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http://www.youtube.com/watch?v=dladnt3Fuzc
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Alexander no tardó en encontrar a Blanck y llevarlo ante la reina sin que el muchacho opusiera ninguna resistencia, desde que Danna había desaparecido, el joven licántropo había perdido la voluntad de vivir.
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Alexander no tardó en encontrar a Blanck y llevarlo ante la reina sin que el muchacho opusiera ninguna resistencia, desde que Danna había desaparecido, el joven licántropo había perdido la voluntad de vivir.
-¿Querías verme,
Avatar?
-Tiene un nombre,
Blanck
-Los nombres no
significan nada para mí. Su utilidad es… ambigua. Prefiero llamarla por lo que
es.
-¿Cómo te…?
-No importa,
Alexander. Déjalo estar. Blanck, sé que no es justo lo que pasó, pero…
-¿Me has traído sólo para echarme un discursito sobre las cosas que aún puede brindarme la vida?
-Yo también he
perdido a gente…
-Oh, sí, una gran pérdida.
Tus padres, dos personas que vivieron en el lujo y en la riqueza y que aunque
murieron jóvenes murieron como quisieron, siendo héroes. Eso díselo a mi padre
al cual persiguieron y cazaron por lo que era. O díselo a mi madre a la cual
apedrearon hasta la muerte por protegerme. Y por fin encuentro a una persona
que me comprendía y me quería por quien era y no por lo que era, y…
Blanck se detuvo de
golpe de dar explicaciones, se sentía ofendido sólo por la idea de que aquella
joven ingrata se quisiera meter en sus problemas.
-La única razón por
la que sigo aquí, Avatar, es porque Danna me pidió que te protegiera. Sólo
estoy esperando el momento en que ellos aparezcan y destruirles para poder
irme.
-A nosotros tampoco
nos importa lo que eres, Blanck. También te queremos por quien eres.
-¿Quererme? Sólo os
soy útil… Humanos, siempre creyéndose lo que dicen para sonar más creíbles.
-Eso no es verdad,
Blanck. Dime, ¿si conseguiste confiar en Danna, por qué te cuesta tanto confiar
en alguien más?
-¿Y por qué querría
hacerlo? Los humanos sois… egoistas y arrogantes… construís vuestras ciudades
encima de praderas y bosques para vivir cómodos en vuestra abundancia sin
importar lo que destruís con ello. Sólo os importáis vosotros mismos, aquello a
lo que llamáis humanidad. Es lo único por lo que lucháis.
A Eleone le estaban
afectando profundamente las palabras de Blanck, tenía razón en todo cuanto decía
pero… eso era lo que eran y eso era lo que tenían que proteger.
-¿Y tú por qué
luchas? ¿qué quieres proteger?
-La naturaleza. Los
animales, las plantas. Aquello a lo que vosotros no apreciáis. Lo mantenéis
fuera de vuestras ciudades, como si fuera otro Mundo diferente. Intentáis
domesticar a los que podéis y a los demás los cazáis.
-Aquí en Eclissis no
hacemos eso.
-¿Eclissis? Oh, bien,
un Mundo que se salva, como si el resto fuesen diferentes.
-No puedo hacerte
entrar en razón, ¿verdad?
-Ni siquiera sé qué intentas demostrarme, Avatar. Lucharé contra los Señores de la Oscuridad porque lo quieren destruir todo. Pero no veo lejano el día en que los humanos lo destruyan todo sin darse cuenta.
-Ni siquiera sé qué intentas demostrarme, Avatar. Lucharé contra los Señores de la Oscuridad porque lo quieren destruir todo. Pero no veo lejano el día en que los humanos lo destruyan todo sin darse cuenta.
-No mientras yo siga
siendo reina.
-Pues genial. Una
generación más que se salvará este Mundo. Seguro que te lo agradece.
-Educaré a mis hijos
para que así lo hagan. Y ellos educarán a los suyos.
