a la reina que parecía mareada.

-Agg… ¿Pero qué…? No vuelvas a hacerme viajar en eso…
-Lo siento, majestad. Eh, Yensid, ya hemos vuelto.
-Hola, reina Eleone. Siento no haber ido a tu reunión, pero… tenía otros asuntos…
-¿Es verdad lo que ha dicho, Mickey? ¿Has encontrado un Avatar?
-Así es. Pero no te he invocado aquí sólo para eso.
-¿No? ¿Y qué más quieres?
-En la carta…
-Ponía que estabas buscando a los Avatares, querías usarlos para despojar a Caos de sus poderes… Yo… juraría que mis visiones.
-Eran ciertas. Viste caer a los Avatares.
-¿Entonces?
-Viste dos luces en tus sueños.
-Claro, una era Danna y la otra… ¿no era yo?
-¿Tú te pudes ver a ti misma cuando miras al frente?
-Yo… no… Entonces, ¿la otra Luz…?
-No es solo una, majestad. Las premoniciones no te enseñan todo, sólo lo que ellas quieren.
-¿De dónde proceden?
-No estoy muy seguro. Pero a parte de los Avatares de la Luz, quería hablar de otra cosa contigo. Tuviste cierto visitante indeseable no hace mucho, ¿verdad?
-El hombre de los ojos amarillos… ¿Quién es?
-Y los espectros, ¿no es así?
-¿Están conectados?
-Son sus mensajeros. Tu madre los veía.
-¿Sus mensajeros? ¿De quién? ¿Quién es?
-Me he pasado muchos años en esta torre observando lo que pasaba en el Reino de la Luz. Como un faro en la noche, esperando ver los barcos que se aproximaban. Y por primera vez en mi vida veo llegar un barco más grande de lo que puede iluminar mi faro.
-Él dijo… que el Reino de la Luz dejaría de existir. Ahora tengo demasiados problemas en la cabeza por culpa de Caos. No puedo ponerme a pensar en otra cosa.
-Y haces bien, majestad. Ambos son un problema muy serio. Aunque aún no puedo vislumbrar cual es el problema que el otro hombre trae consigo. Busca a las Princesas del Corazón.
-¿Por qué?
-Sabes lo que abren. Lo que abrís.
-El Reino de los Corazones. ¿Qué es en realidad?
-Es el origen de todos los Corazones, de allí proviene la Luz con la que todos estamos creados. Unos más que otros.
-¿Caos no sabe de su existencia?
-Nunca le dio demasiada importancia a algo que no puede controlar.
-Pero…
-El Reino de los Corazones no es algo que se pueda controlar con sólo abrirlo, majestad. Se requiere un gran poder que pocos tienen.
-¿Un dios Oscuro?
-No. Ellos están corruptos, la Luz del Reino de los Corazones les asusta.
-Entonces…
-Un dios de la Luz.
-¿Existen?
-Sólo queda uno…
-Alejandro…
-Él controlaba la Luz del Reino de los Corazones. Era tan poderoso que incluso con la puerta cerrada podía invocar su poder.
-De verdad le necesitamos...
-Pero no debes preocuparte. Cyan ya ha marchado en busca de las otras dos Gemas.
-¡¿Cyan?!
-No te preocupes por él, majestad. Sabe cuidarse. Pero Caos… no parará hasta liberar a Ánima. Y ése es nuestro mayor problema ahora, pues sólo necesita la sangre de tu hermana para romper el sello. El barco que mi faro no puede alumbrar aún está muy lejos.
-Pero no podemos detener a Caos. Siempre encontrará una forma de entrar en Eclissis. Sólo podemos destruirle, pero… es muy poderoso.
-¿De verdad me estás pidiendo consejo, majestad?
-Tú le conoces, ¿no es así? Fue compañero tuyo…
-No. Mi compañero se llamaba Onrac y fue tragado por Caos. Y a Caos no le conozco, al menos no muy bien. Son las dos caras de una moneda.
-Pero Cyan dijo…
-No confundas mis palabras, majestad. Esa es la naturaleza del Corazón, que controla tu ser. Depende de cuanta Luz o cuanta Oscuridad haya dentro, tu personalidad será diferente. Onrac fue consumido por la Oscuridad de su Corazón y nació Caos. Onrac ya no existe.
-¿Y no podríamos traerle de vuelta?
-Mmm… Si supiésemos donde Caos guardó su Corazón… ¿de verdad quieres mi consejo, majestad?
-Sí. Sí, por favor.
-¿Harás lo que te pida sin rechistar?
-Dímelo ya.

Yensid caminó un poco haciéndose de rogar, Eleone esperaba ansiosa la respuesta.

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En la azotea del castillo de Eclissis, Keiro y Blanck se tomaban un descanso de su extensa y aparentemente indefinida meditación. Eran los únicos que no sabían si su entrenamiento tendría éxito o no.

-¿Por qué este cambio repentino, Blanck?
-Ahhhh, tú sabes. Supongo que es imposible no preocuparse por vosotros. No hacéis más que meteros de lío en lío. No siempre fui el tío arisco al que conocistéis… Durante un tiempo fui alguien despreocupado y… feliz.

Keiro suspiró, la batalla interna de Blanck por haber fallado a la persona más importante de su vida es algo que Keiro entendía pero que a la vez no sufría. Si alguna vez le pasaba algo a Bastet…

-Tío, eres muy fuerte. No sabes cuánto te admiro.
-Aggg, no digas esas tonterías, Keiro. No te pegan nada.
-En eso tienes razón… Pero bueno, no hace daño una de vez en cuando. ¿Has obtenido algún resultado de la meditación?
-No sabría decirte… La angustia sigue ahí y el lobo también.
-Quizás… quizás no tienes que deshacerte de él.
-¿A qué te refieres?
-¿No has pensado en aprovechar su fuerza?
-¿Aprovecharla? No sé. Cuanto más me transformo menos consciente soy.
-Pues quizás deberías entrenar eso. La consciencia. Puedo ser muy molesto cuando me lo propongo, ¿lo intentamos?
-¿Aquí en el castillo? No… no creo que sea una buena idea.
-Entonces salgamos de aquí.

Keiro invocó su Llave deslizador seguido por Blanck y se presenciaron en las afueras de Eclissis en menos de un minuto donde Keiro se posicionó delante de Blanck.

-¿Estás preparado? Mantén tu mente concentrada.
-Si te hago daño…
-Yo te detengo, no te preocupes.
-Pues no me hagas mucho daño a mí.
-Lo tendré en cuenta. ¡Vamos, Blanck!

Los rasgos faciales de Blanck se hicieron tan bestiales como de costumbre y sufrió una pequeña metamorfosis en la que sus piernas y brazos junto a su espalda, se arqueaban tomando su famosa postura cuadrúpeda.

-En esta forma aún mantengo la cordura, pero cuanto más daño sufro…
-¿Daño? ¿No hay una variante?
-Furia…
-¿Tengo que cabrearte?
-No es como si hiciera falta. Sólo tengo que recordar a Danna y mi incompetencia.
-Bueno, queremos que puedas controlar tu furia. Esa variante no vale.
-¿Y qué propones?
-Oscuridad…
-¿Oscuridad? Nunca lo he probado.
-Bueno, pues aprovéchate de mí, Blanck.
-Espero que no tenga efectos secundarios.
-No te preocupes, he estado practicando en secreto.
-Como Bastet se entere…
-Bastet no tiene que enterarse.
-OK. OK, lo capto.
-Bien, vamos allá.

Keiro invocó su aura de Oscuridad aunque mucho más tenue y débil que de costumbre, sabía los riesgos de invocar aquello. Poco a poco el aura se empezó a mover y rodeó a Blanck por completo.

-¿Qué…?
-Blanck, concéntrate. Que la Oscuridad no te despiste.
-Sí…

A medida que la Oscuridad se cernía sobre Blanck y éste se concentraba, una gran mata de pelo empezó a surgir de la nada, su cabello empezó a erizarse y asalvajarse, los colmillos crecieron bastante, las garras también. En unos segundos una fina capa de vello rodeaba todo el cuerpo de Blanck.

-Aggg… Kei… ro…
-¡Concéntrate, Blanck!

Keiro retiró el aura de Oscuridad apagándolo del todo, pero la transformación de Blanck ya había empezado.

-Agg… No…

Blanck clavó las garras en el suelo intentando que aquello bloquease más la transformación, ya le costaba bastante mantener la consciencia.

-No… no más, Keiro…
-Está bien. Ahora cálmate…
-Eso va a ser difícil…
-Relájate, piensa en algo bonito. Alguna escena tranquilizadora de tu vida.
-

Blanck entonces trajo a su mente los buenos ratos que pasaba junto a Danna en su Mundo, tirados en los campos de flores, montados en chocobo… Blanck se levantó otra vez a dos patas. Sus ojos eran totalmente amarillos e incluso su rostro daba un poco de miedo, pero parecía tener total control de su cuerpo.

-Muy bien, Blanck.
-Esto duele…
-¿Duele, Blanck?
-No puedo… no… Ag…

Blanck volvió a tenderse en el suelo y el dolor empezó a recordarle momentos desagradables de su vida. La transformación volvió a seguir su curso.

-Ke… Keiro, detenme.
-Blanck, ¡concéntrate!
-No… no… el dolor… ¡Detenme!