-Hasta que nazca uno
con los cables cruzados. He visto muchos humanos de ésos. Nos estamos
enfrentando a cinco de ellos. Nadie está a salvo de la Oscuridad.
-Tú sí, ¿por qué?
Eres medio humano, ¿no?
-Por Danna… Como
Avatar tenía ese poder, destruir la Oscuridad. Ella protegió mi Corazón, pero
supongo que será cuestión de tiempo que me consuma.
-¿Quieres acabar como
ellos?
-¡Claro que no!
-Pues lucha, Blanck.
Lucha contra la Oscuridad. No defraudes a Danna.
-…
-Ella aún puede
verte. Y sentirte. Y no es como si nunca más fueras a verla. Algún día te
reunirás con ella. Todos nos reuniremos.
-¿Me estás pidiendo
que viva una vida sin ilusión esperando la muerte?
-No. Vívela haciendo que
Danna se sienta orgullosa de ti.
-Aún no entiendo la
finalidad de esta conversación, Avatar. Me parece que te sientes culpable o al
menos responsable de toda la gente infeliz aquí o en cualquier otro Mundo.
Debería bastarte con saber que me tienes como aliado y no como enemigo.
Aquello terminó de
llegar a lo profundo del Corazón de Eleone. Blanck había sabido donde tocar,
todo el daño que habían hecho a Eleone en su vida era arrebatándole a la gente
que amaba, pero Blanck sabía cómo hacerla daño con cada palabra que salía de su
boca. Blanck no medió ninguna palabra más y se fue, y Eleone no supo qué más
decir. Sí, era verdad, se sentía responsable de no poder hacer a todo el mundo
feliz y le dolía saber de veras que no podía evitarlo. Le tendría que bastar
con que no hubiera injusticia en su Mundo y hacer feliz a su hombre, pero en
realidad quería ser la heroína que fue su madre. Luchando por todos y para
todos.
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-¿Mataste a… mi madre?
-¿Mataste a… mi madre?
-Sí, con mis propias
manos…
El hombre ahora se miraba las manos impotente, intentando que todo aquello se borrase de su mente o de la misma historia.
-¿Por qué?
-Porque fui débil…
Porque la ira me consumió…
-Te hicieron lo mismo
que a Hilda y Zelda…
-¿Cómo dices?
-Fue Caos, no tú…
-¡No! Él sólo me dio
la herramienta, yo no supe controlarla… Fui yo quien lo hizo. No tiene menos
culpa el que se deja controlar que el que controla.
-No. Tienes razón.
Pero la solución no es alejarte de todo y de todos y desear que tus días se
acaben rápidos.
-¿Y qué querías que
hiciera? ¿Que me quedara con vosotros? ¿Que cuidara a los hijos de la mujer que
maté? ¿Viendoos todos los días y sabiendo que os arrebaté lo más importante de
vuestras vidas? Eráis tan pequeños…
-Eres un cobarde.
Pero ya no me importa. No he tenido una vida fácil y también he hecho cosas de
las que no me siento orgulloso. Pero sigo ahí, junto a los míos, ofreciéndoles
todo lo que puedo y protegiéndoles. Tú sólo… te rendiste. Y yo no soy quien
para juzgarte. Después de todo, como te he dicho, no he venido por mí. Sólo te
quiero para que nos cuentes lo que pasó. Luego eres libre de volver aquí y
esconderte como las ratas.
-Si hubiera sido
fuerte como Tristán… Si tan solo… hubiera podido ser fuerte y hacer lo que él
hizo…
-Caos se vengó después
de todo. Le arrebatastáis lo que más quería y él se vengó. Sólo Hilda y Zelda
han sido lo suficiente poderosas para sobrevivir, y aún así sólo están vivas
porque Caos las necesitaba. Ni Arturia, ni Tristán, ni tú… Él fue más fuerte
que todos vosotros. No te escondes por lo que hiciste. Tienes miedo…
-…
-Miedo de que la
Luz no pueda ganar. De que la Oscuridad
sea demasiado poderosa para enfrentarse a ella. No huyes del pasado, tienes
miedo del futuro. Viste lo que la Oscuridad era capaz de hacer… ¿Qué ocurrió
aquel día?