Keiro aprovechó el momento en que Blanck se debatía en el suelo para lanzarse y golpearle un poderoso espadazo en la cabeza que le hizo perder la consciencia, recuperando de nuevo su forma humana. Keiro luego cogió a Blanck en un hombro.

-Vale. Supongo que hemos ido muy rápido.
-¡Keirooo, Keirooo!
-¿Claudia?
-Keiro… Ah… Ah…

Claudia apareció desde la ciudad corriendo bastante cansada, se paró en frente de Keiro y empezó a decir cosas casi inentendibles.

-Es… Bas… Ah... Bas… tet… Ah... se ha… ido…
-¿Qué?
-Bastet, Keiro… se ha ido…
-¡¿A dónde?!
-El Maes… tro Cyan. Se fue y Bastet… no quiso dejarle solo.
-¡¿Que se fue?!
-Tienes que detenerla.
-Mierda. Cuida de Blanck, Claudia.

Keiro dejó de nuevo en el suelo a su amigo y luego invocó su Llave deslizador para salir volando detrás de Bastet, por suerte sus Corazones seguían conectados y podía sentirla en todo momento.

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-Son vuestros, secretos. No voy a revelarlos.
-Hay cosas que viste que no sólo nos conciernen a nosotros, ¿verdad?
-Pero no tienen importancia.
-No la tendrán para ti. ¿Qué viste, Vali?

Vali suspiró abatido, había prometido guardar los secretos, pero… no quería que se pusieran más pesados.

-Cosas de nuestro pasado, pero… ya no tienen porqué seguir afectándonos.
-Vali…
-Está bien, está bien. Pero sólo os contaré lo que os afecta a vosotros dos.
-Bien. -Vale.
-Lo tuyo, As, era sobre tu padre.
-¿Mi padre?
-Es un recuerdo muy antiguo que tienes de niño. El último día con tu padre.
-Sí, lo recuerdo muy bien. ¿Qué pasó?
-Hay un pequeño detalle… sé a dónde fue, pero… ¿de verdad quieres saberlo? Mejor dicho, si te lo digo, ¿me prometes que no irás a buscarle hasta que todo esto termine?
-Te lo prometo. Ahora Caos es más importante y lo entiendo.
-A él lo conoció tu madre en una de sus aventuras, en realidad es de otro Mundo, no es de Gemelus.
-¿Y de dónde es?
-Está en un Mundo llamado Camelot.
-¿Camelot? No me suena.
-¿Y yo?
-Sina… bueno, de ti no hay mucho que contar. No vi nada que fuera muy sospechoso. Y dado que los sueños eran nuestros y tu padre no le conociste…
-Ya… mi madre nunca me lo quiso decir. Seguramente ni ella sepa quien es el padre. ¿No había nada de interés?
-Tú sólo debatías con tu madre por cómo te había educado. En la sala no había nada ni nadie más. No pude sacar nada en claro.
-Ya…
-Bueno, ya os he dicho lo que queríais, ahora me gustaría seguir entrenando y pasando estos días con mi familia.

As y Sina se fueron por donde vinieron, aunque intentaron no darle muchas más vueltas a lo que Vali había descubierto.

-Al menos tú sabes quien es tu padre.
-Sina…
-No te preocupes. He vivido toda mi vida sin él. No le necesito.

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-Dejaos vencer, majestad.
-¡¿Cómo?! ¿A qué te refieres?
-No estáis preparados para luchar. No estáis preparados para ganar. No estáis preparados para vencerle.
-¿Y me estás pidiendo que nos rindamos? Debe ser una broma.
-Sólo los que sobreviven, viven para luchar otro día. Huír no es de cobardes, si tienes la intención de volver, es de sabios. No es más valiente el que se enfrenta al peligro sin posibilidades de éxito, si no el que utiliza con valentía las posibilidades que se le ofrecen.
-
-A veces se aprende más con una derrota que con mil victorias.
-Ya fuimos derrotados.
-¿Cuándo?
-¿Cómo que cuan…?
-Nunca habéis sido derrotados. En todas las ocasiones en las que habéis sido superados, alguien ha tenido que sacrificarse para que siguiérais adelante. Dime, majestad, si tuvieras que sacrificarte para que los demás siguieran adelante, ¿lo harías?
-Sin pensarlo.
-Pues ahí tienes tu respuesta. Llegado el momento, sabrás cuando debes sacrificarte.
-Pero si me sacrifico… no podré…
-No está todo perdido, majestad. Y no lo estará. Ahora debes volver a Eclissis. La batalla está cerca.
-Ya entiendo… Está bien. Gracias Yensid. En cuanto al otro Avatar…
-Yo la mantendré a salvo y llegado el momento os ayudará.

Eleone afirmó con la cabeza y se fue de allí montanda en su Llave deslizador.

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