-…Arturia, ella perdió
su poder…
-No lo perdió. Se lo
entregó a sus hijas…
-¿Acaso no es lo
mismo? Ella y Tristán fueron los fuertes, le dieron la Llave del futuro a la
siguiente generación, pero sin su poder… no pudo liderarnos…
-¿Hilda y Zelda
también estaban aquí? Ellas dijeron que no, pero sé que mentían…
-Sí… estaban… No… no
puedo contarte esto a ti solo. Tienen que saberlo todos.
-Cuéntamelo a mí,
entonces. Yo se lo haré saber a ellos.
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Fueron Keiro y Bastet los que primero llegaron a su destino, Chrystalis, Bastet recordó que la última vez no visitó a sus padres y tuvo un pequeño encuentro con ellos antes de volver a ver al Maestro. Keiro estuvo en silencio todo el camino y la reunión, estaba distante.
Fueron Keiro y Bastet los que primero llegaron a su destino, Chrystalis, Bastet recordó que la última vez no visitó a sus padres y tuvo un pequeño encuentro con ellos antes de volver a ver al Maestro. Keiro estuvo en silencio todo el camino y la reunión, estaba distante.
-Me alegro de volver
a veros, mis aprendices.
-Maestro, tenemos que
solicitarte algo.
-Soy todo oídos,
Bastet.
-Tienes que venir con
nosotros a Eclissis. Es hora de que nos contéis todo lo que hicistéis.
-…
-¿Cómo me
encontraste, Maestro? Tiene algo que ver, ¿verdad? Por eso nunca me lo
contaste.
-…
-Garland ha muerto.
-¡…!
-¿Le conocías,
verdad?
-Sí…
-Ya… era de esperar.
¿Y qué más nos ocultáis?
-No es lo que creéis.
-¿Entonces?
-No sabíamos cuando
volverían a atacar. Queríamos que fueséis inocentes, que pudieráis tener una
vida normal.
-Pero no ha sido así.
Nos ha tocado luchar y como no nos preparastéis hemos tenido un fracaso tras
otro. Y yo el que más.
-Keiro…
-¡Si me contaras de
una puta vez de donde vengo!
-¡Keiro!
-…
-Un poco de respeto,
Keiro.
-¿Quién soy, Maestro?
¿Por qué a pesar de que la Oscuridad me ha trago sigo… entero? ¿Y por qué mi yo
del futuro vino a salvarme? ¿Cómo es todo eso posible?
-No lo sé. Me
pidieron que no hiciera preguntas. Y no las hice.
-¡¿Quiénes?!
-Keiro…
-¿Quiénes, Cyan?
-Tus padres… Ellos me
dieron tu protección. No es tuya la culpa de haber caído, es mía…
-Sí, es totalmente
tuya.
-¡Keiro!
-No… provienes del Reino
de la Luz, Keiro.
-¿Cómo…? -¿…?
-Provienes del de la
Oscuridad.
-¿Es… eso posible?
-Hilda y Zelda nos
contaron que hace mucho tiempo el Reino de la Oscuridad dejó de tener
habitantes cuando los cuatro Dioses oscuros lo destruyeron todo.
-Y os contaron la
verdad. Pero… el tiempo en el Reino de la Oscuridad y en el Reino de la Luz no
van a la vez. De todas maneras, Keiro, tú no naciste allí, aunque tus padres sí.
-…
-Por eso la Oscuridad
crecía en ti a esa velocidad, Keiro. El Reino de la Oscuridad es totalmente
inverso al nuestro, mientras aquí la gente nace con un Corazón de Luz y una
pizca de Oscuridad.
-Yo nací con un Corazón
de Oscuridad y una pizca de Luz…
-Bueno, en tu caso no
fue una pizca, ya que naciste aquí… Y por eso no desapareciste cuando la
Oscuridad te consumió, tu Corazón se siente completo en la Oscuridad.
-Yo desaparecería si
la Luz me dominase… no al revés.
-En efecto…
-¿Entonces la
conexión que realicé fue en vano?
-No, Bastet. Era
necesaria. Para el Reino de la Luz Keiro es un extranjero igual que los
Sincorazón, si no hubieras conectado tu Corazón al suyo… no sé que habría
pasado…
-Soy una aberración…
-Keiro, no digas eso…
-Soy como los
Sincorazón.
-No, Keiro. Eres un
ser humano, igual que nosotros. Quizás el último de tu Reino, pero un humano…
La aberración son los Sincorazón… Es verdad que no deberías estar aquí pero tú
no tienes la culpa de lo que hicieron esos Dioses.
-…
-Tampoco te conté
esto porque no quería que te sintieras diferente, sólo quise darte una vida
normal.
-Pero ya nada es
normal… ni siquiera yo mismo…
-Keiro, esto no es el
fin. No estás destinado a perecer, igual que un habitante del Reino de la Luz
puede caer en la Oscuridad y encontrar un equilibrio, tú puedes dejarte dominar
por la Luz y encontrar tu equilibrio.
-¿Y cómo puede un
habitante de la Oscuridad dejarse dominar por la Luz?
-Eso… deberás
descubrirlo tú solo…
-Me lo suponía…
-Maestro... aún tienes
que seguir viniendo.
-Claro, Bastet.
Partamos cuanto antes.
Cyan se fue a
preparar algunas cosas dejando a Bastet y Keiro a solas.
-Keiro, ¿estás bien?
-No lo sé. Estoy
confuso.
-Keiro, no pienses en
ello. No eres tan diferente, después de todo uní nuestros Corazones. Si eso es
posible…
-Lo sé. Lo sé…
-Aunque suene
extraño, a mí no me importa de donde provengas. Lo que importa es dónde y con
quien has crecido. Pero en realidad lo único que debe importar es que a ti no
te importe y no lo que a mí me importe.
-Eso es un poco
enrevesado.
-¿Un poco? Ni
siquiera yo sé lo que he dicho.
Los dos se rieron a
la vez recuperando la sonrisa. Keiro dejó de darle importancia a aquello y ya
no se sentiría tan mal por tener todo su Corazón de Oscuridad pues era parte de
él, y mientras tuviera su Corazón unido al de Bastet, el Reino de la Luz no le
repudiaría. Si los Sincorazón se podían pasear por allí, ¿por qué él no? Aunque
eso no cambiaba que debía de seguir sin poder usar la Oscuridad para que no
consumiera el Corazón de Bastet.
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Los siguientes en llegar fueron Kuroi y Eryn a la Torre de Yensid, nada más entrar Mickey les dio la bienvenida.
Los siguientes en llegar fueron Kuroi y Eryn a la Torre de Yensid, nada más entrar Mickey les dio la bienvenida.
-Hola, chicos. Me
alegro de veros.
-Majestad. ¿Cómo sabías
que veníamos?
-Yo no lo sabía. Me
lo dijo Yensid.
-Era de esperar. ¿Está
en la torre?
-Sí, claro. Lleva
esperandoos un tiempo, se ha… enterado de todo.
-Ese tío me da
escalofríos.
-No seas gallina,
Kuroi.
-Perdóname,
señora-que-le-dan-yuyu-las-criaturas-de-la-luz.
-Déjame en paz.
Mickey les guió por
las escaleras laberínticas como si se hubiera aprendido el camino de memoria y
finalmente llegaron al ático donde Yensid les esperaba sentado en su butaca
delante de su escritorio.
-Hola, Elegidos.
-Hola, Yensid. -Hola.
-Habéis tardado en
venir.
-Lo sentimos. Pero hasta
que no nos lo mandaron...
-Ya… Como habréis
supuesto no voy a acompañaros a Eclissis, mis investigaciones son más
importantes.
-¿Cómo sabías…?
-Hablo con las
estrellas.
-Ya, claro… con las
estrellas…
-Pero os he dejado
una carta con todo lo imprescindible para que se lo déis a vuestra reina.
Yensid dejó la carta
encima de la mesa tras ignorar el comentario de Kuroi y Eryn se hizo con él en
un rápido movimiento de manos que dejó confuso al joven.
-¿Cómo va la
reconstrucción de Eclissis?
-Va…
Eryn lo dijo a medias sin saber como seguir la respuesta mientras se guardaba la carta.
-¿Y Garland falleció,
no?
-Sí. Caos le mató.
-Todo va como más o
menos lo predije.
-¿Predijiste la
muerte del abuelo de la reina?
-Era inminente.
Garland hacía tiempo que dejó de estar vivo. Al menos evitó que despertaran a Ánima.
-Tú también lo sabías
todo este tiempo.
-Y que tienen la
intención de traer a los otros tres. Eso es lo que trato de evitar desde esta
torre, joven. Esas… criaturas destruyeron todo el Reino de la Oscuridad en un
suspiro. No quiero descubrir qué harán con el Reino de la Luz.
-¿Se les puede parar?
-¿Cómo dices?
-Si llegado el
momento, Caos lo consigue. ¿Seríamos capaces de detenerles?
-¿No habéis sido
capaces de detener a Caos y queréis detener a cuatro Dioses oscuros?
-Mientras sigan
existiendo, la amenaza estará ahí. ¿No es mejor destruirles?
-Vaya, vaya, vaya… No
me esperaba esto… ¿De verdad me estás planteando la posibilidad de dejarles que
los traigan para acabar con su existencia? Poniendo todo el Reino de la Luz en
peligro durante el proceso…
-¿Y si no qué? ¿A
vivir la eternidad temiendo que consigan entrar ellos por su cuenta? Caos trajo
a Ánima, ¿cómo no sabemos que los otros Dioses le tienen envidia ahora y están
intentando seguirle?
-Porque el Reino de
los Corazones no se lo permite.
-…
-Nadie puede ir de un
Reino al otro sin que tenga una ayuda desde el otro lado.
-Salvo aquellos que
controlan la Oscuridad. Ellos pueden abrir portales.
-Por suerte para
nosotros los Dioses oscuros no tienen ese poder o no estaríamos teniendo ahora
mismo esta conversación. El problema es Caos, jovencita, no los Dioses oscuros,
muerto el perro se acabó la rabia.
-Yensid. Si trajo a Ánima,
¿por qué no trae a otro en vez de intentar liberar a Ánima?
-Primero, porque es más
fácil destruir un sello que realizar semejante proeza.
-¿Y segundo?
-Puede que Caos le
haya cogido cariño a esa cosa.
-Has dicho que es más
fácil romper un sello que traer a un Dios oscuro. ¿Cómo trajo Caos a Ánima?
-Como he dicho, está
todo escrito en la carta, ahora tenéis que iros antes de que nos descubran.
-Vámonos, Kuroi.
Eryn se levantó
indignada y cogió a Kuroi del cuello como tenía la costumbre últimamente para
llevarse a su compañero de aventuras de todas partes.
-A-adiós, majestad.
¿Qué haces, Eryn?
-Nos vamos. No nos
quieren aquí, y aún tenemos que pasar por Paraíso de camino a Eclissis.
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No muy lejos de allí, As y Sina aterrizaron en un extraño Mundo donde sintieron la presencia de la madre del primero.
No muy lejos de allí, As y Sina aterrizaron en un extraño Mundo donde sintieron la presencia de la madre del primero.
-¿De verdad sientes
aquí a tu madre?
-A mí me gusta.
Habían tenido que
atravesar una gran corriente de agua para llegar a un reino submarino iluminado
a lo lejos. Su tecnología no tenía comparación a la de Gemelus, pues parecía
combinar ciencia y magia a la vez.
-Es precioso.
-A mí me parece
horrible.
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